Boletín UNAM-DGCS-036
Ciudad Universitaria
12:30 hrs. 17 de enero de 2010

 


PROVOCA DESNUTRICIÓN Y SOBREPESO LA PÉRDIDA DE DIENTES EN ADULTOS

 

• Según un estudio aplicado en el DF por Gloria Alejandra Moreno Altamirano, de la FM de la UNAM, por caries y enfermedad periodontal, las personas mayores de 50 años sólo conservan, en promedio, 19 piezas
• Los individuos en ese rango de edad corren un riesgo siete veces más de sufrir “mortalidad” dental, y las mujeres antes y en mayor cantidad que los varones

La “mortalidad” dental en adultos, o pérdida de dientes naturales por caries, menoscaba la capacidad masticatoria y propicia desnutrición y sobrepeso en personas mayores de 50 años, aseguró Gloria Alejandra Moreno Altamirano, investigadora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

Estudios realizados por la universitaria en el DF, indican que por caries y enfermedad periodontal, el promedio de piezas en adultos en ese rango de edad es de 19, cifra muy por debajo de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Para tener una buena función masticatoria, la OMS considera que se deben conservar, al menos, 20 dientes naturales de los 28 ó 32, incluyendo los terceros molares o muelas del juicio”, explicó.


Deficiencia orgánica

La capacidad masticatoria aumenta el flujo sanguíneo, estimula la actividad neuronal del cerebro e incrementa el flujo salival, fundamental para la salud bucal.

Según un modelo de clasificación de funcionamiento y deficiencias de la OMS, la pérdida por caries o enfermedad periodontal provoca deficiencia, discapacidad y minusvalía.

Perder un diente es una deficiencia orgánica, que se convierte en una discapacidad cuando impide masticar adecuadamente los alimentos, explicó Moreno Altamirano.

Además, estar `chimuelo´ puede convertirse en una minusvalía que deriva en aislamiento social pues, por pena, algunas personas ya no conviven ni van a fiestas; prefieren comer solas porque tienen que moler o picar sus platillos, o quitarse la dentadura postiza para alimentarse, señaló.

Al estudiar la dieta de personas con deficiencia masticatoria por mortalidad dental, detectó que, independientemente del nivel económico, existe menor variedad de alimentos que contienen, sobre todo, proteínas.

“Lo primero que dejan es la carne, y sustituyen los alimentos crudos por blandos, muchos de ellos ricos en carbohidratos, o no cumplen con el contenido nutricional de una dieta adecuada”, apuntó la egresada de la Facultad de Odontología (FO) de la UNAM.

Incidencia diferenciada

Si bien la mortalidad dental en adultos por caries y enfermedad periodontal no respeta nivel económico, edad, ni sexo, su incidencia es diferenciada.

“Los adultos con nivel socioeconómico bajo, corren un riesgo casi tres veces mayor de tener menos de 20 dientes naturales que las personas adultas con un nivel medio. Por otra parte, los individuos mayores de 50 años corren un riesgo siete veces mayor de sufrir pérdida dental que los menores de esa edad. En cuanto al sexo, las mujeres pierden piezas antes, y en mayor cantidad que los hombres”, comentó.

Un estudio en infantes realizado por Moreno Altamirano señala que la diferencia reside en que las niñas tienen más caries que los niños, porque en ellas aparecen primero los dientes permanentes.

“También es probable que para las mujeres, que asisten con más frecuencia al dentista que los varones, pero que no disponen de recursos para tratamientos odontológicos, la única opción sea la extracción”, opinó.

Hiposalivación
En su investigación, la universitaria también encontró que las personas que sienten la boca seca tienen, en promedio, menos dientes (16) que las que no experimentan esa sensación (21).

“Éste es un círculo vicioso: entre menos piezas, la masticación es más deficiente, hay menos estimulación de las glándulas salivales y, por ende, menos saliva (hiposalivación) y más sensación de boca seca; si no hay suficiente saliva, el ambiente bucal es más ácido y propicio para que se empiecen a cariar los dientes restantes”, explicó.

Esos factores también impiden integrar adecuadamente el bolo alimenticio para su fácil deglución; al comer carne, ejemplificó, ésta se hace pastosa.

Por si fuera poco, una persona con discapacidad masticatoria por falta de dientes deja los alimentos duros (carne y vegetales crudos) para nutrirse con comida blanda, molida o hervida, y pan. Las consecuencias son desnutrición y sobrepeso.

Estudios efectuados con pacientes de la clínica dental de la FO, derechohabientes de la clínica 4 del IMSS y pacientes ancianos del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, detectaron que quienes usan dentaduras postizas tienen problemas masticatorios porque 80 por ciento de esas prótesis están mal ajustadas.

De acuerdo con un cuestionario elaborado por la universitaria para evaluar la capacidad masticatoria y su impacto en la calidad de vida, las personas con este tipo de prótesis tienen porcentajes más desfavorables.

“Esperamos que el Cuestionario de Capacidad Masticatoria sea utilizado en centros del sector Salud para detectar problemas bucales y remitir a pacientes al servicio odontológico”, planteó.

Campañas de prevención
Próximamente, la investigadora iniciará un estudio sobre políticas de salud bucal en México, para saber qué se hace en ese sector a nivel preventivo y terapéutico, pues aunque se ha generalizado la política de no extraer piezas, normalmente se ofrecen tratamientos para caries incipientes y amalgamas, pero no endodoncias o incrustaciones.

“La pérdida por caries o enfermedad periodontal se puede prevenir con campañas en las que no sólo se recomiende higiene dental, sino también se muestre el impacto que tiene en la capacidad masticatoria, así como la necesidad de conservar los dientes para evitar enfermedades”, concluyó Moreno Altamirano.

Fluorosis dental en el DF

En México, como medida preventiva, desde la década de los 90 a la sal de mesa se le adiciona flúor, elemento que hace más resistentes los dientes y disminuye la prevalencia de caries.

Sin embargo, este programa de fluoración podría tener efectos adversos, como fluorosis dental y calcificación de la placa dentobacteriana en edades tempranas.

En el DF se ha observado una disminución de caries debido al consumo de ese producto y la aplicación tópica de gotitas de flúor, pero se ha detectado que los dientes de los adolescentes empiezan a tener manchas blancas, debido quizá a los altos niveles de ese elemento.

Un estudio de fluorosis dental en jóvenes de secundaria, realizado por Moreno Altamirano y Alberto Zelocuatécatl, de la FO, detectó que la placa dentobacteriana se empieza a calcificar en muchachos de 12 a 15 años, lo que podría propiciar la aparición de la enfermedad periodontal a edades más tempranas y, por ende, la pérdida de piezas.

Además, el país ocupa el primer lugar entre los consumidores de refrescos, cuya ingestión va asociada a las caries. Un ambiente ácido en la boca por comer dulces, principalmente, deriva en el desarrollo de bacterias que causan la desmineralización del esmalte, que precede a las caries.

En consecuencia, niños de tres a cinco años que padecen por dientes cariados, sufren el síndrome del biberón, es decir, se pasan el día con la mamila en la boca, tomando refresco, leche endulzada, chocolate o jugo.

La pérdida de dientes y la enfermedad periodontal no son parte normal del envejecimiento, más bien se relacionan con un alto consumo de azúcar en la dieta, con el tabaquismo y con una pobre higiene buco-dental.

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