Boletín UNAM-DGCS-764
Ciudad Universitaria
12:30 hrs. 25 de Diciembre de 2009

Óscar Prospero García


CONSUMIDORA DE ALCOHOL, UN TERCIO DE LA POBLACIÓN MUNDIAL

• Sólo del dos al cuatro por ciento de los habitantes en el orbe son adictos, informó Óscar Prospero García, de la FM de la UNAM
• Se puede heredar la disponibilidad y vulnerabilidad, no sólo por las bebidas etílicas, sino por la nicotina, mariguana e incluso cocaína, dijo
• La UNAM cuenta con el Laboratorio de Canabinoides, que se encarga de estudiar las dependencias adictivas y las moléculas del placer hacia los fármacos de abuso

La Organización Mundial de la Salud (OMS), calcula que aproximadamente un tercio de la población global consume alcohol, aunque sólo el dos y hasta el cuatro por ciento presenta adicción, informó Óscar Prospero García.

El encargado del Laboratorio de Canabinoides de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, explicó que se ha demostrado que se puede heredar la disponibilidad y vulnerabilidad, no solamente al alcohol, sino a la nicotina, mariguana e incluso cocaína. “Creemos que para esta última hay más sensibilidad heredada”.

“Si papá o mamá es dipsómano, el hijo tiene probabilidad de ser vulnerable. No significa que será alcohólico, porque nadie se vuelve si nunca abre una botella de vino. Gen no es destino, pero sí hay vulnerabilidad y rasgo”, indicó el catedrático de la FM.
Explicó que el Laboratorio de Canabinoides se encarga de estudiar y analizar las dependencias adictivas y las moléculas que intervienen con el placer que producen los fármacos de abuso.

Se investigan las secuelas que tiene el alcohol sobre el cerebro, como daño a la memoria, tensión, somnolencia, y los mecanismos involucrados.

Para ser adicto se debe tener cierta vulnerabilidad, y eso justamente es lo que se modela en animales de experimentación; se observa cómo se modifica el cerebro, o cómo lo está desde el nacimiento y hace al individuo sensible a las bebidas etílicas, abundó el experto.

“Una de nuestras aportaciones es la participación de ciertas moléculas en el cerebro, que todo mundo sintetiza y tiene la misma acción que la mariguana. Le llamamos mariguanas endógenas, porque todo las producimos y sintetizamos”, añadió.

Lo que hemos probado en este laboratorio es que esas mariguanas endógenas participan en esa sensación agradable que tiene el sujeto al ingerir cualquier droga de abuso incluida el alcohol, precisó Prospero.

Se ha observado que en estructuras específicas del cerebro, si se bloquean estas moléculas, que naturalmente están ahí, el individuo beberá más alcohol de lo que se esperaba, apuntó.

Por el contrario, si se estimula este sistema, el sujeto beberá menos. En ese sentido, dijo, parece que las mariguanas endógenas participan en el sentimiento de bienestar al “meterse una droga”.

No obstante, añadió, están ahí para que, por ejemplo, degustemos la comida; cada vez que consumimos alimentos, las moléculas se liberan y saboreamos con mayor placer, y lo mismo ocurre en la conducta sexual.

Se trata de sistemas naturales que utilizamos en el marco de una regulación humana y normal, pero cuando se ingieren estos estimulantes, se tergiversan los sistemas, funcionan mal y el sujeto llega a un punto en el que ya sólo puede experimentar placer con la droga de abuso, expuso.

La información que genera este laboratorio es de conocimiento básico e intentamos difundirlo para que la gente se entere de lo que sucede en el cerebro cuando ingiere fármacos de abuso, concluyó.

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Fotos

Si los progenitores son dipsómanos, el hijo tiene probabilidad de ser vulnerable, indicó el catedrático de la FM, Óscar Prospero García.

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