12:30  hrs. 13 de Septiembre de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-541

Ciudad Universitaria

 

PROTEGEN DE HURACANES LA PENÍNSULA DE YUCATÁN

 

  • Un grupo de investigadores, coordinado por Francisco Bautista Zúñiga, del CIGA de la UNAM, elabora mapas geomorfológicos para identificar zonas de riesgo por inundaciones, derivadas de esos fenómenos naturales
  • Con las proyecciones se puede conocer la ubicación y características de áreas susceptibles, y prevenir el peligro con una evaluación y toma de decisiones adecuadas
  • Los periodos de sequía que siguen a estos eventos, provocan que zonas selváticas y costeras de la región queden a merced de los incendios

 

Un grupo de geógrafos, hidrólogos y biólogos de varias instituciones educativas, coordinados por Francisco Bautista Zúñiga, del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) campus Morelia, de la UNAM, elaboran mapas geomorfológicos para identificar zonas de riesgo de desastres naturales, especialmente huracanes en la península de Yucatán.

 

Tan sólo en el 2002, el huracán Isidoro causó en esa región daños por más de 70 mil millones de pesos; además, derribó más de dos millones de árboles, También, en 2005 Emily y Wilma arrasaron campos agrícolas e inundaron una extensa superficie de áreas urbanas.

 

 

Por ello, las proyecciones serán útiles para tomar las medidas pertinentes y prevenir esas catástrofes, toda vez que la región sur del estado está amenazada por hundimientos, deslizamientos de terreno e inundaciones, informaron los expertos, pertenecientes a las universidades de Quintana Roo, Autónoma de Baja California Sur, además Bauhaus de Weimar, y de Jena, Alemania.

 

“En ese territorio no hay grandes montañas, sólo unas elevaciones de terreno que alcanzan apenas 400 metros de altitud; por ello, los fuertes vientos y la lluvia de los huracanes impactan fuertemente en el medio ambiente”, dijo Óscar Frausto, de la Universidad Bauhaus de Weimar.

 

Sierrita de Ticul

 

La península de Yucatán se conforma de tres ambientes geomorfológicos, el litoral, de planicies costeras, con influencia marina, riesgo de intrusión salina y contaminación del agua del acuífero; el karst, con rocas de carbonato de calcio, con extensas planicies y lomeríos aislados, propensos a colapsos e incendios, y el tecto-karst, con influencia del karst y de las fracturas generadas por efecto de las plataformas.

 

“El tecto-karst genera formas negativas del relieve, como las lagunas, los cenotes y las hondonadas propensas a las inundaciones; también da origen a la aparición de formas positivas del relieve, como la sierrita de Ticul, que en realidad es un lomerío alineado”, explicó Francisco Bautista Zúñiga.

 

Los especialistas consideran que las zonas de Yucatán son amenazadas permanentemente por geodesastres de diferentes magnitudes y particularidades, que dependen del potencial de riesgo marcado por la topografía, las condiciones ambientales del lugar y la actividad humana.

 

Tras varios meses de trabajo, concluyeron que la región sur del estado está seriamente amenazada por hundimientos y deslizamientos de terreno, pero sobre todo por inundaciones.

 

Por efecto de estas últimas, las localidades de alto riesgo son San Salvador Piste Akal, Tigre Grande, Blanca Flor, La Esperanza, Huntura Dos, San Manuel, Benito Juárez, La Herradura, Telil, Nueva Santa Cruz, Mesatunich, Mac-Yan, Huntochac, San Diego B., San Felipe Segundo, San Juan T., San Marín Hili, San Pedro Azula, Sudzal Chico, San Jorge, Lázaro Cárdenas, Ayim Dos, Cruz Akal, San Gregorio, San Nicolás, Santa Rita, Xcunya, X-kanlol, El Huiro Dos y Chun Wuitz.

