• Se basa en el uso de pulsos de láser,
combinado con sensores poliméricos, informó Crescencio
García Segundo, del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo
Tecnológico
• No generará efectos secundarios ni producirá
contaminación ambiental, explicó
• Ya se cuenta con un pequeño instrumento en forma
de anillo, y se han iniciado las pruebas con materiales que
simulan el tejido humano
En el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico
(CCADET) de la UNAM, un grupo de científicos encabezado
por Crescencio García Segundo, desarrollan tecnología
orientada a obtener un tomógrafo optotérmico que,
mediante pulsos de láser, permitirá hacer un diagnóstico
no invasivo de cáncer de mama.
Hasta ahora, se ha utilizado la mastografía de
rayos X, que requiere presión física del seno, lo
que no sólo es doloroso, sino una técnica con cierto
límite de confiabilidad.
En personas que no han amamantado y que tienen tejido
mamario denso, la imagen puede producir información confusa
y no permite un diagnóstico preciso; por ello, se recomienda
que el análisis se haga a mayores de 40 años, cuando
se tienen mayores probabilidades de desarrollar esa neoplasia,
y además se puede lograr un mejor contraste en las imágenes.
La otra técnica empleada, muy precisa, es la tomografía
por emisión de positrones (PET), pero requiere el uso de
material radioactivo, que puede producir efectos secundarios,
y por su costo, no resulta accesible para mucha gente.
El pudor, la desinformación y el miedo influyen
en la incidencia de este padecimiento, opinó el universitario.
Según datos de la Organización Mundial
de la Salud, al cáncer se atribuyen 7.9 millones de decesos
(alrededor de 13 por ciento de las defunciones) ocurridos en 2007.
El de mama ocupa el quinto sitio, con 548 mil 999 fallecimientos.
En nuestro país y en la Ciudad de México,
es una de las principales causa de muerte entre mujeres con más
de cuatro mil 200 víctimas anuales. Uno de los principales
problemas es la detección oportuna, porque entre 70 y 80
por ciento de los casos, las pacientes acuden a solicitar atención
en etapas avanzadas.
Por ello, “tratamos de mediar entre las dificultades
de la tecnología actual y desarrollar una propia”;
el reto es proponer soluciones viables, a un costo accesible,
que no generen efectos secundarios, y “que sean verdes”,
es decir, que no produzcan contaminación ambiental.
Para ello, en el CCADET se desarrollan sensores fototérmicos
capaces de detectar perturbaciones controladas inducidas en el
tejido, vía pulsos láser en el infrarrojo a 1064
nanómetros, completamente inocuos para el cuerpo.
Al respecto, García Segundo explicó que
no cualquier longitud de onda es útil para este propósito;
por ejemplo, la radiación ultravioleta produce radiación
ionizante, que crearía un problema mayor.
El funcionamiento del tomógrafo fotoacústico
se basaría en “excitar con luz y medir señales
ultrasónicas”. Una fracción de la luz láser
que estimula el tejido penetra en éste hasta una cierta
distancia antes de ser completamente absorbida.
Esta absorción da lugar a la propagación
de perturbaciones mecánicas, semejantes a ondas ultrasónicas.
En caso de que ese proceso tenga lugar en un tumor, la absorción
de luz es mayor y también se produciría una señal
más amplia respecto de la hallada en caso de que no lo
hubiera.
Los sensores con los que se cuenta, están hechos
de un polímero piroeléctrico, que produce un voltaje
ante un gradiente o un cambio abrupto de temperatura, que en este
caso es inducido mediante pulsos láser. El pulso de calor
se propaga por el tejido y produce una onda mecánica que
se detecta y mide, en forma de vibración, en un medio acuoso
externo.
Debido a que el tejido es complejo, la onda llega a los
detectores con irregularidades, así que el instrumento
debe ser capaz de discriminar cuándo las señales
provienen de tejido anómalo, respecto de uno sano.
Después de adquirir la información, ésta
se amplifica y se digitaliza para enviarse a una computadora para
el procesamiento digital de imágenes y su interpretación
apropiada, abundó el especialista.
Los integrantes del CCADET han iniciado pláticas
para establecer una colaboración con la Universidad de
Twente, Holanda. Un problema común es poder desarrollar
la electrónica requerida, que debe de ser capaz de eliminar
el ruido de fondo de las señales detectadas y mostrar la
información útil de manera óptima.
La idea de esta tecnología es que sea portátil
y, sobre todo, segura y confortable para la paciente. Además,
se pretende que sea económica, respecto a las tomografías
por rayos X o emisión de positrones.
A la fecha, se cuenta con el modelo aún básico
de un tomógrafo pequeño, en forma de anillo, y pronto
se espera obtener las primeras pruebas de imágenes tomográficas,
abundó.
Aunque existen dispositivos similares en Europa y Estados
Unidos, los desarrollos no han sido aprobados por las autoridades
para su uso médico. Hasta ahora todo es experimental.
Mientras, expuso el científico, junto con la Universidad
de Guanajuato, se realizan pruebas con materiales que simulan
el tejido humano (agar o grenetina pura con nanopartículas
de oxido de silicio y de titanio para aparentar las células
y estructuras que obstruyen el paso de la luz láser) y
se representa el proceso de medición de tumores.
Si bien la idea hacia el futuro, ideal de los sistemas
de tomografía, es tener imágenes en tercera dimensión
y maximizar la información y la precisión del diagnóstico,
aún no sería suficiente para detener este mal. Sin
embargo, ayudaría a detectarlo con anticipación
suficiente para tratarlo sin poner en riesgo la vida de quien
lo padezca, concluyó García Segundo.
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