• Integrantes del IF de la UNAM realizan
análisis “no destructivos” de piezas prehispánicas,
pinturas antiguas y modernas, fósiles, códices
y hasta del Acta de Independencia
• Han desarrollado técnicas y metodologías
para contribuir a la conservación y entendimiento de
esa herencia
• Imágenes con luz ultravioleta e infrarroja, fluorescencia
de Rayos X o espectroscopia Raman e Infrarroja no se habían
utilizado de manera conjunta en estos estudios, mucho menos
in situ, explicó José Luis Ruvalcaba
Códices como el Colombino y de la Cruz-Badiano;
piezas de oro y plata de la Tumba 7 de Monte Albán; piedras
verdes del ajuar de la tumba maya del rey Pakal; vasijas polícromas
de Teotihuacan; pinturas como la Virgen del Perdón de la
Catedral Metropolitana o Las dos Fridas, de Kahlo; fósiles,
y hasta el Acta de Independencia son vistos con nuevos “ojos”
con el análisis no destructivo que realizan integrantes
del Instituto de Física (IF) de la UNAM.
Este método interdisciplinario comprende diversas
metodologías desarrolladas por los universitarios, que
aplican diferentes técnicas a esos y muchos otros objetos
que forman parte del patrimonio artístico y cultural de
México, para contribuir no sólo a su conservación,
sino a su mejor entendimiento.
José Luis Ruvalcaba Sil, integrante del IF, explicó
que técnicas como las de imágenes con luz ultravioleta
e infrarroja, fluorescencia de Rayos X, espectroscopia Raman
o espectrometría infrarroja con transformada de Fourier,
no se habían utilizado de manera conjunta para el estudio
del patrimonio - sin toma alguna de muestra-, y mucho menos in
situ.
Tampoco se había unido de manera tan estrecha
un equipo de expertos de esta casa de estudios, y de otras instituciones,
para ese fin: físicos, historiadores, historiadores del
arte, restauradores, arqueólogos, químicos, ingenieros
químicos y diseñadores gráficos, encabezados
por el Grupo de Análisis y Modificación de Materiales
con Aceleradores de Iones del IF, y el Laboratorio de Diagnóstico
de Obras de Arte del Instituto de Investigaciones Estéticas
(IIE).
Los universitarios, junto con integrantes de los institutos
nacionales de Antropología e Historia (INAH), y de Bellas
Artes (INBA), forman la red de Análisis no destructivo
para el estudio del arte, la arqueología y la historia,
constituida dentro del Proyecto ANDREAH.
“Somos un grupo único en México,
y líderes en América Latina. Sólo en Europa
existen investigaciones equiparables, con una red de trabajo y
con esta perspectiva de estudio, de trasladar el laboratorio al
acervo”, aseguró Ruvalcaba Sil.
ANDREAH quiere crecer, involucrar a más instituciones
y abarcar nuevas problemáticas en torno al patrimonio histórico
y cultural de la nación, acotó.
El proyecto nació a raíz de la labor del
universitario y sus colaboradores, cuando hace 12 años
comenzaron a usar los aceleradores de partículas para la
caracterización de materiales arqueológicos.
En ocasiones era difícil transportar las piezas
y hacer estudios en el laboratorio, así que se desarrolló
una estrategia para el proyecto Móvil con metodologías
in situ, para llevar los equipos de análisis no
destructivo a museos o bibliotecas con fondos antiguos, explicó.
Algunos de ellos fueron adquiridos, otros creados por
los físicos de la UNAM, y han permitido el análisis
de documentos y fotografías antiguas; determinar tecnologías
y aleaciones en artefactos metálicos prehispánicos;
el análisis de pigmentos y técnicas en pintura de
caballete colonial y moderna, de cerámicas prehispánicas,
vidrios antiguos y objetos de piedra, y la caracterización
de restos óseos.
Esa nueva fase, acotó, integró al IIE,
al Instituto de Investigaciones Antropológicas y otros
centros de la propia UNAM, del INAH, escuelas de restauración,
y museos como el de las Culturas de Oaxaca, del Templo Mayor y
los nacionales de Antropología y de Arte, donde se realizan
estudios no invasivos, sin tomar muestras de los objetos a analizar.