 

“La alerta crece en la temporada de huracanes, cuya peligrosidad se ha incrementado con el calentamiento global. Cada año, se presenta mayor intensidad de lluvias y podría no estar lejano el día en que empiece a elevarse el nivel del mar”, advirtió Bautista Zúñiga.

 

Suelos de drenaje deficiente

 

Los investigadores describieron con detalle y precisión los tipos de relieve, entre ellos los de mayor riesgo de inundación, los valles interiores, que corresponden a zonas cerradas dentro de un área de lomeríos altos.

 

Estos sitios se asemejan a microcuencas escalonadas con diferentes niveles de altitud (cuando uno se llena de agua, pasa el caudal al siguiente); los suelos son del tipo gleysol, stagnosol y vertisol. Son de drenaje deficiente y se conjuntan para provocar inundaciones.

 

Mientras, “el leptosol o suelo poco profundo y de buen drenaje, es el que mayor superficie ocupa; debajo hay roca caliza, semejante a una laja, extremadamente resistente a la erosión y, bajo ésta, otro tipo de roca caliza, denominada de transición, no consolidada o litificada, sino más bien arenosa (los antiguos mayas la llamaban sascab)”, explicó Yameli Aguilar, también del CIGA.

 

Bautista Zúñiga acotó que los suelos del sur de Yucatán, por su alto contenido arcilloso, se vuelven impermeables en eventos de lluvia extrema como huracanes, y por largo tiempo llegan a permanecer inundados.

 

A su vez, Óscar Frausto y Thomas Ihl, de la Universidad Autónoma de Quintana Roo, señalaron que si bien se cuenta con un estudio detallado de la geomorfología del sur de la península de Yucatán, ahora es necesario conocer la distribución y la abundancia de los cenotes y las hondonadas, preferentemente con una resolución a escala 1:50 000.

 

Con ello, sería posible determinar la gravedad de otro de los problemas ambientales en la región, la vulnerabilidad a la contaminación del acuífero. “Esto es de gran importancia porque en la península se encuentra la mayor reserva de agua del país”, apuntaron.

 

La investigación geohidrológica, realizada por Jobst Wurl, de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, y Steffen Giese, de la Universidad de Jena, Alemania, resalta la necesidad de considerar los modelos de predicción de lluvias torrenciales, con periodos de recurrencia mínimos, y de caracterizar el sistema de canales agrícolas para prevenir inundaciones mediante el manejo integral de cuencas.

 

“El mayor peligro es la inundación progresiva de las cuencas superiores, que desencadena un efecto de creciente torrencial de alta amenaza, identificado en los huracanes de 2003”, indicaron.

 

Previsión

 

De acuerdo a los expertos, las zonas de la entidad con mayor riesgo de sufrir una inundación ocupan sólo el uno por ciento de la superficie total, y corresponden a los municipios de Peto, Tekax y Tzucacab, ubicados en la sierrita de Ticul, donde habitan más de 600 familias en situación de pobreza extrema.

 

Además del riesgo de inundaciones, existen otros como los incendios, igual de impactantes para la población y las actividades agrícolas, ganaderas y forestales, y los colapsos de suelo, que afectan el tránsito por carretera y la vida urbana.

 

Bautista Zúñiga informó que “los periodos de sequía que se presentan después de la temporada de huracanes hacen que extensas zonas selváticas y costeras de la península de Yucatán queden a merced de los incendios. Uno de los más grandes ocurrió en la zona limítrofe entre esta entidad y Quintana Roo, en la primavera de 2006, luego de los huracanes de 2005. Consumió poco mas de 59 mil hectáreas de bosque tropical”.

 

Los mapas geomorfológicos permiten conocer la ubicación y características de las zonas susceptibles a inundaciones; con ello, se pueden prevenir o minimizar los riesgos a partir de una adecuada evaluación, toma de decisiones y planificación de inversión en infraestructura adecuada.

 

“Estos cartas harán posible potenciar la previsión, no sólo en la península de Yucatán, sino en otras zonas con características físicas, económicas y sociales parecidas”, concluyó el universitario.

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