• Ha participado en el desarrollo de 12
híbridos y cinco variedades mejoradas del grano
Por sus aportaciones de tres décadas al desarrollo
de híbridos y variedades mejoradas de maíz, Alejandro
Espinosa Calderón, profesor de la Facultad de Estudios
Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, fue distinguido
por el gobierno del Estado de México con el Premio Estatal
de Ciencia y Tecnología 2009, en la categoría de
Ciencias Agropecuarias y Biotecnología.
“El maíz es el grano más importante
para México y para el mundo, pues se cosechan 760 millones
de toneladas cada año en el planeta, lejos de las 580 mil
toneladas anuales de trigo, segundo cultivo del orbe”, destacó
el ingeniero agrónomo y doctor en genética.
En la Universidad ha participado, junto con la maestra
en ciencias Margarita Tadeo Robledo, en el desarrollo de 12 híbridos
y cinco variedades mejoradas de maíz; entre ellos las PUMA
1017, PUMA 1076, H-48 y H-50 para siembra en valles altos del
país (ubicados entre dos mil 200 y dos mil 600 metros sobre
el nivel del mar), apoyando con semillas de alta calidad a productores
agrícolas nacionales.
Actualmente, del maíz mejorado de la UNAM H-50
se siembran 35 mil hectáreas anuales en el territorio,
mientras del H-48 se cultivan 15 mil hectáreas cada año
en zonas altas del Estado de México, Puebla, Tlaxcala,
el Valle de México, Querétaro y Michoacán,
acotó Espinosa Calderón, maestro en la carrera de
Ingeniería Agrícola en la FES Cuautitlán
desde hace 28 años.
“Los híbridos contienen las mejores características
de dos ancestros, mientras las variedades mejoradas se obtienen
al sembrar las semillas del grano con mayores cualidades sin combinarlas.
Ambos implican mejoramiento in situ, parten del proceso
autóctono que durante siglos han realizado los grupos étnicos
del país, pero ahora incluimos en esta optimización
análisis científicos”, explicó en entrevista.
Para el investigador, el desarrollo de nuevo conocimiento
es un proceso integral en el que docencia, práctica e investigación
avanzan en conjunto.
“Una de mis grandes satisfacciones es el trabajo
con los estudiantes, quienes nos apoyan en sus prácticas,
servicio social y tesis en el análisis y desarrollo de
variedades mejoradas de maíz, mientras ellos aprenden conocimientos
científicos y la problemática del trabajo de campo.
Juntos encontramos nuevos problemas que buscamos resolver en el
laboratorio y en la práctica. Por ello, siento que este
premio es para todos los que participamos en este proyecto”,
consideró.
Maíz transgénico, riesgo innecesario
“El desarrollo del maíz a partir de cuatro
semillas de teocintle logrado por nuestros ancestros mesoamericanos
durante 330 generaciones, es una aportación de México
al mundo, que debemos conservar como alimento, patrimonio ecológico
y cultural”, afirmó el especialista, miembro activo
en un grupo científico que se opone a la introducción
de organismos genéticamente modificados en el cultivo tradicional
de México.
“El mejoramiento del grano no necesita genes de
otros organismos, el uso de transgénicos es un riesgo innecesario
que contamina cultivos nativos en un país que es centro
de origen de este grano”, afirmó el agrónomo,
reconocido con el nivel tres del Sistema Nacional de Investigadores.
Una sola planta produce de cinco a 25 millones de granos
de polen, que pueden contaminar con genes a cultivos nativos.
“Contaminar al maíz nativo con transgénicos
es un camino sin retorno”, aseguró.
Respetuoso del trabajo ancestral de muchas generaciones
de mexicanos, que por siglos de cosechas constantes lograron convertir
el teocintle en maíz, Espinosa Calderón iniciará
con un grupo de colegas un proyecto para demostrar que el uso
de transgénicos no mejora la productividad de los cultivos,
y sí causa contaminación genética.
“Junto con Antonio Turrent, Antonio Serratos, Hugo
Mejía Andrade, Elena Álvarez Buylla y Margarita
Tadeo planeamos realizar en las Islas Marías, o en Santo
Domingo, que es una zona alejada de la siembra de maíz
en Baja California Sur, un experimento para verificar lo que ocurre
con las razas de maíz mexicanas si son contaminadas con
un número grande de transgénicos (existen más
de 40).
“Es necesario llevar a cabo este tipo de trabajos
en un campo experimental aislado, para evaluar el desempeño
de esos cultivos y tener certidumbre de lo que ocurre”,
concluyó.
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