Para ver más allá de los ojos
Poco a poco se ha construido una serie de técnicas
de trabajo, como fluorescencia de luz ultravioleta y reflectografía
infrarroja, que hacen viable la obtención de imágenes
con las que es posible ver más allá de lo que permite
el ojo humano.
También “tenemos una serie de equipos para
medir la luz dispersada o reflejada por la superficie de un objeto,
y a partir de eso conseguir una primera caracterización;
son espectrómetros de luz del ultravioleta al infrarrojo”,
abundó el experto.
Otro más, construido en el IF y denominado SANDRA,
es de fluorescencia de rayos X portátil (XRF); puede irradiar
zonas específicas de los objetos y obtener información
de los elementos que las componen.
De igual forma, se cuenta con un equipo Raman,
cuyo láser rojo, al ser dispersado e interactuar con un
material, cambia de color y permite identificar de qué
elemento o compuesto se trata.
El espectrómetro infrarrojo con transformada de
Fourier ilumina la superficie del objeto y capta cómo
se absorbió y se dispersó la luz, lo cual también
indica de qué compuesto se trata, indicó.
Tras este tipo de estudios, y de ser necesario, se puede
justificar el transporte de un objeto al acelerador de partículas
Pelletron del IF, donde se usan haces de iones para realizar una
caracterización muy fina, y captar la emisión desde
luz inducida, hasta rayos X y gamma. Esas técnicas se llaman
Ionoluminiscencia, PIXE y PIGE.
De forma adicional, se puede aplicar microscopía
óptica, electrónica de barrido o, incluso, de alta
resolución y transmisión, como se hizo con muestras
de códices o piezas metálicas provenientes del cenote
de Chichen Itzá, apuntó.
Dada una problemática, el grupo interdisciplinario
de expertos se reúne para determinar qué objetos
y con qué técnicas se analizarán, de acuerdo
con la cuestión a resolver: conocer su procedencia, la
técnica de manufactura o los materiales empleados en su
elaboración y, en el caso de huesos, tener información
de dietas o antigüedad.
En el Acta de Independencia, ejemplificó, con
un estudio completo de una semana, se observó la composición
del papel y su deterioro (celulosa a partir de lino), con la técnica
Raman, así como los detalles de las firmas y la composición
de la tinta por XRF, que se empleó en el texto y en las
rúbricas, para saber si el documento fue signado al mismo
tiempo.
La información obtenida será útil
para determinar el proceso más adecuado de conservación,
considerando la posibilidad que sea mostrado al público
en los festejos del Bicentenario de la Independencia.
Además de formar recursos humanos, la red crea
bases de datos como la de pintura colonial, que contiene análisis
de obras, materiales preparados con pigmentos, sus técnicas
y su procedencia, entre otros. La información estará
disponible en páginas electrónicas específicas,
además de libros y artículos en revistas especializadas,
como sucede con otros estudios de colecciones.
Ruvalcaba Sil mencionó que debido a la relevancia
de las investigaciones del grupo sobre códices, fueron
invitados a colaborar con especialistas del Museo Británico
y de Perugia, Italia, en la observación del Códice
Zouche-Nuttall, manuscrito prehispánico de la cultura mixteca,
perteneciente a esa colección, “uno de los más
hermosos, por su conservación, contenido y paleta de colores”.
Además, el estudio precursor de las vasijas con
decoración polícroma post-cocción de Teotihuacan,
obtuvo un premio que se entrega en un simposium especializado
en el marco del Congreso Internacional de Investigación
en Materiales, realizado en agosto pasado.
Ahora, ANDREAH ensaya una nueva técnica Raman
para el análisis de textiles y colorantes en colaboración
con el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico
de la UNAM, y tiene en puerta proyectos como la máscara
teotihuacana de Malinaltepec, una de las piezas más importantes
del Museo Nacional de Antropología.
“Producimos información de manera única
sobre un objeto excepcional de nuestro patrimonio, y hemos colaborado
con los museos más importantes de México”,
finalizó.
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