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Las poblaciones asentadas en esas áreas sufrirán
directamente las consecuencias del incremento del nivel del mar
y de la intensidad del oleaje, como la acelerada erosión
de las playas, dijo Alfonso Vázquez Botello, del ICMyL
de la UNAM
• Además, las costaneras mexicanas también
son amenazadas por huracanes, cuya frecuencia y fuerza se han
incrementado en los últimos años
• A pesar de las advertencias, casi todas las comunidades
del país que sufrirán los efectos del cambio climático
aún no cuentan con un sistema de alerta temprana
En los últimos años, meteorólogos
y oceanógrafos de todo el mundo se han dedicado al estudio
de los efectos del cambio climático, especialmente en zonas
costeras, debido a la importancia ecológica, social y económica
que éstas representan para el planeta.
“Las poblaciones asentadas en esas áreas sufrirán
directamente, unas más que otras, las consecuencias del incremento
del nivel del mar, pero también de la intensidad del oleaje.
Uno de esos resultados es la acelerada erosión de las playas,
con la subsecuente destrucción de la infraestructura asentada
en ellas”, dijo Alfonso Vázquez Botello, del Instituto
de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.
En lo referente a las costaneras mexicanas, otro fenómeno
que las amenaza son los huracanes, cuya frecuencia y fuerza también
se han incrementado.
“En el país tenemos más de 10 mil kilómetros
de litorales, pero no todos son vulnerables a los efectos del cambio
climático”, aclaró el investigador.
En el Golfo de México existen tres regiones vulnerables:
la parte norte de Tamaulipas; parte de la costa del sureste, a partir
del sur del estado de Veracruz, y la Península de Yucatán,
hasta Belice. Asimismo, en el Océano Pacífico hay
otras tres: la costa de Sinaloa, al norte; el litoral sur de Oaxaca,
y la costa de Chiapas.
“La altura máxima sobre el nivel del mar de
Isla del Carmen, en Campeche, es de 70 centímetros; si el
nivel aumenta unos 50 centímetros, el lugar se inundaría
casi en su totalidad. Una ola de unos dos metros de altura dejaría
bajo el agua una gran extensión. Ésa es la vulnerabilidad
de la que hablo, y en ciertos sitios ha crecido de manera notable“,
ejemplificó el universitario.
En el caso del sur de Veracruz, por la región de
la Laguna de Alvarado, el riesgo se debe a la orografía y
a la geología, constituidas no por sedimentos consolidados
(rocas y acantilados), sino arenosos (playas muy bajas); aquí,
el efecto del incremento del nivel del mar y del oleaje podría
ser devastador.
Migrantes climáticos
En la costa de Chiapas, hace años ocurrió
un fenómeno hidrometeorológico terrible. Las lluvias
desatadas como consecuencia de un huracán desbordaron varios
ríos, entre ellos, el Coatán; arrasaron poblaciones
enteras.
Hace tres años, un frente frío originó
lluvias en las tierras altas de Tabasco, que casi desbordaron las
presas, y fue necesario abrir sus compuertas; el agua liberada bajó
con fuerza e inundó la ciudad de Villahermosa.
“Recientemente apareció una nota en la que
Sánchez Magallanes, un poblado de pescadores ubicado en Tabasco,
era presentado como uno de los sitios habitados más vulnerables
del sureste. Las fotos muestran algunas construcciones totalmente
fuera de la arena por el incremento de las lluvias y la erosión
de las playas.
“Sus habitantes han tenido que emigrar porque cada
vez es más difícil vivir allí, y son mencionados
–esto es muy importante– como las primeras víctimas
de los efectos del cambio climático“, refirió
Vázquez Botello.
Es posible que en un futuro cercano, debido a la elevación
del nivel del mar y a la fuerza del oleaje, los gobiernos estatales
prohíban los asentamientos urbanos en áreas costeras,
e incluso obliguen a los actuales pobladores a emigrar tierra adentro.
Dentro de los estudios de vulnerabilidad, se ha considerado
el fenómeno de la adaptación, pero algunas zonas ya
son tan vulnerables que no es posible que sus habitantes se adecúen
a las nuevas condiciones climáticas.
Entonces, “deberán emigrar porque, o se inundan,
o les cae un huracán; todo ello pone en riesgo sus vidas.
Si la vulnerabilidad es baja, sus residentes sencillamente se pueden
recorrer unos metros hasta donde estén seguros, y retomar
sus actividades“, dijo el experto.
Medidas preventivas
A pesar de las advertencias de los investigadores, casi
todas las urbes mexicanas que sufrirán los efectos del cambio
climático aún no cuentan con un sistema de alerta
temprana, y la mayoría de sus habitantes no sabe que vive
en sitios vulnerables.
De ahí la importancia de contar con un plan nacional,
y varios estatales, de acciones frente a ese fenómeno, y
con un sistema de alerta para las localidades expuestas.
“Una parte importante de los estudios que hemos realizado
se relaciona con la identificación y el tamaño de
esos sitios. El gobierno federal ya tiene resultados, con el porcentaje
de la población y de la superficie vulnerables”, concluyó.
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