Boletín UNAM-DGCS-755
Ciudad Universitaria
06:00 hrs. 21 de Diciembre de 2009

Laura Trejo Hernández


EXISTEN EN EL PAÍS, ONCE VARIANTES SILVESTRES DE FLOR DE NOCHEBUENA

• En el Instituto de Biología, Laura Trejo Hernández reconstruye las historias poblacionales de una de las plantas más cultivadas del planeta, originaria de México y Guatemala
• En su trabajo doctoral, la académica aplica técnicas moleculares para indagar la genética y domesticación de las variedades silvestres y cultivares

En México existen 13 variedades genéticas o haplotipos de la flor de Nochebuena (Euphorbia pulcherrima), y solamente dos de ellas se han convertido en cultivares; ante ello, el país tiene un gran potencial para proteger y reproducir, en forma controlada, esta planta originaria de México y Guatemala.

Así concluyó el estudio doctoral de la bióloga y maestra en ciencias, Laura Trejo Hernández, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, quien ha dedicado tres años de investigación científica a rastrear y mapear el origen de las poblaciones de una de las plantas más sembradas en el mundo.

“Mi interés principal en este trabajo fue saber de dónde vienen las especies domesticadas, comprobar si la Nochebuena es nacional y ubicar las variedades silvestres y cultivares en el país”, explicó Trejo Hernández en entrevista.

Para su estudio de campo y laboratorio, recorrió la costa del Pacífico para colectar hojas verdes y rojas (llamadas brácteas), y utilizó herramientas de biología molecular, ecología molecular y filogeografía para hacer un mapa que relacionara las variedades a nivel genético.

“Solamente se distribuye en México y Guatemala, desde la costa del norte de Sinaloa hasta la nación vecina, por la costa del Pacífico, y algunas poblaciones del la flor llegan al centro, a Morelos y a Taxco, Guerrero”, indicó.

La bióloga comprobó que las 13 variedades se dividen en tres grandes grupos, ubicados geográficamente en el norte, centro y sur de nuestro territorio. La reproducción de la Nochebuena es de temporal (en el invierno) y muchas veces germinan bajo la sombra, en barrancas húmedas, aunque hay grupos resistentes al Sol, que crecen como árboles, incluso, en muchos jardines.

De México para el mundo

En su estudio, Laura Trejo comprobó que en 1825 el primer embajador de Estados Unidos en México, Joel Roberts Poinsset, se llevó una Nochebuena del centro del país y la introdujo a su patria, actualmente el mayor productor de la planta en el mundo.

Poinsset vio una Nochebuena en la sierra camino a Taxco y se la llevó a la Unión Americana, donde se le conoce como Poinsseta. A partir de ella se generaron los cultivares de Estados Unidos, que hoy llegan a 170 patentados, que incluyen modificaciones transgénicas que hacen posible su registro, señaló.

Con gran potencial comercial, también hay sembradíos de Nochebuena en Holanda, Italia y Alemania, mientras en México de las 13 variedades silvestres sólo hay dos cultivares registradas, llamadas Valenciana y Rehilete.

Trejo Hernández comprobó que los indicios de la planta se remontan a la civilización náhuatl, de donde proviene su nombre original Cuetlaxochitl, que significa “flor que se marchita”.

“Ubicamos registros de Nochebuena en el Códice Florentino, donde se describen usos medicinales y simbólicos, como el regalo de una flor a guerreros después de una batalla. Encontramos un documento de 1813 donde también se describe”, añadió.

En la civilización náhuatl, se utilizaba en los altares dedicados a la diosa Tonantzin. Se cultivó en los jardines de Moctezuma y se asoció con la nobleza por su color rojo, que significaba poder.

“Cuentan que los franciscanos, en la Conquista, vieron que se ofrendaba esta flor a Tonantzin y la dedicaron a la Virgen María. Una Navidad, llenaron la capilla de Taxco con ellas y desde entonces las asociaron con el nacimiento de Jesús”, explicó la investigadora.

Actualmente, estas plantas son un símbolo de la Navidad en todo el mundo y también se conocen como flores de la paz.

Muestreo y análisis de laboratorio

Trejo Hernández comenzó su trabajo en diversos herbarios, donde ubicó las poblaciones de Nochebuenas a partir de mapas.

“Fuimos a cada localidad porque era importante tener todas las variantes posibles para comparar con los cultivares. Comenzamos en Sinaloa, bajamos a Nayarit, Guerrero, Morelos y llegamos Guatemala.

En cada sitio hicimos un muestreo intenso. Recolectamos una hoja verde y una bráctea (hoja roja) de cada individuo cada dos metros. Trajimos hasta 60 de cada comunidad, tomamos fotos, hicimos mediciones morfológicas y ubicamos los sitios con coordenadas”, detalló.

Cada hoja se guardó en silicagel, un compuesto químico secante que absorbe la humedad y las deshidrata. Ya en e laboratorio del IB, se molieron con nitrógeno líquido, se extrajo su ADN y se indagó en sus genomas.

“Exploramos en muchos genomas para encontrar variaciones que nos permitieran reconstruir la historia de las poblaciones y su domesticación. Buscamos aquellos fragmentos del genoma que fueran variables y así pudimos rastrear su historia a nivel genético y molecular”, comentó.

Tras analizar el núcleo y el cloroplasto, se ubicaron dos fragmentos de este último para identificar variaciones.

“Obtuvimos mil 561 pares de bases, y a partir de ellas, generamos árboles donde vemos el parentesco entre las plantas silvestres y los cultivares”, señaló.

Después utilizó la teoría de la filogeografía, que dibuja en el espacio cómo se encuentra la variación y si tiene una asociación según el lugar geográfico.

“Así identificamos los cultivares que vienen del centro del país y las 11 variantes genéticas que debemos proteger y de donde pueden hacerse nuevos plantíos, siempre que se tengan las precauciones adecuadas. Entre éstas hay nochebuenas que abarcan ambientes más secos, fríos, y algunos resistentes al calor”, añadió.

Con estos resultados, Trejo tiene un mapa de los grupos nacionales. “Ya conocemos las variantes genéticas de México, las cuales hay que proteger como patrimonio biológico y cultural”, concluyó

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Fotos

En México existen 13 variedades genéticas o haplotipos de la flor de Nochebuena, y solamente dos de ellas se han convertido en cultivables, dijo Laura Trejo Hernández, del IB de la UNAM.

Actualmente, la flor de Nochebuena es un símbolo de la Navidad en todo el mundo, y también se conoce como flor de la paz.