• Posee amplios recursos naturales para impulsar
la geotérmica, eólica y solar, aseguró
María Teresa Sánchez Salazar, del Instituto de
Geografía de la UNAM
• En pleno siglo XXI, alrededor del dos por ciento de
los mexicanos aún carece de energía eléctrica,
dijo
• Los productores independientes de la misma, generan
casi 34 por ciento, contra 66 por ciento de la CFE
Ante la caída en las reservas probadas de hidrocarburos
y la situación que enfrenta el país en el sector
eléctrico, México cuenta con amplios recursos naturales
y un gran potencial para desarrollar energías alternativas
como la geotérmica, eólica y solar, aseguró
María Teresa Sánchez Salazar, investigadora del
Instituto de Geografía (IG) de la UNAM.
La especialista agregó que la nación tiene
capacidad para generar energía con la fuerza motriz de
la corriente, porque las condiciones territoriales permiten contar
con vientos constantes en algunos sitios, como ocurre con los
alisios en el Istmo de Tehuantepec; no obstante, es una posibilidad
que aún se encuentra en desarrollo y no ha sido aprovechado
plenamente.
Además, México cuenta con extensas zonas
con clima seco en el norte y noroeste, donde se registra poca
nubosidad; ahí se podrían establecer paneles para
captar la radiación solar y transformarla en electricidad.
En pleno siglo XXI, advirtió, en México todavía
alrededor del dos por ciento de la población carece de
electricidad; se trata de personas en comunidades menores a 100
habitantes, dispersas en áreas con topografía difícil
o clima extremo, donde resulta costoso el tendido de líneas
de transmisión; ahí, la instalación de paneles
o aerogeneradores sería una opción para atender
las necesidades de consumo local.
De manera paradójica, señaló, existen
entidades que destacan por su producción de hidroelectricidad
e hidrocarburos, como Chiapas, Tabasco y Oaxaca, pero con municipios
donde aún se utiliza leña como combustible, lo que
trae serias consecuencias al ambiente por la deforestación.
Productores Independientes
Por otro lado, reveló que desde el año
2000 inició su actividad la primera central eléctrica
construida y operada por productores independientes de energía
(PIE), que venden su producto a la Comisión Federal de
Electricidad (CFE).
Hasta junio de este año, los PIE generan casi
34 por ciento, contra 66 por ciento de la CFE; es decir, aunque
la Comisión tiene 77 por ciento de la capacidad, ésta
se encuentra subutilizada y se privilegia el uso del potencial
de los PIE.
Ello se debe, en gran medida, a que la economía
nacional no ha crecido en los últimos años al nivel
que se pensaba cuando se proyectó la generación
eléctrica en función de la demanda. Tenemos mayor
capacidad instalada que la prevista por un menor crecimiento de
las finanzas en los últimos años, acotó.
La universitaria dijo que la CFE adquirió un compromiso
con las empresas extranjeras para comprar la electricidad que
generan, a costa de reducir la producción en sus propias
centrales, y luego la distribuye, lo que se traduce en un incremento
en las tarifas a los usuarios.
Sánchez Salazar, quien ha coordinado la sección
Economía de las dos ediciones del Atlas Nacional de México,
ambos derivados de proyectos colectivos del Instituto de Geografía,
con la participación de más de 300 especialistas
de la UNAM y otras entidades académicas, explicó
que en reservas probadas de hidrocarburos, el país está
en niveles similares a los que tenía antes del auge petrolero.
Mientras, en 1980 la nación contaba con 45 mil
millones de barriles de petróleo crudo; un año después
las reservas comenzaron a incrementarse de manera importante,
hasta llegar a un máximo de 72 mil millones entre 1982
y 1984. Desde entonces, ha habido una caída constante,
hasta llegar, en enero de 2009, a 43 mil 562 millones de barriles.
Además, Petróleos Mexicanos, la empresa
número uno del país por sus ventas, que la llevan
a generar el equivalente al 75 por ciento del Producto Interno
Bruto de Chile, paga en impuestos al gobierno federal más
del 100 por ciento de ese valor; con ello, opera con un déficit
permanente.
Se trata de la tercera compañía mundial
en producción de petróleo, octava en gas natural,
14 en capacidad de refinación, décima integrada
verticalmente, segunda más grande de América Latina,
segunda en utilidades después de Exxon-Mobil (antes de
impuestos), pero la única petrolera de clase mundial que
opera desde hace años con saldo negativo.
Sánchez Salazar reconoció que la caída
en la producción afectará de forma considerable
al sector energético. México llegó a tener
una rendimiento tope de más de tres millones de barriles
al día, pero este 2009 se pronostica que disminuirá
hasta ubicarse en 2.5 millones.
La mitad del crudo se exporta, y con el resto se abastece
a las refinerías nacionales para generar combustibles;
en el caso del gas natural, se envía a los centros procesadores
para eliminar las impurezas de azufre. Este último se ha
incrementado con la incorporación de la Cuenca de Burgos,
pero aún es necesario importar 450 millones de pies cúbicos
al día.
Desafortunadamente, abundó, el gas natural que
la nación adquiere de Estados Unidos, es el de Texas, el
más caro en el mundo. Entonces, México continuará
con un déficit, porque compra el 40 por ciento de la gasolina
que consume.
En 2008, informó, el país recibió
49 mil 551millones de dólares por exportaciones de hidrocarburos
y derivados; pero de esa cantidad, el 47 por ciento se utiliza
para importar fundamentalmente gasolina, diesel y gas L. P. “Exportamos
materia prima en bruto y compramos combustibles a mayor costo
en lugar de originarlos”.
La investigadora recordó que hasta principios
de la década de los 70, en nuestro territorio había
un equilibrio entre la generación de energía hidroeléctrica
y la termoeléctrica, que se revirtió a partir del
boom petrolero de los 80.
Con ese auge, la base energética para generación
eléctrica se enfocó a los hidrocarburos, fundamentalmente
combustóleo, al grado que mientras en 1971 el 51 por ciento
de la energía provenía de centrales termoeléctricas,
y 49 por ciento de hidroeléctricas, para 2008, sólo
12 por ciento procedía de estas últimas, y el restante
88, de las termoeléctricas.
El problema es que el combustóleo es altamente
impactante al ambiente, y la producción de gas natural,
utilizado en las centrales de los PIE por ser más limpio,
aún no satisface la demanda interna; por ello, es importante
impulsar energías alternas, concluyó.
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