• El riesgo en Internet es general, pero los
menores son más vulnerables por la falta de información
de los peligros que existen en el ciberespacio, advirtió
Rubén Aquino
• Indispensable alertar a los adolescentes de los riesgos
que se corren en esos espacios, recomendó el especialista
de la Dirección General de Servicios de Cómputo
Académico
• La tecnología puede brindar seguridad en estos
espacios, pero son insuficientes sin la participación de
los adultos, aclaró
El desafío de proteger los datos personales de menores
de edad no radica en herramientas tecnológicas como candados
o bloqueos automáticos, sino en la responsabilidad personal
y la incursión de los padres en esos espacios cibernéticos.
Los papás necesitan orientar a sus hijos sobre los
riesgos que enfrentan al ingresar en una red social, pues los menores
suponen que al ser un espacio intangible, es seguro; pero los peligros
son similares a los que enfrentan al estar en la calle, aseguró
Rubén Aquino Luna, jefe del departamento de Seguridad en
Cómputo de la Dirección General de Servicios de Cómputo
Académico (DGSCA) de la UNAM.
Los avances tecnológicos pueden brindar seguridad
en este aspecto, pues existen controles para padres en los que se
estipula qué contenidos pueden o no ser consultados por los
menores. No obstante, los adolescentes no sólo interactúan
en estos espacios en casa, sino en lugares públicos como
cafés Internet, teléfonos móviles, hasta a
través de las consolas de videojuegos, sin que se pueda mantener
dicha vigilancia, sostuvo.
Una alternativa, afirmó, radica en que los padres
sean parte de los contactos de sus hijos en la red social que frecuentan.
Esta acción, incluso, podría ayudar a que conozcan
cosas, gustos y hasta los amigos de sus vástagos que desconocen.
Aunque algunos (papás) desconocen muchas de las
aplicaciones del Internet, el desafío es que incursionen
en el espacio cibernético para estar pendientes de sus hijos.
“Se necesita estar cerca de los jóvenes no sólo
en casa y escuela, sino ahora también en Internet”.
Prohibirlo no es la solución, es mejor estar informados
y al pendiente de lo que hacen los adolescentes por este medio,
acotó.
Aquino Luna detalló que los adultos “no estamos
informados acerca de estos temas, los menores son los que están
pendiente de las nuevas redes sociales y servicios que brindan”.
Son pocos los padres que tienen conciencia de la inseguridad
a la que se enfrentan sus hijos al interactuar en estos espacios.
Hace falta información sobre los riesgos a los que se expone
al proporcionar datos personales a través del ciberespacio.
Estos riesgos los corremos todos. Conectarse a Internet,
implica peligros, como también existen en la vida cotidiana.
“Difícilmente darías tu dirección, teléfono
y demás a un desconocido en la calle, pero en Internet es
algo común”.
Debemos tener cuidado y estudiar las políticas de
privacidad que nos imponen determinados sitios. En ocasiones, “por
flojera de leer el documento relacionado no sabemos que pueden hacer
con nuestros datos”.
Aunque existe una ley de protección de datos personales,
esta se encuentra apegada a la responsabilidad del gobierno de resguardar
la información de la población; pero hablando de redes
sociales no existe un acuerdo, por lo menos con las empresas dedicadas
a esta actividad.
En ese caso, los acuerdos internacionales tienen que ser
con las compañías que proporcionan este tipo de servicios
como los recién firmados en la Unión Europea con los
17 sitios como: Dailymotion, Facebook, Google/YouTube, Microsoft
Europa, MySpace, Yahoo! Europa, Netlog, Arto, Bebo, Giovani.it,
Hyves, Nasza-klaza.pl, uno, Skyrock, StudiVZ, Habbo Hotel y zap.lu.
Estos sitios se comprometieron a tratar de impedir el uso por parte
de menores de edad para utilizar sus servicios, además de
colocar en su sitio un Informe de abuso accesible y fácil
de usar.
Se ha detectado, comentó, que el intercambio de datos por
estos medios es un riesgo para toda la sociedad, pero particularmente
para los adolescentes porque no son del todo conscientes de los
riesgos y peligros.
De entrada, subrayó, al registrarse en una red social
la información proporcionada se vuelve pública, y
lo ideal es que este proceso sea inverso: que desde un inicio estos
espacios sean privados y sólo personas autorizadas por el
usuario puedan acceder.
Se debe poner especial atención cuando una persona
tiene más de 2 mil amigos dados de alta en su red social,
pues seguramente sólo conoce al 10 por ciento de esa cantidad
de personas y el resto fue aceptado para tener “muchos amigos”,
concluyó.
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