Boletín UNAM-DGCS-751
Ciudad Universitaria
12:30 hrs. 19 de Diciembre de 2009

Ignacio Camacho Arroyo


TIENEN LAS HORMONAS SEXUALES EFECTOS MÁS ALLÁ DEL SEXO Y LA REPRODUCCIÓN

• Se relacionan con las diferencias entre el cerebro de hombres y mujeres, y la comunicación entre neuronas, afirmó Ignacio Camacho Arroyo, de la FQ de la UNAM
• También pueden estar involucradas en mecanismos de sueño-vigila, estado de ánimo e, incluso, crecimiento de tumores cerebrales, dijo
• Las más abundantes son la progesterona, estradiol y testosterona

Las hormonas sexuales tienen efectos que van más allá del sexo y la reproducción; en el sistema nervioso central, por ejemplo, se relacionan con las “diferencias” entre el cerebro de hombres y mujeres, con la distinción de las neuronas y la comunicación entre ellas.

Además, pueden funcionar como “neuroprotectores”, o estar involucradas en mecanismos de sueño-vigila, estado de ánimo e, incluso, crecimiento de tumores cerebrales, afirmó Ignacio Camacho Arroyo, integrante del Departamento de Biología de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM.

En el seminario Las hormonas sexuales en el cerebro: algo más allá del sexo, explicó que esas sustancias son moléculas que, por su naturaleza química, se denominan esteroides; se derivan del colesterol y se sintetizan en las gónadas (ovarios y testículos), en la glándula adrenal y en el sistema nervioso central.

Las más abundantes son la progesterona y el estradiol, que se encuentran mayoritariamente en mujeres, y la testosterona, en varones, aunque ambos sexos tienen todas, aclaró el experto.

El ganador de la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, señaló que están presentes incluso antes de nacer, desde el desarrollo embrionario, cuando organizan de manera diferenciada, el cerebro de un hombre o de una mujer.

En los mamíferos, hay periodos críticos de diferenciación sexual cerebral en etapas embrionarias, o en los primeros días después del nacimiento, en que ese centro nervioso es muy susceptible al medio ambiente hormonal; si éste se modifica, se puede propiciar que en una hembra, ese órgano adquiera características del macho, y viceversa.

En el auditorio A de la FQ, expuso que en el caso de los roedores, ese periodo se da en la primera semana después del nacimiento. “Administramos hormonas en ese lapso y vimos diferencias en la expresión de algunos genes. Antes o después del periodo crítico no se tiene ningún cambio”.

Influyen en el sistema inmunológico
Moldear el cerebro de un organismo en fases tempranas de su desarrollo, con un tratamiento hormonal, tiene consecuencias en otros sistemas. En un trabajo publicado este año por Camacho Arroyo y sus colaboradores, se percibió que esas hormonas influencian el sistema inmunológico.

Un niño y una niña piensan diferente; al pedir a infantes de seis años hacer un dibujo libre, ellas eligen pintar con colores variados, flores o soles; ellos, objetos como autos. Ello no se debe sólo a cuestiones sociales: cuando existe un incremento importante de testosterona en las pequeñas por alguna enfermedad congénita, dibujan como lo hacen los chicos.

En la etapa adulta, sobre todo en la mujer, hay variaciones impresionantes en los niveles hormonales con consecuencias en términos de la conducta sexual, y en muchas actividades cerebrales y emocionales, puntualizó el investigador. Así ocurre en el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia.
El estradiol y la progesterona cambian a lo largo del ciclo menstrual; en la etapa ovulatoria la mujer está más “cariñosa” y dispuesta a una relación sexual, pero después de niveles altos, las hormonas bajan, y antes de la menstruación puede haber síndrome premenstrual, que podría requerir ayuda médica por problemas de ansiedad y depresión, explicó.

En el embarazo, la fisiología del organismo es completamente diferente, y la percepción también. Entonces, ellas resuelven mejor pruebas de memoria-aprendizaje que las no preñadas. “Eso refleja que hay un efecto importante de las hormonas sexuales en los procesos cognitivos”, acotó.

