•
El profesor del Instituto de Matemáticas Unidad Cuernavaca
de la UNAM, recibió el premio por parte del gobierno de
Morelos
• Su trabajo se centra en la representación algebraica
de funciones especiales, que a futuro podrían conciliar
la Mecánica Cuántica con la Teoría de la
Relatividad
En la década de los 50, el doctor Natig Atakishiyev
Mekhdiyev fue testigo de un milagro, “¿o de
qué otra manera podría llamar a los cursos de Mecánica
Cuántica que tomé en mi natal Azerbaiyán?”,
pregunta, para luego añadir: “Era increíble
ver cómo los físicos usaban esas construcciones matemáticas
para describir partículas que no pueden ser vistas, pero
que ahí están”.
Aquellas clases universitarias despertaron en el académico
un interés que conserva aún hoy en día: buscar
la armonía entre física y matemáticas mediante
la interpretación algebraica de funciones especiales, labor
por la que recientemente ganó el Reconocimiento al Mérito
Estatal de Investigación, concedido por el estado de Morelos.
“Este galardón se entrega por los resultados
de un año, y en 2008 publiqué cuatro artículos
relacionados justo con mi línea de trabajo: funciones que
expresan, de manera matemática, propiedades de los modelos
físicos”, expuso.
El premio, otorgado al profesor Atakishiyev en el rubro
de Investigación Científica, es también un
reconocimiento al quehacer realizado por el Instituto de Matemáticas
(IM) Unidad Cuernavaca, donde el catedrático desarrolla sus
investigaciones desde 1994.
Visionario al estilo de Hermite
Del matemático francés Charles Hermite (1822-1901)
se dice que era un hombre agudo, metódico y sumamente adelantado
a su época. “De hecho, fue hace más de 150 años
que Hermite propuso sus polinomios, sin imaginar que éstos
terminarían siendo fundamento de la Mecánica Cuántica.
Lo que realizamos ahora se parece un poco a lo que hizo este francés:
crear un sistema cuyas aplicaciones aún no son claras, pero
que podrían tener gran impacto a futuro. No puedo calcular
cuándo podremos usar estos resultados… Quizá
necesitamos esperar un poco, como hizo Charles Hermite”.
Sin embargo, la apuesta es ambiciosa, porque sin adelantar
vísperas, Atakishiyev dice que la propuesta que actualmente
desarrolla en el IM, podría conciliar, de una vez por todas,
la Mecánica Cuántica con la Teoría de la Relatividad.
El profesor explica que desde hace 40 años, muchos
científicos han intentando empatar las nociones cuánticas
con las ideas de Einstein, pero infructuosamente. “Quizá
con lo que planteamos esto sea factible, pero ese ya no es nuestro
problema, sino de los matemáticos de generaciones futuras”.
Por ahora, el investigador dedica su tiempo a lo que él
llama q-Extensiones de Funciones Especiales Clásicas, “es
decir, a estudiar funciones especiales con un parámetro adicional,
al que dimos el nombre de la vigésima letra del alfabeto”.
Esta propuesta que abre múltiples perspectivas a
futuro, nació hace seis décadas, cuando el joven Atakishiyev
se dio cuenta de que matemáticas y física están
íntimamente ligadas, por eso no es de extrañar la
afinidad que siente por Charles Hermite, quien en el siglo XIX escribía:
“Los números y funciones del análisis no son
producto arbitrario de nuestro espíritu (…), los descubrimos
y estudiamos al igual que los físicos”.
Un mexicano nacido en Azerbaiyán
Natig Atakishiyev nació en Azerbaiyán hace
71 años, “un país de la ex Unión Soviética
que culturalmente tiene más que ver con los turcos que con
los rusos, quizá por eso me siento más a gusto viviendo
aquí que muchos colegas de Moscú, que simplemente
no se hallan”.
Nacionalizado mexicano, el matemático se quedó
en nuestro país sin siquiera planearlo, pues en una de sus
múltiples visitas a Cuernavaca, se enteró de la sorpresiva
caída de la URSS. “Era 1991, y por TV vi que las cosas
estaban muy mal en mi nación y que prácticamente no
tenía a dónde regresar. Entonces el doctor Kurt Bernardo
Wolf me dijo, ‘¿y por qué no te quedas aquí?
Podemos hacer mucho’, y acepté, la idea era permanecer
un año… Ya llevo 16”.
Entre las cosas que ha hecho el profesor Atakishiyev sobresale
su colaboración a la hora de fundar del Instituto de Matemáticas
Unidad Cuernavaca (“donde trabajo desde el primer día”),
sus aportaciones científicas y el sinnúmero de estudiantes
que bajo su tutela han descubierto que las matemáticas tienen
dimensiones insospechadas.
Sin embargo, reconoce que una de las cosas que más
le ha costado trabajo es aprender español. “Comencé
a estudiarlo a los 55 años, algo que resultó sumamente
difícil para alguien que hasta 1994 sólo sabía
decir en castellano ‘bésame mucho’, y eso por
la canción de Consuelo Velázquez, sumamente popular
en la URSS”.
Profesor en la Academia de Ciencias de Azerbaiyán
y en muchos otros lugares, el académico no titubea al decir
que “en ninguno encontré las facilidades, infraestructura
y apoyo que me dio México… Puedo decir que aquí
me siento en casa”.
Problemas que mantienen vivo
Para Atakishiyev no cabe duda, “ver de golpe un problema
y saber que uno sabe la respuesta es casi una revelación
divina”, y recordó que hace no mucho, un joven matemático
estadounidense planteó una incógnita matemática.
“En ese momento dije, ‘yo puedo resolver eso’,
sin que mediaran siquiera dos segundos”.
Llegar a la respuesta le tomó tres meses, “porque
hacerlo demanda un complicado y meticuloso proceso, pero la respuesta
estaba ahí desde el principio”.
Y es que para Atakishiyev, esta obsesión es la característica
esencial de todo matemático; de hecho, “puedo súbitamente
abstraerme pensando en estos asuntos, hasta que mi esposa me grita:
‘¡hey! Regresa con nosotros’, o no dormir preguntándome,
¿por qué no puedo entender esto?”.
“Los problemas matemáticos hacen que canalicemos
nuestros esfuerzos y nos ayudan a sobrevivir. Solucionar un enigma
es lo más gratificante que hay. Si no tuviéramos este
tipo de incógnitas esperándonos al día siguiente,
los matemáticos no viviríamos tanto”.
– o0o –