06:00  hrs. 28 de Septiembre de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-572

Ciudad Universitaria

 

 

Ricardo Trujillo

 Pie de foto al final del boletín

 

EL MEXICANO ESTÁ HABITUADO A LAS CRISIS ECONÓMICAS

 

·        Para sobrellevar la adversidad, los connacionales se refugian en distractores como el futbol, fiestas y viajes, dijo Ricardo Trujillo, de la Facultad de Psicología de la UNAM

·        Ante la llamada teoría del shock financiero, que echa mano de escenarios graves para generar miedo e imponer medidas radicales, el mexicano actúa festivamente mientras los anglosajones se conducen con angustia

·        El secretario de Hacienda se valió de ese término para dar a conocer que México atraviesa una crisis severa, señaló Manuel Coello, de la Facultad de Economía

 

El mexicano ya se habituó a las recesiones económicas, y para sobrellevarlas se refugia en actividades o festividades, porque son una manera de ignorar escenarios críticos, ya sea través del futbol, fiestas patrias, viajes o reuniones con amigos y familiares, expuso Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología (FP).

 

Se trata de una situación casi inercial, porque el mexicano actual, perteneciente a la llamada “generación de la crisis” lleva 30 años experimentando condiciones adversas y ya está acostumbrado a las dificultades y a dar por hecho que todo lo que le rodea está mal. “Se siente inconforme con su entorno y está consciente de los altos cobros en productos y servicios, pero aún así no pierde su ánimo festivo”, afirmó.

 

Atendiendo a una psicología inmediatista, se podría decir que el connacional se asusta y modifica su conducta ante declaraciones alarmistas o al saber que su empleo o patrimonio están en riesgo; sin embargo, a diferencia de lo que pasa en otras partes del mundo, el mexicano no actúa con temor o, si lo hace, es de forma irracional.

 

Un ejemplo frecuente de esto, que raya en el folclor, se da cuando un padre de familia viaja con toda su familia a Acapulco, sin un peso en la bolsa, con la esperanza de que a su regreso “ya verá cómo hacerle”. Para un estadounidense, que en las mismas circunstancias optaría por encerrarse en casa para gastar lo menos posible, este comportamiento resultaría temerario, explicó.

 

Por esta razón, la llamada “teoría del shock financiero”, que promueve escenarios graves para generar miedo social e imponer medidas gubernamentales drásticas, funciona de manera muy diferente con un anglosajón que con un mexicano, porque este último tiende a compensar situaciones catastrofistas y reales con indolencia.

 

En el país, los partidos de futbol sirven de válvula de escape a muchos malestares personales, al igual que las fiestas, sólo así se explica que haya personas que “echen la casa por la ventana” para celebrar, aunque esto los ponga al borde de la precariedad. “Se trata de un ánimo festivo que pretende compensar lo crítico”.

 

Otro episodio que evidencia cómo es nuestra comunidad, se manifestó a lo largo de la reciente emergencia sanitaria, cuando la gente se asustó en un principio ante la posibilidad de enfermarse, pero volvió rápidamente a la normalidad y adoptó una postura anticrisis rayana en lo irracional. A partir de un hecho estresante o amenazante, el mexicano le apuesta al “sí se puede” como si fuera un mantra con el que resolverá todo sus problemas”.

 

Al respecto, se ha dicho que desde épocas de la Colonia, el mexicano se sojuzgó a una alta burguesía que le impuso su orden, y que para contrarrestar esta situación optó por responder con ironía o sátira en vez de hacerlo con rebeldía.

 

“Cuando se presenta una dinámica de dominio, el mexicano responde con albures y burlas ante el poderoso”. Esta actitud podría parecer conformista, pero es producto de una lógica social que cree que toda adversidad es superable.

 

“No sé si esta forma de pensar sea sana o no, pero nos mantiene vivos, festivos o animados, y sirve de sustituto a reclamos ante el gobierno”, aseveró.

 

Al respecto, agregó que aunque reaccionar festivamente y con humor suena ilógico, esto parece funcionar de alguna forma, porque en culturas más racionales y enfocadas al éxito como Estados Unidos, Japón y Alemania, hay índices muy altos de suicidio y depresión.

 

El caso mexicano es atípico, y por ello requiere ser analizado bajo un contexto particular y no de teorías como la del shock financiero, “porque nosotros distorsionamos la realidad y la modificamos en sentido opuesto y de forma negativa. Por ejemplo, si nos dicen no habrá crisis, inmediatamente pensamos que tendremos una”. 

