Estudioso del mecanismo eléctrico fundamental
para que un espermatozoide fecunde a un óvulo y se
genere un nuevo ser, Alberto Darszon Israel, investigador
del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, recibirá
el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, en el campo de
Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales.
“Me siento contento, porque estas distinciones
son un momento fantástico para agradecerle a mucha
gente, a la que se debe que uno pueda hacer el trabajo”,
dijo en entrevista.
Desde 1980, Darszon tiene como principal línea
de investigación la regulación del transporte
iónico en el espermatozoide, un complejo mecanismo
de gran precisión, fundamental para lograr la fecundación
de muchas especies animales.
“La generación de un nuevo individuo
está regulada por estos canales iónicos, y el
estudio de la reproducción impacta a la fisiología
y salud humana, pero también a la ganadería
y pesca”, resumió.
Alberto Darzson cursó la licenciatura en Química
en la Universidad Iberoamericana, el doctorado en Bioquímica
en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados
(CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional, y el
postdoctorado en Bioquímica en la estadounidense Universidad
de California, en San Diego.
Tras varios años de investigador en el CINVESTAV,
en la década de 1980 se incorporó al IBt de
esta casa de estudios, ubicado en el campus Morelos de esta
casa de estudios.
“Luego de conocer muchas universidades del
mundo, puedo decir que la UNAM es estupenda, generosa. Aquí
hay libertad y alto nivel de investigación. Somos privilegiados
al trabajar aquí”, comentó.
Darszon mantiene colaboración con sus colegas
del CINVESTAV, y a su laboratorio asisten estudiantes y académicos
de varias instituciones científicas de México
y de países como Alemania, Argentina, Chile, Japón
y Estados Unidos.
Erizos, ratones y humanos
Desde su estancia postdoctoral en Estados Unidos,
el académico del IBt decidió investigar cómo
el espermatozoide interpreta los mensajes del óvulo,
un trabajo complejo que le ha llevado a aplicar herramientas
de bioquímica, biología molecular y electrofisiología.
Estas técnicas las aplica en tres modelos
animales: erizos de mar, ratones y humanos.
“Los erizos realizan una fecundación
externa; los machos producen unos 10 mil espermatozoides y
las hembras varios millones de óvulos, por eso son
una especie útil para estudiar la fecundación.
Su enorme cantidad de gametos permite aislar sus componentes
celulares y caracterizarlos bioquímica y funcionalmente.
Además, este proceso ocurre en el mar, un medio fácil
de simular”, explicó el científico.
En el laboratorio, Darszon y su grupo comparan el
transporte iónico de los erizos con el mismo proceso
en ratones y en seres humanos.
Diálogo con lenguaje eléctrico
El espermatozoide y el óvulo tienen que dialogar
para que ocurra la fecundación, quizá el evento
biológico más importante de las especies con
reproducción sexual. La posibilidad de recombinación
genética y la probabilidad de que las especies subsistan
en el tiempo, depende del éxito de esta comunicación,
detalló Darszon.
La forma en la que estas dos células o gametos
influye una sobre la otra, regulando cómo los iones
atraviesan a su membrana plasmática, es parte clave
de su lenguaje.
Entre las moléculas de la membrana están
los canales iónicos, proteínas que atraviesan
las membranas celulares y transportan iones (partículas
atómicas con carga eléctrica) con extraordinaria
eficiencia y de forma regulada. Participan en la movilidad,
maduración e inducción del espermatozoide hacia
el óvulo.
“La regulación de estos canales iónicos
influye sobre cómo nada el espermatozoide y sobre los
cambios de forma que le deben ocurrir para fusionarse con
el óvulo y fecundarlo. Estas modificaciones se conocen
como reacción acrosomal”, añadió.
Con su grupo de colaboradores, en el Departamento
de Genética del Desarrollo y Fisiología Molecular
que dirige en el IBt, Darszon ha sido precursor en el estudio
de los canales iónicos del espermatozoide, determinando
su expresión y regulación de su función.
Hasta ahora, ha descubierto cómo los canales
de calcio, potasio y sodio participan en las funciones más
importantes de esa célula, crucial para la generación
de un nuevo individuo.
“Se sabe que la mayoría tiene al menos
un cilio o flagelo, cuya estructura está conservada,
y su funcionamiento adecuado es importante para la comunicación
y desarrollo celular. Actualmente, contribuimos a entender
cómo el transporte de iones regula el batido flagelar
y, por tanto, la habilidad del espermatozoide para localizar
al óvulo, y como esa célula madura lleva a cabo
la fecundación”, concluyó.