Boletín UNAM-DGCS-006
Ciudad Universitaria
12:30 hrs. 03 de enero de 2010

Crescencio García


DESARROLLA LA UNAM TOMÓGRAFO OPTOTÉRMICO PARA DIAGNÓSTICO NO INVASIVO DE CÁNCER DE MAMA

• Se basa en el uso de pulsos de láser, combinado con sensores poliméricos, informó Crescencio García Segundo, del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico
• No generará efectos secundarios ni producirá contaminación ambiental, explicó
• Ya se cuenta con un pequeño instrumento en forma de anillo, y se han iniciado las pruebas con materiales que simulan el tejido humano

En el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM, un grupo de científicos encabezado por Crescencio García Segundo, desarrollan tecnología orientada a obtener un tomógrafo optotérmico que, mediante pulsos de láser, permitirá hacer un diagnóstico no invasivo de cáncer de mama.

Hasta ahora, se ha utilizado la mastografía de rayos X, que requiere presión física del seno, lo que no sólo es doloroso, sino una técnica con cierto límite de confiabilidad.

En personas que no han amamantado y que tienen tejido mamario denso, la imagen puede producir información confusa y no permite un diagnóstico preciso; por ello, se recomienda que el análisis se haga a mayores de 40 años, cuando se tienen mayores probabilidades de desarrollar esa neoplasia, y además se puede lograr un mejor contraste en las imágenes.

La otra técnica empleada, muy precisa, es la tomografía por emisión de positrones (PET), pero requiere el uso de material radioactivo, que puede producir efectos secundarios, y por su costo, no resulta accesible para mucha gente.

El pudor, la desinformación y el miedo influyen en la incidencia de este padecimiento, opinó el universitario.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, al cáncer se atribuyen 7.9 millones de decesos (alrededor de 13 por ciento de las defunciones) ocurridos en 2007. El de mama ocupa el quinto sitio, con 548 mil 999 fallecimientos.

En nuestro país y en la Ciudad de México, es una de las principales causa de muerte entre mujeres con más de cuatro mil 200 víctimas anuales. Uno de los principales problemas es la detección oportuna, porque entre 70 y 80 por ciento de los casos, las pacientes acuden a solicitar atención en etapas avanzadas.

Por ello, “tratamos de mediar entre las dificultades de la tecnología actual y desarrollar una propia”; el reto es proponer soluciones viables, a un costo accesible, que no generen efectos secundarios, y “que sean verdes”, es decir, que no produzcan contaminación ambiental.

Para ello, en el CCADET se desarrollan sensores fototérmicos capaces de detectar perturbaciones controladas inducidas en el tejido, vía pulsos láser en el infrarrojo a 1064 nanómetros, completamente inocuos para el cuerpo.

Al respecto, García Segundo explicó que no cualquier longitud de onda es útil para este propósito; por ejemplo, la radiación ultravioleta produce radiación ionizante, que crearía un problema mayor.

El funcionamiento del tomógrafo fotoacústico se basaría en “excitar con luz y medir señales ultrasónicas”. Una fracción de la luz láser que estimula el tejido penetra en éste hasta una cierta distancia antes de ser completamente absorbida.

Esta absorción da lugar a la propagación de perturbaciones mecánicas, semejantes a ondas ultrasónicas. En caso de que ese proceso tenga lugar en un tumor, la absorción de luz es mayor y también se produciría una señal más amplia respecto de la hallada en caso de que no lo hubiera.

Los sensores con los que se cuenta, están hechos de un polímero piroeléctrico, que produce un voltaje ante un gradiente o un cambio abrupto de temperatura, que en este caso es inducido mediante pulsos láser. El pulso de calor se propaga por el tejido y produce una onda mecánica que se detecta y mide, en forma de vibración, en un medio acuoso externo.

Debido a que el tejido es complejo, la onda llega a los detectores con irregularidades, así que el instrumento debe ser capaz de discriminar cuándo las señales provienen de tejido anómalo, respecto de uno sano.

Después de adquirir la información, ésta se amplifica y se digitaliza para enviarse a una computadora para el procesamiento digital de imágenes y su interpretación apropiada, abundó el especialista.

Los integrantes del CCADET han iniciado pláticas para establecer una colaboración con la Universidad de Twente, Holanda. Un problema común es poder desarrollar la electrónica requerida, que debe de ser capaz de eliminar el ruido de fondo de las señales detectadas y mostrar la información útil de manera óptima.

La idea de esta tecnología es que sea portátil y, sobre todo, segura y confortable para la paciente. Además, se pretende que sea económica, respecto a las tomografías por rayos X o emisión de positrones.

A la fecha, se cuenta con el modelo aún básico de un tomógrafo pequeño, en forma de anillo, y pronto se espera obtener las primeras pruebas de imágenes tomográficas, abundó.

Aunque existen dispositivos similares en Europa y Estados Unidos, los desarrollos no han sido aprobados por las autoridades para su uso médico. Hasta ahora todo es experimental.

Mientras, expuso el científico, junto con la Universidad de Guanajuato, se realizan pruebas con materiales que simulan el tejido humano (agar o grenetina pura con nanopartículas de oxido de silicio y de titanio para aparentar las células y estructuras que obstruyen el paso de la luz láser) y se representa el proceso de medición de tumores.

Si bien la idea hacia el futuro, ideal de los sistemas de tomografía, es tener imágenes en tercera dimensión y maximizar la información y la precisión del diagnóstico, aún no sería suficiente para detener este mal. Sin embargo, ayudaría a detectarlo con anticipación suficiente para tratarlo sin poner en riesgo la vida de quien lo padezca, concluyó García Segundo.

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Fotos

La idea del tomógrafo fotoacústico es que sea portátil, seguro, confortable y, además, de menor costo respecto de las tomografías convencionales, señaló Crescencio García Segundo, del CCADET.

Para detectar posible tumores de mama, hasta ahora se ha utilizado la mastografía de rayos X, que requiere presión física del seno, proceso doloroso; además, es una técnica con cierto límite de confiabilidad.