06:00  hrs. 26 de agosto de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-509

Ciudad Universitaria


Graciela Casas Torres

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DIPLOMADO A PERSONAS DE LA TERCERA EDAD

 

 

En México, actualmente viven más de ocho millones de adultos mayores, y se prevé que en 40 años, uno de cada cuatro habitantes pertenecerá a la tercera edad, refirió la directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Graciela Casas Torres.

 

De acuerdo con el investigador Virgilio Partida, señaló, la población de 65 años o más estimada para mediados del presente siglo será igual al número de habitantes actuales en América Central (36.3 millones); en tanto, la esperanza de vida aumentará de 75.3 años, a 83.7.

 

Ante esa perspectiva, prosiguió la universitaria, en la ENTS se ha planteado la necesidad de que la academia intervenga en las esferas más importantes del envejecimiento: salud, empleo, jubilación, relaciones interpersonales con la familia, rol social, nutrición, actividad física, y características de la vivienda y el entorno.

 

Para ello, se diseñó el diplomado Envejecimiento exitoso, dónde el éxito es entendido como una forma de asumir ese proceso de la vida en las mejores condiciones. El objetivo es capacitar a los adultos mayores en aspectos teóricos y prácticos que les permitan desarrollar e incrementar sus habilidades y actitudes para optimizar esa etapa, enfatizó.

 

¿Por qué no prepararse para envejecer mejor?

En la actualidad, comentó Casas Torres, los roles de los grupos de edad están tipificados; la sociedad sabe qué espera de los niños, de los jóvenes y de los adultos, pero respecto a los adultos mayores, el único rol que se les confiere es el de abuelo.

 

De acuerdo con previsiones de la Organización de Naciones Unidas, para el año 2025, en América Latina y el Caribe este sector representará el 14.1 por ciento de la población mundial, y para 2050 será el 22.6, subrayó.

 

De no asumir las medidas pertinentes, advirtió la especialista en salud pública, las personas mayores se enfrentarán a situaciones como el deterioro físico, que puede profundizar la dependencia y maltrato; una desorganización familiar por la pérdida de la pareja o por requerir cuidado primario; depresión y soledad, y una limitación de espacios de participación y de reconocimiento social, entre otros.

 

Por ello, recalcó, es necesario que conozcan las transformaciones más frecuentes en el nivel familiar y cómo enfrentarlas; cuáles son las principales enfermedades y cómo prevenirlas; los cambios de personalidad; la mejor manera de comer y los ejercicios adecuados; las características idóneas de la casa y del entorno; las organizaciones civiles e instituciones donde puedan acudir y participar; sus derechos familiares y como ciudadano, dónde y cómo ejercerlos y, por supuesto, cómo hacer un plan de vida.

 

Basados en estas premisas, se diseñó cada módulo del diplomado, abierto a los integrantes de ese sector poblacional que quieran participar, donde se revisan desde los apoyos informales que ofrece la comunidad, hasta la generación de propuestas individuales y de grupo para un mejor envejecimiento, detalló.

 

Es necesario dar al envejecimiento un valor distinto al que ahora tiene, “debemos dejar de verlo con desprecio o como la pérdida de algo, para apreciarlo como una oportunidad en la vida”, apuntó.

 

Actualmente, se realiza la tercera versión de este curso, y con base en los dos anteriores, se ha generado una red de apoyo entre los alumnos, donde no sólo han aprendido teoría, sino a tejer relaciones entre ellos, lo que les permite trascender como individuos y como grupo, concluyó.

 

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Foto 01.

Es necesario dar al envejecimiento un valor distinto, y dejar de verlo con desprecio o como una pérdida para considerarlo como una oportunidad en la vida, dijo Graciela Casas Torres, de la ENTS de la UNAM.