- Servirán para orientar a satélites
y representan un logro en la incipiente tecnología mexicana
en el área, dijo Jorge Prado Molina, del Instituto de
Geografía
- Con un convenio de colaboración, se transferirá
este avance universitario al Instituto de Tecnología
Espacial de Vietnam
Están listos los sensores y procesadores desarrollados
en el Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica
del Instituto de Geografía (IG) de la UNAM, para mejorar
la orientación de satélites espaciales.
Se trata de varios componentes que, mediante un complejo
sistema electrónico, estabilizan y sitúan en órbita
a pequeños satélites experimentales, cuya operación
podría ser de utilidad en el desarrollo de la tecnología
espacial.
Estos aditamentos, indicó Jorge Prado Molina,
investigador del IG, significan un avance porque reducen costos
y masa en los satélites, y representan un logro en la incipiente
tecnología espacial mexicana.
Además, con un convenio de colaboración
se transferirá este desarrollo universitario al Instituto
de Tecnología Espacial de Vietnam, para apoyar líneas
de estudio e impulsar este campo en el país asiático,
adelantó.
Orientación con sensores
Los sensores son determinantes cuando alguna pequeña
nave se encuentra errática en el espacio y requiere orientación;
estos aditamentos empiezan a operar mediante comandos electrónicos,
analizan señales de los programas instalados en sus circuitos
y determinan la ubicación.
Una vez establecida la posición, corresponde a
otros dispositivos llamados actuadores ajustar la desviación;
se activa un procesador que se encarga de precisar la orientación,
la compara con los datos de la nave, envía las señales
correspondientes a los actuadores, y de esta manera se corrige,
explicó el especialista.
Aunque los universitarios sólo proyectaron los
sensores y procesadores para pequeños satélites
experimentales (de hasta 20 kilogramos de masa, con un costo no
mayor al millón de dólares), podrían utilizarse
en diversas aplicaciones, como en telecomunicaciones, o para realizar
experimentos de dispositivos que posteriormente se implementarían
en satélites mayores.
Con una experiencia de 14 años de investigación
en el terreno de la instrumentación aeroespacial, Prado
Molina ha desarrollado varios mecanismos, además de un
sistema de simulación de algoritmos de control de orientación,
que permite hacer pruebas en tierra de esos componentes.
“Diseñamos dos tipos de sensores de Sol,
que a partir de la posición del astro pueden situar a un
satélite en órbita. Otro de ellos está basado
en arreglos lineales de foto iodo, con igual propósito,
y aunque se adquirieron los circuitos y las celdas en el mercado
comercial, el diseño y la construcción se hicieron
en nuestro laboratorio”, abundó.
Estos desarrollos representan un logro, sobre todo si
la intención es colocarlos en un hipotético satélite
de percepción remota, que debe apuntar de manera continua
a nuestro mundo. “De ahí la importancia de conocer
la orientación de un sistema de ejes normalmente fijos
en el centro del planeta, mediante sensores de Sol y tierra, así
como de velocidad angular”.
También se utiliza un magnetómetro, otro
tipo de aditamento que en conjunto permiten fijar la orientación.
Se seleccionan según los objetivos de la misión,
que establecen el grado de precisión necesaria en el apuntamiento;
una vez determinado el blanco, se eligen los sensores que deben
colocarse para lograr la exactitud requerida.
Estas son acciones elementales que debe poseer un satélite
para mantenerse apuntado hacia una determinada zona de la Tierra,
o al centro de la misma las 24 horas, los siete días de
la semana, dijo.
En este momento del proceso, los expertos proponen qué
tipo de misión desean realizar en el espacio. En el llamado
“bus”, parte básica del satélite, el
“cascarón”, por llamarlo de alguna manera,
se coloca la infraestructura del experimento, y a partir de esa
decisión, aplican los sensores y procesadores para estabilizar
al satélite en tres ejes (X, Y y Z).
Computadoras industriales, un aliado
Otra línea de investigación, a la que también
han aportado novedades los miembros del Laboratorio de Sistemas
de Información Geográfica, es el desarrollo de procesadores.
“En conjunto, explicó Prado Molina, sensores, computadoras
de a bordo (procesadores) y actuadores, son elementos que permiten
obtener precisión en el apuntamiento”.
En los adelantos espaciales universitarios se utilizan,
básicamente, computadoras de tipo industrial; presentan
mejores ventajas porque manejan lenguajes de alto nivel, son de
masa reducida y tienen diferentes puertos de entrada y salida.
“Los puertos de entrada permiten obtener señales
de los sensores, y los de salida enviar el mensaje de corrección
a los actuadores. Se incorporaron los equipos industriales por
sus características para operar en ambientes extremos,
como las condiciones del espacio, donde los gradientes de temperatura
son elevados. La parte de la nave orientada al Sol puede alcanzar
hasta 130 grados centígrados, y cuando no hay rayos solares,
puede bajar a menos de 60”, explicó.
También se debe considerar la radiación
ionizante, que cambia los estados lógicos de los circuitos;
el viento solar, causante de que la orientación de la nave
se vea perturbada; el arrastre atmosférico, y la gravedad.
Son demasiados los detalles a considerar cuando se hace
un equipo espacial, señaló; por ello, los universitarios
cumplieron con una serie de pruebas para obtener lo que se conoce
en el ámbito experimental como calificación para
vuelo espacial.
Desarrollos con calidad de exportación
De acuerdo a Prado Molina, esta tecnología podría
aplicarse en satélites transportadores de carga útil
reducida (cámaras, sistema de telecomunicaciones, sensores
para experimentar en el área electromagnética o
medir ondas gravitacionales), y de percepción remota, con
lo que se daría un paso para insertarse en los programas
mundiales de desarrollo espacial.
“En el país estamos lo suficientemente maduros
para iniciar este tipo de proyectos. Hasta ahora, la línea
de investigación ha sido perfeccionar los sistemas de control
de orientación de satélites y hemos obtenido logros
notables”, puntualizó.
Recientemente, una delegación de la Academia de
Ciencias y Tecnología de Vietnam visitó el Laboratorio
de Sistemas de Información Geográfica para conocer
sus avances en la orientación de satélites, incluido
un sistema de simulación, que consiste en un plataforma
a la que está integrada la tecnología espacial desarrollada
en esa instancia universitaria.
El simulador posee una computadora industrial en una
tarjeta de ocho por seis centímetros y maneja un lenguaje
de alto nivel (“c” + “+”); con ese equipo,
los investigadores universitarios podrán desarrollar componentes
de poca masa e incidir en la construcción de satélites
pequeños, área en la que han obtenido experiencia
y conocimiento.
Luego de que los vietnamitas conocieron las características
del simulador y la eficiencia de la tecnología de esta
casa de estudios, el Instituto de Tecnología Espacial de
Vietnam solicitó la colaboración de los investigadores
mexicanos para que mediante un convenio, se construya un simulador
para ser utilizado por el organismo asiático.
“Para ellos, esto significa un avance porque podrán
empezar a hacer sus propios algoritmos de orientación y
control, y para nosotros es una meta porque exportaremos tecnología,
concluyó Prado Molina.
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