• Nuestros pueblos originarios requieren un
acto reivindicatorio para su historia y su cultura, apuntó
• El rector de la UNAM dijo que existe el imperativo de
señalar un enorme rezago
• Inauguró el congreso internacional “Los indígenas
en la Independencia y en la Revolución Mexicana”,
organizado por la UNAM y el INAH
Mientras no encontremos la fórmula para asegurar
mejores condiciones de vida para la población indígena
del país, no podremos estar ética ni políticamente
tranquilos; existe el imperativo de señalar un enorme rezago
y un pendiente, advirtió el rector de la UNAM, José
Narro Robles.
En el auditorio “Jaime Torres Bodet” del Museo
Nacional de Antropología e Historia, sostuvo que debemos
revisar esas deudas que tenemos no con la historia, sino con el
presente y con el futuro de nuestros pueblos originarios.
Los pueblos originarios, subrayó, han sido protagonistas
en muchos de los procesos nacionales, regionales o locales, antes,
durante y después de la Independencia y la Revolución
y, por ello, tenemos que responder a esa condición.
Al inaugurar el congreso internacional “Los indígenas
en la Independencia y en la Revolución Mexicana”,
organizado por la UNAM y el Instituto Nacional de Antropología
e Historia (INAH), dijo que nuestros pueblos originarios merecen
y requieren un acto reivindicatorio para su historia y su cultura.
“Debemos hacerlo para quienes, con orgullo y voluntad,
han soportado los embates de las supuestas modernidades en todos
los tiempos y momentos”. recalcó.
El rector de la UNAM consideró que para quienes
han resistido la ignorancia que de ellos se ha hecho, la negación
de sus derechos, y la falta de cumplimiento de sus demandas y planteamientos,
es indispensable este acto reivindicatorio.
Tan sólo en Australia, reveló, en materia
de esperanza de vida, los indígenas tienen 20 años
menos que el resto de la población. En ámbito de la
pobreza en América Latina, en Paraguay los pueblos originarios
tienen una condición ocho veces más desfavorable que
otros grupos; en Panamá, la cifra es seis veces y en México,
es casi tres veces inferior.
Alfonso de Maria y Campos, director del INAH, apuntó
que en este nuevo siglo los indígenas han dejado de ser objetos
de estudio para ser sujetos de su propia historia, y como actores
privilegiados del mundo contemporáneo, han brindado a todos
los mexicanos una enseñanza fundamental.
A su vez, Miguel León-Portilla, investigador emérito
de esta casa de estudios, calificó como una buena idea realizar
conmemoraciones, siempre y cuando sirvan para atender la problemática
de los 13.7 millones de indígenas que habitan nuestra República.
Ellos son la raíz más honda, los herederos de una
civilización originaria, el subsuelo en el que se funda el
ser de la nación mexicana.
Por su parte, Alicia Mayer González, coordinadora
de la Comisión Universitaria para los Festejos del Bicentenario
de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana,
y directora del Instituto de Investigaciones Históricas,
mencionó que por diversas causas los grupos indígenas
han sufrido merma en su población y un impacto demográfico
que los convirtió en minoría, la mayoría de
las veces relegada, marginada, discriminada, y hasta exterminada.
A la inauguración del congreso, que se efectuará
desde hoy y hasta el viernes en Antropología y en el Salón
de Actos del IIH, asistieron, entre otros, Estela Morales Campos,
coordinadora de Humanidades; Diana Magaloni, directora del Museo
Nacional de Antropología e Historia; José del Val,
director del Programa Universitario México Nación
Multicultural, y Juan Gregorio Regino, escritor Indígena.
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