Si a las ratas se les quitan los ovarios, principal fuente de producción hormonal, y luego se les administra estradiol, en las neuronas se produce un mayor número de dendritas (estructuras que les permiten comunicarse entre ellas). Se piensa que eso también ocurre en mujeres, y que por ello responden diferente a pruebas de memoria, de acuerdo con la fase del ciclo menstrual en la que se encuentran.

Al simular un modelo experimental de menopausia en roedores, se quitaron los ovarios y fueron tratados con diferentes concentraciones de estradiol; los animales que estuvieron 18 semanas sin un régimen hormonal, presentaron una disminución en los procesos de memoria y aprendizaje, en comparación con los de dos semanas, abundó el especialista.

En mujeres menopáusicas se ha observado que la terapia de sustitución hormonal tiene efectos completamente diversos, en cuanto a habilidades cognitivas, cuando se realiza poco o mucho tiempo después del inicio de la menopausia. “Al parecer es mejor aplicarla cuanto antes, aunque siempre bajo supervisión médica”.

Hemos visto, mencionó, que hay mayor cantidad de astrocitos (células cerebrales) en el hipocampo –región del cerebro importante en la memoria y el aprendizaje– de las ratas hembra que en el de los machos. Ello podría reflejar, hasta cierto punto, las diferencias de percepción, memoria y aprendizaje entre ambos sexos.


Las hormonas y el sueño
Camacho Arroyo también ha estudiado los efectos de las hormonas en el sueño. Las embarazadas duermen más en ciertos periodos, lo mismo ocurre en un hombre al que se le suministra progesterona.

Se hicieron microinyecciones en la formación reticular pontina, fundamental en la regulación del ciclo sueño-vigila, y encontramos que esa hormona indujo sueño con movimientos oculares rápidos, lo que indica que esta zona del tallo cerebral puede tener un efecto inductor de esa fase, en la que se presentan las ensoñaciones.

Otro aspecto interesante es que existen diversos modelos de daño neuronal, donde las hormonas sexuales tienen efectos neuroprotectores. Así ocurre cuando hay disminución en los niveles de glucosa, descubrió el universitario.

“En la FQ estudiamos los efectos de las hormonas en tumores cerebrales. Los más agresivos, frecuentes y que no tienen una alternativa terapéutica adecuada son los astrocitomas, derivados de las células gliales llamadas astrocitos. Se presentan sobre todo en adultos.

“La progesterona y un antagonista (sustancia con efecto contrario a la hormona) producen efectos importantes en el crecimiento las células malignas”. Se utilizaron líneas celulares de astrocitomas humanos en los grados más avanzados y se trataron con esa hormona y con el antagonista llamado RU486.

Este último detiene el crecimiento celular, lo que podría ser importante en términos terapéuticos. Ahora, el experto y sus colegas analizan cuáles son los genes cuya expresión se ve modificada con el tratamiento de progesterona y de RU486.

Pero las hormonas sexuales también pueden contribuir a la diferenciación de células madre; en este caso, mediante el uso de estradiol se logró producir mayor número de neuronas dopaminérgicas, que se dañan en la enfermedad de Parkinson.

Al hablar del cerebro de un homosexual, Camacho explicó que es diferente al de un heterosexual. La capacidad de unos y otros de percibir estímulos visuales, auditivos u olfativos es distinta. Las áreas del cerebro que se activan no son las mismas.

“Se cree que esa organización cerebral diferente se da desde etapas tempranas; podría ser en la gestación, por exposición a diferentes niveles hormonales”.

Por último, mencionó que en sus trabajos ha contado con la colaboración de expertos de la misma Facultad, de los Institutos de Investigaciones Biomédicas, y Fisiología Celular de la UNAM; de los Institutos Nacionales de Neurología y Neurocirugía, de Rehabilitación, de Ciencias Médicas y Nutrición, y de Medicina Genómica; del Instituto Politécnico Nacional, y de la Universidad Estatal de Nueva York.

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Fotos

El cerebro de un homosexual no es igual al de un heterosexual; su capacidad de percibir estímulos visuales, auditivos u olfativos es distinta, dijo Ignacio Camacho Arroyo, de la FQ.

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