• Esa alteración afecta al 98 por ciento
de los pacientes con obesidad, dijo Matilde Valencia Flores, de
la Facultad de Psicología de la UNAM
• En agosto, se prevé que inicie la maestría
en Trastornos del Sueño, para formar recursos humanos que
atiendan la alta demanda, añadió
Casi 30 millones de mexicanos son afectados por la apnea
del sueño, uno de los más frecuentes trastornos del
dormir; está asociado al 98 por ciento de los pacientes con
exceso de peso, advirtió Matilde Valencia Flores, investigadora
de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
La apnea ocasiona frecuentes interrupciones de la respiración,
de aproximadamente 10 segundos cada una, y provoca ronquidos y un
sueño fragmentado que no es reparador. Cada episodio va seguido
de un intento súbito por respirar y un cambio a una etapa
de sueño más ligero.
Además, ocasiona que se colapse la vía aérea
mientras se duerme y es más frecuente en los obesos por el
cúmulo de grasa en la orofaringe, una región que abarca
la porción posterior de la boca, desde el paladar blando
hasta el hueso hioides, e incluye el tercio posterior de la lengua,
detalló la especialista.
“Las personas con apnea tienen que ser tratadas por
especialistas para reducir el riesgo cardiovascular y la somnolencia
diurna, que ocasiona que se queden dormidas con mucha facilidad
mientras trabajan, estudian, manejan o hablan por teléfono”,
destacó.
Hábitos inadecuados, insomnio y depresión
Las causas de los trastornos del sueño pueden ser
genéticas, étnicas, estructurales, funcionales y ambientales,
reveló Valencia.
“Puede que se encuentren dañadas algunas de
las estructuras que controlan el sueño o la vigilia, que
haya una disminución de algún neurotransmisor u hormona,
o que los hábitos en el dormir sean inadecuados”, como
la presencia de un televisor en la recámara o la modificación
de los horarios, por ejemplo, durante el fin de semana, señaló.
“Lo deseable es leer y ver la televisión en
otro sitio y tratar de acostarse y levantarse todos los días
a la misma hora”, recomendó.
Asimismo, dijo que ese tipo de trastornos están
determinados por factores fisiológicos, culturales y ambientales.
“Se tiene evidencia de que en las últimas décadas
ha disminuido, de manera progresiva, el tiempo total de sueño
y, por consiguiente, se padece una privación crónica”.
Esto ha sido posible por la presencia de alumbrado nocturno,
que ha permitido hacer actividades durante la noche, y crear empleos
en los que se trabaja las 24 horas del día.
El patrón natural de los humanos es diurno; entonces,
mantener un empleo nocturno genera una alteración del ciclo
sueño-vigilia y, con ello, se desincronizan otros ritmos
vitales. El sueño de día favorece alteraciones hormonales
y gástricas, advirtió.
El insomnio, a su vez, es un padecimiento frecuente. “Puede
representar consecuencias adversas para la vida laboral, social
y familiar. No es solamente una forma inadecuada o anormal del sueño,
sino un síntoma que puede estar asociado a gran cantidad
de trastornos psiquiátricos, médicos e incluso a otros
del dormir”, acotó.
Por su parte, la depresión también se asocia con trastornos
del sueño; en algunas personas causa somnolencia, mientras
en otras, ocasiona insomnio.
En todos los casos, aclaró Valencia Flores, es fundamental
contar con el diagnóstico de un especialista; se hace en
una clínica del sueño, donde el paciente duerme toda
la noche mientras se analiza con equipo especializado.
“Realizamos un diagnóstico mediante polisomnografía,
un estudio en el que se valora la actividad eléctrica cerebral,
la actividad electrocardiográfica, parámetros respiratorios
y movimiento; después, se puede dar el tratamiento adecuado”,
señaló.
La UNAM cuenta con dos sedes para este tipo de diagnósticos,
una en la Facultad de Psicología, y otra, en la de Medicina,
además de las que existen en los institutos nacionales de
salud.
Maestría en Trastornos del Sueño
En agosto próximo, se prevé que la Facultad
de Psicología de la UNAM empiece la impartición de
la maestría en Trastornos del Sueño, donde los alumnos
podrán profesionalizarse en esta área.
“El programa surge como resultado de la creciente
especialización de las alteraciones sueño-vigilia,
y de sus repercusiones en la salud en general y, muy particularmente,
sobre diferentes sistemas como el conductual, el motor y el cardiopulmonar”,
detalló Valencia Flores.
Este campo de estudio inició su consolidación
en la década de 1970 en Estados Unidos, donde se creó
la Asociación Americana de Trastornos del Dormir (AASM, por
sus siglas en inglés).
En México, destacados científicos han realizado
investigación básica al respecto, y en los últimos
15 años, se ha iniciado a nivel clínico. Los principales
institutos nacionales de salud cuentan con laboratorios y clínicas
en los que se atiende a pacientes con estos padecimientos.
“Por la complejidad que representa este campo, participan
en su desarrollo especialistas en neurología, psiquiatría,
neumología, otorrinolaringología, cardiología,
biología y psicología”.
En la maestría en Trastornos del Sueño participan,
por la UNAM, las Facultades de Psicología y Medicina, además
del Instituto de Fisiología Celular.
Otras entidades que colaboran son la Universidad Autónoma
Metropolitana Iztapalapa y cuatro institutos nacionales de salud:
el de Enfermedades Respiratorias Ismael Cosío Villegas,
el de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán,
el de Psiquiatría Ramón de la Fuente, y el
de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
“El programa tiene la ventaja de proporcionar una
formación teórico-metodológica integral, que
permitirá a los egresados diagnosticar al paciente, proporcionar
tratamientos que mejoren la calidad de sueño, realizar actividades
de investigación generando nuevos conocimientos sobre los
mecanismos que intervienen, formar especialistas de alta calidad
y realizar promoción pública de esta especialidad”,
concluyó.
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