 

Estas interpretaciones tienen que ver con una asunción de que hay un conquistador y un conquistado, y que cada uno tiene una realidad distinta. Esto explica que además de México, otros países de América Latina compartan esta propensión, por eso es importante adecuar nuestros puntos de vista y teorías a un universo que es diferente al de las “culturas dominantes”, expuso el secretario técnico de la Coordinación de Psicología Social de la UNAM.

Desde una perspectiva económica

 

Manuel Coello Castillo, académico de la Facultad de Economía (FE), señaló que la teoría del shock financiero se volvió de particular importancia para México a partir de que el secretario de Hacienda y Crédito Público empleara ese término para comunicar que el país atraviesa una fuerte crisis económica.

 

Coello explicó que esta propuesta nació en los años 50, a partir de trabajos psiquiátricos realizados en Estados Unidos, cuando la CIA buscaba estrategias para lavar el cerebro humano. Hoy, esta noción se aplica bajo una perspectiva económica.

 

A partir de una exhaustiva investigación, la periodista canadiense Naomi Klein halló que la política de choque económico se ha usado repetidamente para “lavar el cerebro” no sólo de individuos, sino de la población en su conjunto, con la finalidad de instrumentar, en tiempos de crisis, medidas neoliberales poco populares.

 

La estrategia de ciertos grupos poderosos es aprovechar la incertidumbre y anonadamiento de la población para imponer normas no democráticas. El problema es que cuando la sociedad finalmente reacciona, las arbitrariedades ya fueron oficializadas, comentó.

 

Estos procedimientos han llegado a ser utilizados tras la ocurrencia de desastres naturales, porque éstos permiten emprender acciones que en situaciones normales serían objetadas por la gente.

 

Por ejemplo, después de un tsunami, los empresarios ven la posibilidad de generar nueva infraestructura hotelera, o tras la desolación provocada por un huracán, es mucho más fácil desplazar de sus vecindarios a comunidades enteras, como pasó en Nueva Orleans.

 

Otro ejemplo de cómo lo imprevisto puede ser utilizado de forma alevosa es el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York, porque este hecho sirvió de pretexto para clausurar una serie de libertades democráticas bajo el argumento de hacerlo era fundamental para acabar con el terrorismo.

 

La teoría del shock tiene por objetivo imponer medidas de corte antidemocrático para echar a andar un proyecto neoliberal, “lo que resulta particularmente preocupante cuando es trasladado al caso mexicano”, declaró.

 

Naomi Klein, quien analizó la teoría financiera de Milton Friedman y la Escuela de Economía de Chicago, descubrió que algunas políticas aplicadas por países con sistemas basados en el libre mercado se han legitimado no porque tengan el aval popular, sino porque fueron validadas en momentos críticos, desastres o contingencias de gran impacto en la psique social, expuso Coello.

 

Para llevar a cabo su trabajo, la investigadora retomó una serie de hechos aparentemente inconexos que, al ser analizados, evidenciaron no sólo su interrelación, sino que respondían a una política pensada para destruir las libertades democráticas e imponer una serie de medidas capitalistas.

 

Por eso, es importante señalar el hecho de que el secretario de Hacienda y Crédito Público haya empleado el concepto “shock financiero” para señalar que México atraviesa una fuerte crisis económica, porque ello evidencia que el Estado carece de políticas para enfrentar esta situación y promover un proceso de desarrollo y crecimiento que estabilice la economía.

 

“No es de extrañar que más adelante digan: ‘Estamos al borde de un choque económico y, por tanto, se deben tomar estas medidas, por difíciles que sean, para solucionar las cosas, de lo contrario la situación empeorará’. Lo que hay detrás de ese razonamiento es la idea de que es mejor aplicar políticas no democráticas a no tomar ninguna”.

 

Coello opinó que el gran problema de México es que en los últimos 20 años la economía ha estado prácticamente estancada, es decir, no ha crecido; por tanto, se debe de resolver el problema a partir de la  construcción de un proyecto de nación que permita entender y plantear el rumbo de nuestro país y, a su vez, se deben generar instituciones adecuadas, porque este es el camino para estructurar una economía a mediano y largo plazo, de lo contrario se daría un proceso de confrontación, producto de la miseria y desempleo, concluyó.

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Foto 01.

 

Ricardo Trujillo señaló que la teoría del shock financiero no sirve para explicar ciertos fenómenos presentes en comunidades latinoamericanas.