Boletín UNAM-DGCS-525
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Universitaria
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EN
AUMENTO, LOS TRASTORNOS MENTALES
En un país como México, con graves problemas de salud como epidemias o
padecimientos infecciosos, la atención psiquiátrica está muy descuidada.
Los trastornos mentales aún no reciben la importancia que merecen,
aunque se calcula que para el 2020 la depresión será la primera causa de
incapacidad en el mundo, y que en los próximos años las enfermedades mentales
podrían ser el segundo motivo de consulta entre los mexicanos.
Dice un refrán que “de músico, poeta y loco, todos tenemos un poco”, y
hoy parece adquirir una nueva dimensión: los trastornos mentales pueden afectar
a cualquier persona, sin importar edad, género, raza o clase social.
Ello, sin contar que cada día todos los seres humanos tienen un pequeño
episodio de “locura” cuando duermen y están en la etapa de sueño de movimientos
oculares rápidos (MOR).
Entonces, se transgreden las leyes de la lógica y, por ejemplo, hay
vuelos, caídas y nada pasa, y hasta se habla con gente que ha muerto. “Tenemos
la facilidad de alucinar; en la locura esas capacidades se amplifican y se
presentan fuera de los horarios convencionales”, explicó Rafael Salín-Pascual,
del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de
Según la organización civil Voz Pro Salud
Mental, alrededor del 15 por ciento de
la población mexicana padece algún trastorno de ese tipo, pero sólo 2.5
por ciento de los pacientes se encuentran bajo supervisión de algún
especialista.
Además, añadió el universitario, en el país
reciben atención hasta que están en muy malas condiciones, aunque se puede
hacer un diagnóstico temprano y, en muchos casos, preventivo.
Para brindar atención, en el territorio nacional existen alrededor de
mil 200 psiquiatras, la mayoría concentrados en el DF; hay entidades que ni
siquiera cuentan con ese servicio en sus hospitales generales, abundó.
Según la
mencionada red de organismos no gubernamentales, México destina 0.85 por ciento
de su presupuesto nacional en salud para esos padecimientos, cuando
El también miembro de
A su vez, Andrés Ríos Molina, del Instituto de Investigaciones
Históricas (IIH), comentó que por su carga despectiva, hoy el término “locura”
no se menciona en el vocabulario clínico de psiquiatras, psicólogos o
neurólogos, pero fue usado hasta finales del siglo XIX y bien entrado el XX.
De San Hipólito a
Entre la población mexicana, el
siete por ciento de las personas padece depresión, y el mismo porcentaje
trastorno de angustia y pánico; 1.6 trastorno bipolar; uno por ciento
esquizofrenia, y más de uno por ciento trastorno obsesivo-compulsivo, según
cifras del Instituto Nacional de Psiquiatría, citadas por Voz Pro Salud Mental.
No siempre fue así, acotó Ríos Molina. En el pasado se diagnosticaron
“otros” males como paranoia, histeria, melancolía, gran mal epiléptico (quien
convulsionaba) o carácter epiléptico, es decir, una persona sin principios
morales, que no distinguía entre el bien y el mal, perversa, propensa al delito
y al crimen.
Como la definición de “locura” fue cambiando,
también lo hicieron las instituciones psiquiátricas. México, se presume, contó
con el primer nosocomio especializado en América: el Hospital San
Hipólito para hombres dementes, fundado en tiempos de
Pero hubo otro, para mujeres, conocido como el Divino Salvador,
localizado en la entonces calle de Canoa, hoy Donceles, frente al Teatro de
En ambas instituciones, se concentró la atención a pacientes
psiquiátricos bajo la lógica de la caridad cristiana de protección y cuidado,
pero sin vínculo a la terapéutica, porque se sabía muy poco de las enfermedades
mentales y el funcionamiento del cerebro. Tampoco había un gremio consolidado
de médicos especialistas, aclaró el experto.
Ambos hospitales comenzaron a crecer en población a principios del
siglo XX, y la élite gobernante consideró que eran insuficientes para atender
la demanda. Entonces se propuso la creación de una nueva institución: el
Manicomio General
Con una capacidad para 800
pacientes,
Después de ese periodo comenzó a crecer hasta que en la siguiente
década se habló de tres mil 500 enfermos. También se incrementó el número de
médicos interesados en esos males y comenzó la profesionalización de la
psiquiatría.
Fue hasta 1968 cuando el manicomio cerró para dar paso a granjas en
diferentes partes del país, que permitieron la descentralización de la atención
psiquiátrica.
Estudios de Ríos Molina demuestran que, por lo menos en
Cerebro enfermo
El cerebro, como los riñones, los pulmones o el corazón, se enferma.
Los padecimientos mentales también son del cuerpo. “No tienes bolas, ronchas,
ni se hinchan como los pies, pero te sientes triste, ves cosas, estás irritable,
angustiado, y eso adquiere relevancia, sobre todos si pensamos que el cerebro
humano ha evolucionado para la convivencia social”, señaló Salín-Pascual.
Esos padecimientos consisten en un trastorno bioquímico cerebral y
afectan la forma de pensar, los sentimientos, el humor, la habilidad de
relacionarse con otros y el funcionamiento diario del individuo.
El común denominador de algunas de estas alteraciones, expuso el médico
universitario, es un problema en la zona prefrontal del cerebro, por debajo del
lóbulo frontal, que en condiciones normales permite tener el juicio de
realidad.
Es la zona cerebral que se “cablea” más tardíamente. Ahí, las fibras de
mielina terminan de formarse a los 18 años; por eso, los chicos en la edad de
la “punzada” parecen no tener juicio. Se trata de la misma área que durante el
sueño MOR está hipoactiva. Por eso, nos creemos lo que ocurre en nuestras
“aventuras oníricas”, dijo el experto.
Hoy también se sabe que la neurona es la “princesa” del cuerpo, añadió
Salín. Debe trabajar en condiciones adecuadas de oxígeno, temperatura, glucosa
y pH (acidez sanguínea). Si cualquiera de éstas cambia, la función cerebral se
afecta. Por ejemplo, un diabético al que le baja rápidamente la glucosa,
delira.
Para enfrentar los trastornos de la mente, lo primero que debe hacerse
es un buen diagnóstico, dijo el psiquiatra. Se cuenta con la neurofisiología y
la resonancia magnética funcional, la electroencefalografía y las pruebas
neuropsicológicas para precisar las alteraciones del cerebro, es decir, qué le
falta o le sobra.
Luego, un tratamiento con medicamentos, psicoterapia o terapia
cognitiva conductual, en ciertos casos y, en otros, estimulación cerebral
profunda mediante electrodos en circuitos cerebrales “descompuestos”. Para todos
los trastornos existe un procedimiento; algunos, como la esquizofrenia, no se
curan, pero se controlan. Otros, como la depresión, se remedian al 100 por
ciento, concluyó.
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México, existen alrededor de mil 200 psiquiatras, la mayoría concentrados en el
DF, lo que significa que hay entidades que ni siquiera cuentan con ese servicio
en sus hospitales generales, dijo Rafael Salín-Pascual de
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México
contó con el primer nosocomio especializado en América: el Hospital San
Hipólito para hombres dementes, fundado en