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En la FES Cuautitlán se fabrican a partir de extractos
de plantas medicinales y de ornato, para controlar insectos y
malezas dañinos
• El objetivo, controlar plagas y evitar el uso de agroquímicos,
que cada año provocan la destrucción de un tercio
de la producción de alimentos básicos
La humanidad depende del consumo de vegetales, cultivos
y cereales aunque, anualmente, una tercera parte de la producción
de esos alimentos se destruye, principalmente por el ataque de insectos
y maleza, lo que hace imprescindible el estudio de nuevas formas
de control de plagas.
Plaguicidas debidamente formulados e inocuos para la humanidad,
de bajo costo y calidad confiable, serían provechosos para
el sector agrícola; Por ello, investigadoras de la Facultad
de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, desarrollan
bioplaguicidas a partir de extractos de plantas medicinales y de
ornato, para controlar insectos y malezas dañinos, sin necesidad
de introducir pesticidas tóxicos.
El uso de agroquímicos contribuye a la contaminación
del subsuelo, suelo y medio ambiente; de ahí, la necesidad
de establecer otras formas de control de plagas y enfermedades vegetales,
para incrementar su producción sin ocasionar daños
significativos a esos sistemas, explicaron Ofelia Grajales Muñiz
y María Elena Quintana Sierra, responsable y colaboradora
del proyecto, respectivamente.
Cada año, un tercio de la producción de alimentos
básicos y de hortalizas se destruye debido a las plagas o
al uso de agroquímicos, y aunque estos últimos son
agresivos y merman la producción agrícola, se siguen
utilizando.
Por ello, tienen que generarse insecticidas naturales,
a partir de extractos vegetales, como una opción de seguridad
ambiental. Los bioinsecticidas, a diferencia de los plaguicidas
convencionales, resultan baratos, no contaminan, no generan alteración
en los seres humanos, ni resistencia a sus componentes; tampoco
afectan a los predadores naturales, ni alteran los ciclos de vida
de los polinizadores.
El grupo de investigación, dirigido por Grajales
Muñiz, trabaja en la obtención de esos productos naturales
o biocidas, a partir de extractos de té de limón,
eucalipto, cempasúchil, ajo, cebolla, chile habanero y de
árbol, santa María, tejocote, higuerilla y maravilla
amarilla.
Hasta el momento, se han analizado principalmente el ajo,
el chile y la cebolla, por separado o en combinación, y se
han manejado solos o en disoluciones alcohólicas (al 100
ó 75 por ciento) contra el caracol en nopaleras, el pulgón
en rosales y la cenicilla en cempasúchil, dijo la universitaria.
“En el caso del caracol, el biocida repele la plaga
y disminuye la población; en cuanto al rosal, los pulgones
se vieron altamente controlados y permitió que la flor resurgiera
sana”, señaló.
El té de limón inhibió la germinación
de plantas arvenses o mala hierba, que se han hecho resistentes
a herbicidas como el Fenoxaprop-p. El ajo, cebolla y chile de diferentes
especies han resultado eficaces contra el pulgón, la mosquita
blanca, hongos como trips, alternaria y la cenicilla.
Los metabolitos secundarios
Comúnmente, las plantas medicinales y de ornato
generan sustancias orgánicas, que producen bajo situaciones
de estrés y como mecanismo de defensa; se denominan metabolitos
secundarios (alcaloides, fenilpropanoides, compuestos fenólicos
e isoprenoides, entre otros) y ejercen un efecto biocida que las
autoprotege del ataque de agentes patógenos como hongos,
bacterias, virus y algunos insectos o ácaros.
Esos metabolitos son aprovechados para obtener los extractos.
“Utilizamos tallo, raíz, hojas o las plantas completas;
para probar los efectos biocidas, se aplica en especies con un alto
porcentaje de germinación como jitomate, frijol, maíz,
rábano y chile; si los extractos tienen sustancias con carácter
biocida, entonces impedirán la germinación de las
semillas”, indicó Grajales.
El equipo de la FES Cuautitlán, donde también
colaboran Rocío Azcárraga Rosete, Ma. del Carmen Barrón,
Juan Carlos Rodríguez Huerta y Juan Garibay, pretende una
“alternativa saludable para el ambiente”, a través
del potencial natural que tienen las plantas para defenderse.
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