• El 60 por ciento de estos padecimientos
se comparten entre personas y animales, advirtió Elena
Ruth Guzmán Gómez
• En la actualidad, explicó la catedrática
de la Facultad de Derecho, estamos rodeados de malestares infecciosos
que unen a una criatura con otra
El 60 por ciento de las enfermedades humanas identificadas,
se comparten entre animales y personas, debido a que este patógeno
–relacionado con el cambio climático- puede cambiar
de especie u objetivo, alertó Elena Ruth Guzmán
Gómez, catedrática de la Facultad de Derecho (FD)
de la UNAM.
Las nuevas enfermedades del milenio, explicó,
están vinculadas al cambio climático por la modificación
del hábitat que ha provocado que los patógenos se
transmitan fácilmente de animales a seres humanos, y viceversa,
lo que se conoce como zoonosis.
La cría intensiva de mamíferos, la alta
densidad poblacional, así como el cambio de uso de suelo,
la extensión de la frontera agrícola, así
como la tala de árboles, pérdida de biodiversidad,
contaminantes, invasión del hábitat, entre otros,
son algunos factores que han influido en la patología referida.
En la actualidad, dijo, estamos rodeados de malestares
infecciosos que podrían considerarse un “cemento
natural”, que une a una criatura con otra, dentro de los
ecosistemas.
El nexo causal que se comparte es un huésped reservorio,
es decir, el patógeno se oculta en algunas especies, y
reconstituye una estrategia de transmisión indirecta o
supervivencia encubierta para sobrevivir.
Por ejemplo, la gripa aviar se transmite al individuo
a través de aves; el SAR por el murciélago de herradura;
el VIH por el mono; Ébola por el quiróptero, gorila
y chimpancé, y la pulga y rata contagian la fiebre bubónica
y la peste negra.
Varias especies de mosquitos ocasionan la fiebre amarilla;
el ántrax se debe al ganado; la toxocariasis (reacciones
inflamatorias) a través de perros y gatos; la viruela del
simio por roedores africanos, y la tuberculosis bovina corresponde
al ganado bovino o por comer contaminantes.
A su vez, la fiebre hemorrágica de Marburgo se
produce por quirópteros; el Virus del Oeste del Nilo (VON)
lo ocasiona un mosquito que afecta humanos, aves y equinos; los
ratones de patas blancas y mamíferos pequeños transmiten
la enfermedad de Lyme, y cerdos, aves y humanos las cepas de influenza.
Caninos, ratas, ardillas provocan rabia; el Síndrome
Pulmonar Hantavirus (SPH) es ocasionado por ratas; Leptospirosis
por caninos, roedores y seres humanos; se piensa que ciertas especies
de murciélagos frugívoros son los huéspedes
naturales de los virus Nipah y Hendra.
En la conferencia El derecho de la salud ante el
cambio climático, en el auditorio Ius Semper,
de la FD, Guzmán Gómez explicó que el contacto
cercano entre dos especies representa la oportunidad para que
un patógeno expanda sus horizontes.
La enfermedad puede ir de los humanos, a otras especies
y viceversa; por ejemplo, el sarampión, polio, influenza,
tuberculosis, entre otras, son amenazas para los primates porque
el hombre resulta el transmisor.
También, mencionó que cuando una persona
mata y come animales salvajes puede resultar afectada, como sucedió
a una población entera de África, que murió
al infectarse de Ébola por cazar y comer monos.
Por esta razón, explicó, no sólo
se trata de cuidar la salud del ser humano y de la fauna silvestre,
también se debe respetar y mantener el equilibrio de los
ecosistemas del planeta.
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