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La falta de regulación en Internet hace imposible poner
freno a los ataques que dirigen niños abusivos contra sus
compañeros, aseguró Mónica González
Contró
• Según la integrante del Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, México carece de una cultura
de respeto a los derechos de niños y adolescentes
La violencia escolar ejercida entre compañeros ha
formado desde siempre parte del día a día en los salones
de clases; sin embargo, este fenómeno —que recibe el
nombre de bullying— se ha agravado a últimas fechas
debido a que la tecnología permite a los acosadores ir más
allá de las aulas y trasladar sus ataques al ciberespacio,
a sabiendas de que no existe autoridad alguna que regule el espacio
virtual.
Se debe considerar que cada vez es más común
que los niños y adolescentes usen el chat, los mensajes de
celular o las redes sociales para mantenerse en contacto con conocidos;
sin embargo, a veces donde esperaban hallar gestos amistosos, lo
que encuentran son actitudes hostiles y groseras, porque “el
ciberbullying tiene por fin denigrar a un joven en específico
frente a sus compañeros de colegio", expuso Mónica
González Contró, del Instituto de Investigaciones
Jurídicas (IIJ) de la UNAM.
A pesar de la angustia emocional y la preocupación
que generan estas actitudes, la vergüenza y el temor hacen
que los niños no pongan un alto a los ataques, amenazas,
insultos o burlas de un abusador.
Una de las tácticas más empleadas por estos
sujetos es colocar fotos o información comprometedora de
la víctima, disponible en las redes sociales y escolares,
o incluso llegan a crear cuentas o perfiles falsos para hacerse
pasar por el afectado.
También es común que realicen “encuestas”
para que sus compañeros voten y elijan a la persona más
“tonta” o “fea” del colegio, o que a través
del correo electrónico, el chat o mensajes telefónicos
amenacen e intimiden a los infantes.
Mónica González comentó que el hecho
de que haya maestros que toleren la violencia escolar representa
un problema serio, porque si en estos espacios (donde se supone
que existen figuras de autoridad encargadas de mediar en la interacción
entre los pequeños) se presentan estas situaciones, evidentemente
el asunto se “recrudece” en el ciberespacio, donde no
hay normas que frenen las agresiones.
Un día contra la violencia
Otro problema aún presente en el ámbito escolar
es que la creencia de que “la letra con sangre entra”
continúa siendo una máxima para muchos padres de familia
o profesores, quienes piensan que violencia y educación están
ligadas y por eso la justifican, dijo González Contró.
La especialista señaló que tradicionalmente
la idea de maltrato remite al castigo corporal; pero esta noción
debe ampliarse para comprender comportamientos como la descalificación,
otra forma de violencia. Por eso, cuando un profesor expone a un
alumno frente a sus amigos, lo expulsa del aula o le dice que “es
un burro”, en realidad lo agrede.
Cada 30 de enero se conmemora el Día Escolar de
la Paz y la No Violencia, y es que estas condiciones de hostilidad
al interior de los colegios se presentan porque “no existe
una cultura de respeto a los derechos de los niños y adolescentes;
pese a que existen instrumentos jurídicos, aún se
aprecian grandes deficiencias en la materia”, aseguró
la investigadora.
Instrumentos jurídicos
México cuenta con varios recursos que van desde
los tratados internacionales hasta la legislación secundaria,
como la Convención sobre los Derechos del Niño, que
tiene 20 años de ser el primer instrumento internacional
jurídicamente vinculante que incorpora toda la gama de derechos
humanos: civiles, culturales, económicos, políticos
y sociales.
En ella, se plantean y reconocen los principales derechos
humanos de los menores de 18 años, y establece que los países
suscritos deben garantizar medidas especiales de protección
y asistencia, así como el acceso a servicios como la salud
y educación.
Además, establece que se debe brindar información
para que los pequeños estén en posesión de
sus derechos y participen de forma activa y accesible en dicho proceso.
Cuando un Estado Parte, como México, se compromete
a armonizar sus leyes, políticas y prácticas, idealmente
deberían dar cumplimiento a las normas planteadas por la
Convención.
Este acuerdo fue ratificado por nuestro país en
1990, y justamente dio origen a la reforma del Artículo Cuarto
Constitucional.
Anteriormente, este apartado se limitaba a establecer que
los padres y tutores eran los responsables del cuidado de los menores,
pero hoy incorpora las palabras “niñas y niños”,
que dan cuenta de la especificidad de las personas a lo largo de
la vida.
Además, establece ciertos derechos a la satisfacción
de necesidades de alimentación, salud, vestido, vivienda,
así como la obligación que tienen tanto el Estado
como los padres y las instituciones.
A partir de ambos instrumentos, surgió la Ley Federal
para la Protección de los Derechos de Niñas y Niños
y Adolescentes, así como legislaciones locales en cada entidad
federativa.
El Estado, en deuda con los niños
Es preciso establecer mecanismos de participación
infantil, porque el autoritarismo dentro de la estructura social
se relaciona con la concepción de que los pequeños
no son titulares de derechos.
Mónica González señaló que
este panorama muestra que México ha cumplido con estos requerimientos
de manera desigual.
“Se ha avanzado en el país porque existe más
sensibilidad en cuanto al respeto de dichos derechos, pero aún
nos hace falta mucho trabajo por hacer”, concluyó.
– o0o –