11:00  hrs. 21 de Septiembre de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-558

Ciudad Universitaria

 

Federico Bermúdez

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EJERCITAR EL CEREBRO REDUCE LAS POSIBILIDADES DE ENFERMAR DE ALZHEIMER

 

 

Leer, escuchar música, estar en contacto con las artes y aprender cosas nuevas son actividades que fortalecen la actividad cerebral y reducen las posibilidades de adquirir Alzheimer, caracterizada por la pérdida de la memoria y de la identidad personal.

 

“Esto no quiere decir que toda la gente que esté activa intelectualmente no va a tener Alzheimer, pero la probabilidad disminuye. Las personas que están activas intelectualmente son menos vulnerables a esa enfermedad porque tienen una memoria cognitiva, hacen ejercicio mental al leer y escuchar música”, señaló el doctor Federico Bermúdez Rattoni, investigador del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.

 

Con 30 años en la investigación en el desarrollo de la memoria y dos más en procesos básicos que generan la enfermedad, el investigador ha medido la reducción de la susceptibilidad a adquirir ese mal neurodegenerativo cuando el individuo está sometido a retos que implican aprender nueva información para conservarla en su memoria.

 

“En ratas de laboratorio hemos comprobado que cuando estos animales tienen que ejercitar constantemente su cerebro con nuevos retos de aprendizaje se vuelven menos susceptibles de padecer Alzheimer, y el desarrollo de la enfermedad es semejante en los humanos”, aseguró.

 

El investigador consideró que un individuo sin memoria carece de personalidad y de una historia propia.

 

Aprendizaje y memoria

El aprendizaje y la memoria son dos mecanismos estrechamente relacionados. El aprendizaje es la capacidad de adquirir nueva información, y la memoria es el proceso mediante el cual podemos recuperar esa información, explicó el especialista del IFC.

 

“Todo lo que somos, nuestra personalidad y comportamiento es memoria, lo que hemos aprendido a través de nuestra propia historia, modificada por el medio ambiente y por las vivencias personales”, resumió.

 

La memoria implica una selección de información y, por ello, hay eventos, generalmente emocionales, más susceptibles de conservar en el organismo, mientras otros se olvidan fácilmente.

 

“Existe una memoria de corto plazo, que dura horas o minutos;  y otra de largo plazo, que se conserva casi de forma permanente. El proceso de consolidación significa el paso del corto al largo plazo.

 

Antes se pensaba que la memoria de largo plazo una vez que se formaba permanecía estable, pero hemos descubierto que, al ser evocada, la memoria de largo plazo puede ser manipulada y procesada en un mecanismo de reconsolidación, lo que estamos estudiando actualmente”, señaló Bermúdez Rattoni. 

 

En su modelo con ratas, el experto estudia los procesos neuronales que llevan a cabo esta reconformación de la memoria en el momento en que es evocada y reconsolidada.

 

Los procesos de aprendizaje y memoria ocurren en tres regiones del cerebro: la corteza cerebral, el hipocampo y la amígdala.

 

“La corteza reconoce imágenes, por ejemplo, un rostro o un objeto;  el hipocampo da el contexto a esa imagen y la amígdala le confiere una carga emocional a la información y la mantiene en el cerebro por mucho tiempo. El proceso ocurre en el sistema nervioso central, pero en tres estructuras diferentes y comunicadas entre sí por medio de neurotransmisores”, detalló. 

 

En su laboratorio, Bermúdez Rattoni indaga qué tipo de neurotransmisores participan en el reconocimiento de imágenes y cuáles participan en el contexto y en el impreso emocional. También estudia qué información envía el hipocampo a la corteza para que se conjunten los dos tipos de información.

 

Electroforesis capilar, medición en tiempo real

Para identificar neurotransmisores, el científico del IFC trabaja con ratones, a quienes enseña algo nuevo mientras mide, en tiempo real, los neurotransmisores expresados.  

 

“Para realizar esta investigación utilizamos un equipo que se llama electroforesis capilar, que implica poner en el cerebro de los ratones cánulas, unas pequeñas membranas que permiten el paso de las moléculas; así podemos medir los neurotransmisores que se expresan mientras los ratones están aprendiendo un conocimiento nuevo”.

 

Con esta técnica, se miden en las cánulas neurotransmisores como dopamina (que falta cuando hay Alzheimer), acetilcolina, glutamato y ácido glutámico, entre otros.

 

“Con la electroforesis capilar podemos medir, en el momento en que el ratón está adquiriendo la información, qué neurotransmisores se activan, cómo, cuánto tiempo y qué diferencias hay entre corteza, amígdala e hipocampo con respecto a estos neurotransmisores”, explicó.

 

El aparato separa las moléculas según  el tamaño y la especificidad molecular que tengan estas estructuras químicas y entonces se puede separar y medir la cantidad que hay en un determinado momento.

 

“Medimos la liberación química de estas sustancias. Así podemos determinar qué neurotransmisores se liberan en un determinado momento y saber qué relación hay entre la expresión de estos neurotransmisores y la formación de la memoria”, finalizó.

 

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Foto 01.

 

Leer, escuchar música, estar en contacto con las artes y aprender cosas nuevas son actividades que fortalecen la actividad cerebral y reducen las posibilidades de adquirir Alzheimer, señaló el doctor Federico Bermúdez Rattoni, investigador del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.