Boletín UNAM-DGCS-723
FES Iztacala
12:30 hrs. 5 de Diciembre de 2009

 


OLIVA LÓPEZ, LOS ESTUDIOS SOBRE LA MUJER EN EL SIGLO XIX TOMAN CUERPO

  • La profesora de la FES Iztacala fue reconocida con el Premio de Investigación, de la AMC, en el rubro de Humanidades
  • Su trabajo revela cómo la pretendida objetividad científica decimonónica en realidad reproducía prejuicios heredados de la religión que enarbolaban la superioridad masculina

“Este reconocimiento, más que un triunfo personal, es un logro para los estudios de género”, comentó Oliva López Sánchez al referirse al Premio de Investigación que le otorgó la Academia Mexicana de Ciencias en el rubro de Humanidades.

Galardones a la física, química, medicina y tecnología son concedidos con frecuencia por la AMC, ¿pero a estudios que se abocan a lo femenino?, “eso sí es inusual”, dijo la catedrática, “y también que cuatro de los cinco reconocimientos sean para mujeres, y que de éstas tres seamos de la UNAM”.

Fue en 1995 cuando Oliva López comenzó a analizar cómo el discurso médico del siglo XIX abordaba todo aquello concerniente a lo femenino.

Para ello echó mano de revistas, libros, publicaciones y toda suerte de textos decimonónicos que, más que testigos de una sociedad ya muerta, fueron herramientas indispensables para resucitar y dar voz al espíritu de una época, explicó la profesora de la FES Iztacala.

“Este trabajo parte de un principio: toda producción científica es una producción cultural y, por lo tanto, es susceptible de análisis y reflexión, tanto teórica como histórica”, indicó López Sánchez, quien le ha apostado a la interdisciplinariedad para explicar cómo hace dos siglos, la pretendida objetividad científica en realidad buscaba perpetuar una serie de prejuicios heredados del pensamiento religioso.

“En un mundo que se declaraba a sí mismo laico, como el de hace dos siglos, el garante de la buena moral y el comportamiento adecuado ya no era el confesor, sino el médico; de esta manera, la ciencia comenzó a mediar entre lo social y lo individual. Para entender esto me metí a estudiar el corpus de textos de la época enfocados en la salud y hallé una veta inacabable de problemas que pedían ser estudiados”, compartió la autora del libro Enfermas, mentirosas y temperamentales. La representación médica del cuerpo femenino.

Ciencia que perpetúa prejuicios

“Los médicos decimonónicos eran hombres de su tiempo y a través de sus prácticas ‘científicas’ (yo entrecomillaría esta palabra), buscaron fundamentar creencias heredadas, como el valor de la virginidad y el derecho del varón sobre esta característica. Con sus preceptos buscaban transformar a la mujer en contraparte del marido y convertirla así en el resguardo moral y espiritual del matrimonio”, indicó la psicóloga.

Oliva López fue enfática al afirmar que la diferencia más obvia entre hombres y mujeres es el cuerpo y, por ello los especialistas de la época, como Francisco Flores, se enfocaron al estudio del himen de las mexicanas, para adjudicarle a esta membrana toda una serie de valores morales, como el recato.

También hubo otros que intentaron determinar, a partir de la posición del útero, el carácter femenino, e incluso algunos que dieron diversos argumentos para asegurar que durante la menstruación, el estado mental de las mujeres se alteraba a tal grado que podía conducirlas al crimen.

“Pueden ser muchas las variantes encontradas en cada uno de los textos, pero una constante salta a la vista, todos consideran que el cuerpo femenino está en clara desventaja respecto al del hombre”, aseveró la egresada de la Especialización en Estudios de Género del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de México.

“Estas representaciones médicas dicen mucho de la sociedad del siglo XIX, que aunque lo negaba, perpetuaba ideas heredadas por la religión, pero sustituyendo los valores morales por términos científicos; así, el recato fue trocado por la palabra salud, y la prudencia, por la higiene. Se proscribieron algunos actos y conductas y se promovieron otros en nombre de una prole sana”, añadió la investigadora.

Después de décadas de hurgar en bibliotecas, librerías de viejo y colecciones antiguas, López Sánchez ha logrado crear una suerte de retrato de la sociedad decimonónica, aunque aclaró que “no pretendo hacer una historia de la medicina; mi intención siempre ha sido observar, con mirada crítica, la producción del discurso médico; sin embargo, no puedo dar cuenta de la práctica porque mi acervo consiste en documentos”.

Psicóloga por convicción

Oliva López estudió Psicología en la FES Iztacala, y rápidamente se interesó en el cuerpo y su relación con la psique, tanto que decidió estudiar una maestría en psicoterapias corporales, donde comprendió las posibilidades que se abren con el uso de la bioenergética y la musicoterapia, “todo aquello que la psicología no considera científico, pero que para mí representa una ganancia para la práctica clínica”.

“Si bien el antropólogo puede tener contacto con el informante, mi condición de terapeuta, especialmente con mujeres, me da una gran ventaja; me deja establecer intercambios y alimenta mi investigación, y me permite ver de cerca por qué sufren los individuos y cuáles son sus problemáticas”, comentó.

“Me siento afortunada de mi formación, porque los sociólogos y antropólogos que hacen trabajo de campo, aún cuando pueden establecer vínculos con los grupos que estudian, carecen de lo que yo tengo: la posibilidad de intervenir”.

Actualmente, la profesora López Sánchez investiga sobre la construcción emocional del cuerpo femenino a partir de la práctica psicológica y el construccionismo social, en la que las diversas formas de sentir son consideradas como una producción cultural que sirve para regular, normar, intercambiar y hacer pactos.

“Por eso no dejo la consulta semanal, pues el contacto con la gente genera vínculos, y esto es esencial. Lo que hacemos en la academia debe tener repercusión hacia afuera, y en mi caso, este impacto busco canalizarlo hacia la gente que atiendo”.

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Fotos

“Más que un premio para mí, lo es para los estudios de género”, aseveró Oliva López Sánchez.