La incidencia de cataratas entre la población
mexicana va en aumento; la razón es el incremento de
adultos mayores y de personas con enfermedades crónico
degenerativas asociadas, como la diabetes, afirmó Jorge
Berriel y Calvi.
El académico de la Facultad de Estudios Superiores
(FES) Zaragoza explicó que ese padecimiento ocular consiste
en la pérdida de la transparencia del cristalino, el
“lente” del ojo, y se puede presentar desde el nacimiento
(congénito) o adquirirse con el transcurso del tiempo.
El primer caso puede ocurrir cuando la madre se contagia
de rubéola, se expone a radiaciones o ingiere fármacos
que producen esa embriopatía.
“Un hecho interesante es que el cristalino sólo
tiene irrigación sanguínea en la etapa fetal.
Después del nacimiento se cierra el vaso que nutre esta
estructura para que quede transparente. Cuando no ocurre de
esa forma y quedan residuos, se presenta la catarata capsular
posterior congénita”, explicó.
En el segundo, se hallan las traumáticas. Las
producidas por actividades laborales como el soplado de vidrio
(debido a las altas temperaturas) o las que derivan de otras
enfermedades, propias del ojo o de otro órgano, como
la diabetes mellitus, que provoca “cataratas
diabéticas”, o de algunos trastornos del metabolismo,
y de órganos de secreción interna como la tiroides
y la paratiroides.
Este padecimiento es responsable del 45 por ciento
de la ceguera en el país, y cada año se suman
entre 50 mil y 60 mil casos nuevos, de acuerdo con el Programa
Nacional de Cirugía de Cataratas de la Secretaría
de Salud, dijo.
Según esa instancia (2007), aproximadamente
un millón 600 mil personas mayores de 45 años
tienen la afección, y de éstas, 700 mil tienen
ceguera total. La frecuencia se incrementa conforme aumenta
la edad, y tiene una incidencia mayor en mujeres que en hombres.
En México, los problemas visuales constituyen
la segunda causa de discapacidad; como muchos otros padecimientos
degenerativos y discapacitantes vinculados a la edad, la ceguera
por cataratas se asocia con invalidez total y con una dependencia
mayor hacia miembros de la familia, con la consecuente pérdida
de estatus social y, en muchos casos, discriminación
o maltrato, indicó el especialista.
Las cataratas, abundó Berriel y Calvi, se pueden
clasificar, de acuerdo con la parte que afectan, en capsulares
anteriores, posteriores, nucleares o totales.
Pueden ser, por su coloración, lechosas, azulosas,
verdosas (como en el caso de la catarata complicada con glaucoma)
u oscuras, llamadas morganianas, las más evolucionadas.
De acuerdo con el periodo en que se atiende el paciente,
prosiguió el universitario, se clasifican en incipientes,
intumescentes o totales. Conforme avanza, el afectado presenta
mayores dificultades en la visión, hasta que lo único
que percibe es la luz.
El único tratamiento que existe es quirúrgico;
no obstante, se cuenta con el conocimiento y la tecnología
que hacen posible atender exitosamente el 95 por ciento de los
casos. En especial, destacó la técnica de facoemulsificación,
consistente en la eliminación de la catarata por ultrasonido,
con menos molestias para el paciente y una evolución
satisfactoria.
Un aspecto importante, aclaró, es que no se
puede definir en qué tiempo alguien estará en
condiciones de ser operado; pueden pasar semanas, meses o años.
Por ello, se requieren exámenes médicos con regularidad
y “oportunidad en la intervención”.
También por procesos inflamatorios o infecciosos
se pueden producir cataratas secundarias, que suelen ser complicadas,
señaló.
Las cataratas no siempre se presentan en los dos ojos,
al mismo tiempo, ni siguen la misma evolución; su principal
síntoma es la pérdida de agudeza visual, que generalmente
no causa dolor, y cuando se detectan, el paciente debe estar
en condiciones de ser operado, porque si es diabético
y no está controlado, no puede ser intervenido.
Si alguien presenta visión nublada, difusa o
deficiente en la noche por efecto de las luces brillantes; cambio
en la percepción de colores; variación frecuente
en la graduación de los lentes de corrección;
visión doble, con manchas blancas o nubladas, debe acudir
con un especialista, recomendó.
Asimismo, aconsejó a las mujeres embarazadas
evitar la exposición a radiaciones o fármacos,
a los diabéticos estar controlados, y a la población,
en general, en la medida de lo posible, evitar accidentes, sobre
todo a quienes, por su oficio, se exponen a que un cuerpo extraño
lesione sus ojos.
El objetivo de la investigación referente es
que las intervenciones sean cada vez menos traumáticas,
con mejores resultados y económicas, porque muchos adelantos
quedan excluidos de la gente con bajos recursos, finalizó
Jorge Berriel y Calvi.