• Con herramientas de física, matemáticas
y computación, el Centro de Ciencias de la Complejidad
de la UNAM ofrece un nuevo abordaje a la multidisciplina
• Enfermedades como SIDA y Chagas, la problemática
ecológica y social del maíz, la inteligencia computacional
y el arte abstracto son algunas de sus líneas de investigación
Ofrecer un abordaje transversal, medible y analítico
a temas diversos como la epidemiología del SIDA, la problemática
ecológica del maíz en México, los mercados
financieros y la estructura creativa del arte abstracto es el
objetivo central del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3)
de la UNAM.
Formado por un grupo de universitarios, el C3 brinda
herramientas de física, matemáticas y computación
para procesar y analizar información de cualquier área
del conocimiento, que puede estudiarse mediante una óptica
que entreteje datos y evita las explicaciones lineales para llegar
a conclusiones que examinan el conjunto y no las partes de un
fenómeno natural, proceso social o artístico.
Desde su raíz etimológica –proveniente
del latín complectere, unión de las palabras
plectere, que significa enlazar o trenzar, y com,
que implica la relación de dos elementos opuestos–,
la complejidad se refiere a un grupo constituido por muchos elementos.
Actualmente, más de 70 científicos de la
UNAM participan en una docena de investigaciones del C3, ubicado
en la Torre de Ingeniería, donde los sistemas complejos
ofrecen resultados inéditos.
“Me parece que el estudio de los sistemas complejos
va con los tiempos que vivimos. Ahora todo está interrelacionado,
los cambios son muy rápidos, nos toma mucho tiempo adaptarnos
a lo que va ocurriendo, pero tenemos que hacerlo pronto y necesitamos
herramientas para lidiar con ello”, comentó Gustavo
Martínez Mekler, del Instituto de Ciencias Físicas
(ICF).
Precursor desde hace 30 años en la indagación
de sistemas complejos, junto con su colega universitario Germinal
Cocho Gil, Martínez Mekler destacó que entre las
áreas más importantes para aplicar la complejidad
están los problemas sociales, políticos y económicos.
“Hasta ahora el tema más habitual es la
biología, porque integra muchos procesos que vienen de
varios sitios; se parecen pero no son iguales, y es hasta que
se juntan cuando suceden propiedades como la vida o como una célula
con una función fundamental”, ejemplificó.
Cuestiones como la biología o los estados financieros
enfrentan el reto de utilizar adecuadamente un gran cúmulo
de información. “Los sistemas complejos buscan una
forma de integrar y ofrecer conclusiones de esos datos”,
refirió.
Por su parte, Germinal Cocho Gil, investigador del Instituto
de Física (IF), destacó la interesante veta que
la complejidad puede explorar en las artes.
“Música, pintura y arquitectura también pueden
estudiarse desde los sistemas complejos. Inicialmente, las fachadas
de los edificios bonitos a lo largo de la historia tienen algo
en común, son varias características aún
por descubrir, que también comparten la sociología
y la biología”, señaló.
La idea de ubicar ciertas leyes del arte, añadió
el científico, es descubrir criterios adicionales a la
estética. “Si ubicamos ciertas leyes comunes y luego
las rompemos para ordenarlas de otro modo se podrían desarrollar,
por ejemplo, nuevas escuelas de música y de otras artes”,
destacó.
Adaptación y cómputo, esenciales
En los sistemas complejos son fundamentales el ajuste y el cómputo
de alto nivel.
“La complejidad funciona en sistemas que tienen
adaptación, es decir, que están funcionando, y cuando
evolucionan modifican su entorno. El entorno afecta la evolución
del sistema y hay una retroalimentación constante”,
detalló Martínez Mekler.
Los tiempos de respuesta son tan rápidos que las
reglas con las que nos desarrollamos dejan de ser las mismas y
tienen que modificarse de acuerdo con el ambiente en que se vive.
“La física a través de las matemáticas
da la forma de cuantificar y volver esto predecible, y describirlo
en ecuaciones. Pero la fenomenología que estudiamos se
sale del rango de la física, es nueva, analiza sistemas
que comparten, donde no podemos ignorar el colectivo”, destacó.
El reto que plantea el análisis de sistemas complejos
es el desarrollo de la matemática adecuada.
“Para un físico es fascinante. A las mentes
matemáticas nos gusta observar la naturaleza, queremos
desarrollar ecuaciones para que puedan participar de fenómenos
antes distantes”, dijo.
Actualmente, el C3 tiene cinco líneas de investigación:
complejidad genética y morfogénesis; complejidad
ecológica; complejidad social, inteligencia computacional
y complejidad e innovación médica.
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