- Son
células troncales de los vertebrados que generan neuronas,
células endocrinas, huesos y cartílagos de cráneo
y rostro durante la formación embrionaria
- En
la Universidad de Yale, Martín García Castro,
egresado de la FES Iztacala y del Instituto de Investigaciones
Biomédicas de la UNAM, indaga su origen y una futura
utilización en terapias médicas
Las crestas neurales son un grupo de células troncales
que, en la primera etapa embrionaria de todos los animales vertebrados,
constituyen neuronas, células endocrinas, piel, huesos
y cartílagos que forman el cráneo y el rostro de
muchas especies animales.
“La cara, el cráneo y el sistema nervioso
periférico que nos permite detectar presión, calor
y pulsos eléctricos en todo el cuerpo, provienen de las
crestas neurales”, afirmó Martín García
Castro, egresado de la UNAM y actual investigador del Departamento
de Biología Molecular, Celular y del Desarrollo de la Universidad
de Yale, en Estados Unidos.
Además de indagar cómo se forman, migran
y se diferencian estas células troncales en los primeros
días de vida de varias especies animales, el científico
mexicano considera que tienen un amplio potencial para ofrecer,
en el futuro, terapias médicas contra enfermedades y malformaciones
congénitas.
“Algunas de sus fallas son responsables de enfermedades
y malformaciones como el paladar hendido, el labio leporino, tumores
cerebrales, ciertos tipos de cáncer como el melanoma y
otros cráneo-faciales, así como defectos en el tracto
cardiaco.
“Investigar cómo se forman a nivel molecular
y poder aislarlas y reproducirlas en el futuro nos podría
ayudar a desarrollar terapias médicas para atender esos
problemas de salud”, reiteró en entrevista el doctor
en biología.
Invitado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas
(IIBm) de esta casa de estudios, el científico ofreció
el seminario Desarrollo temprano de las crestas neurales en
pollo, ratón y humano, que se realizó en el
auditorio Francisco Alonso de Florida de esa entidad
académica.
Martín García Castro cursó la licenciatura
en Biología en la Facultad de Estudios Superiores (FES)
Iztacala, un doctorado en la misma disciplina en la Universidad
de Cambridge, Inglaterra, y la maestría en Ciencias Biomédicas
en el IIBm, y fue contratado en la Universidad de Yale, donde
es investigador desde hace cinco años.
Biología del desarrollo
En su ponencia, comentó que las células
de la cresta neural son un excelente tema de estudio para investigar
conceptos fundamentales de la biología del desarrollo como
la inducción, la especificación, la potencia, el
destino, la regulación y la migración celular.
“Conocemos poco acerca de cómo se forman
y diferencian estas células, que son comunes a todos los
animales vertebrados y se desarrollan en fases tempranas de la
etapa embrionaria, en los primeros días de un feto humano,
de pollo o ratón”, explicó.
Dan lugar a muchos derivados, y eso es importante. Queremos
saber cómo son capaces de generar hueso, cartílago
y, al mismo tiempo, desarrollar nervios. “Por eso, nuestro
trabajo se centra en el estudio molecular de esas células,
que en los primeros días de desarrollo de un embrión
migran hacia diversas partes del cuerpo”, señaló.
Entender cómo están formadas y cómo
funcionan, permitirá saber cómo ocurren algunas
deficiencias, como un tumor o un labio leporino. “Sólo
comprendiendo sus mecanismos básicos podremos atender las
deficiencias que causan, y tratar de aliviar los defectos en las
personas que los sufren”, añadió.
Actualmente, en su laboratorio de la Universidad de Yale,
García Castro estudia la formación y migración
de las crestas neurales en modelos embrionarios.
“En varios años hemos trabajado con el pollo
como modelo, para identificar los momentos más tempranos
en los que aparecen estas células. También tratamos
de detectar cuáles son las señales que determinan
en qué se convertirán”, acotó.
A nivel evolutivo, también es importante su indagación,
porque se desarrollan directamente con la formación del
cráneo y el cerebro.
“Son la estampa de los vertebrados, participaron
en la formación de un cerebro tan grande como el que tenemos,
pero también admitieron el desarrollo de una serie de aparatos
periféricos que permiten, por ejemplo, cazar. Por ello
se cree que son críticas para la evolución”,
finalizó.
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