06:00  hrs. 26 de agosto de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-506

Ciudad Universitaria


Malaquías López Cervantes

 

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EN MÉXICO EL “REBOTE” DE INFLUENZA NO SERÁ FÁCIL Y SE ENFRENTARÁ SIN DOSIS SUFICIENTES

 

 

·         En el invierno el virus puede propagarse por más tiempo; si lo hace por cuatro días, podría incrementarse 30 por ciento el número de personas infectadas, según un modelo matemático desarrollado por científicos de la UNAM

·         Antonmaría Minzoni y Panayiotis Panayotaros, del IIMAS, aclararon que lo ocurrido en julio y agosto en Chiapas y Yucatán fue la misma epidemia que afectó desde abril al centro del país

·         El verdadero rebrote, aseguraron, se vivirá hasta finales del otoño o en el invierno y se desconoce en donde iniciará

 

 

En México, el “rebote” de la influenza por el virus A H1N1 en la próxima temporada de frío no será fácil, tampoco se contará a tiempo con las dosis de vacuna necesarias; por ello, se deberá implementar una estrategia de control adecuada, apostar al tratamiento para los casos graves e impulsar la prevención con el lavado de manos, cuidar la manera de estornudar y no acudir a sitios concurridos.

 

En el invierno el virus puede propagarse por más tiempo. Si en lugar de dos días, como ocurrió en los meses pasados, es capaz de infectar durante cuatro, podría incrementarse en 30 por ciento el número de afectados, con respecto al brote pasado, según un modelo matemático desarrollado por científicos de la UNAM.

 

De ese modo, opinó el epidemiólogo y académico de la Facultad de Medicina (FM), Malaquías López Cervantes, “vamos a tener que apoyarnos en la población, en su disciplina, en su respaldo y en sus conductas correctas”. No obstante, un equipo requiere un líder que sepa qué hacer; en este caso, se trata del sistema de salud, que deberá guiar a los ciudadanos y ser claro en sus indicaciones.

 

La gente debe operar en medio de un plan público bien difundido y asimilado, y en un marco de coordinación entre los responsables de los diversos servicios de sanidad, añadió el experto.

 

En tanto, los integrantes del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS), Antonmaría Minzoni y Panayiotis Panayotaros, aclararon que lo ocurrido a finales de julio e inicios de agosto en Chiapas y Yucatán no fue el rebote, sino la misma epidemia que afectó desde abril al centro del país y que apenas se propagó en aquella región.

 

Al respecto, López Cervantes sostuvo que esas entidades no habían sido infectadas debido a su clima caluroso; no obstante, bajó la temperatura. “Se nubló y comenzaron las lluvias; la humedad es un factor importante en la posibilidad de que el virus esté presente, sobreviva y alcance a más personas”.

 

Ello propició que se estableciera una cadena de transmisión que terminó por ser más grave que la primera, opinó el médico. Lo que se vio en el sureste fue tan grave o peor que la primera etapa que padeció el valle de México y San Luis Potosí, cuando se disparó la cifra de contagios en Chiapas y Yucatán, y se registraron 632 nuevos casos y 10 muertos en sólo cuatro días.

 

La epidemia, como las olas, se va propagando. Allá no habían visto un número tan importante de casos como los observados en el DF donde, probablemente, el clima propició las condiciones de contagio.

 

El verdadero rebrote, aseguraron los científicos, se vivirá hasta finales del otoño o en el invierno, con la consiguiente propagación en el territorio, aunque se desconoce dónde iniciará. Quizá, consideró Minzoni, el desierto que funcionó como barrera contra la enfermedad en el verano, deje de serlo con el frío y el rebrote se inicie en el norte del país, aunque ello se desconoce.

 

A H1N1-2009

El A H1N1 es un virus que provoca una enfermedad respiratoria llamada influenza, una forma de gripe que tiene como característica ser más intensa, rápida y aguda, con capacidad de ser mortal en algunas ocasiones.

 

Muchas personas se enferman, pero pocos mueren, cuando desarrollan una complicación conocida como neumonía atípica. De cada mil individuos con virus, uno presentó síntomas, y de quienes los tuvieron, murieron 0.2.

 

Entre los pacientes que perecieron se ha visto que antes de la neumonía tenían otras afecciones, como obesidad y diabetes pero, sobre todo, recalcó Malaquías, se trataba de personas que fumaban.

 

Los principales síntomas de los fallecidos fueron fiebre en 84.9 por ciento de los casos; tos en 84.2; dificultad para respirar en 76, y flemas en 53.4 por ciento, entre otros.

 

El contagio se da por aerosol, es decir, cuando una persona habla, pero en especial cuando estornuda y se forma una nube de partículas de saliva tan pequeñas que no se ven, y que flotan en el ambiente. Quienes estén cerca las pueden respirar y esa es la forma más importante de transmisión, dijo el experto.

 

Lo mismo ocurre cuando el enfermo se tapa con las manos durante un estornudo o tos y luego toca algún objeto; otras personas también lo palpan y se llevan las manos a los ojos, nariz o boca, y provocarán por sí mismas el ingreso del virus a su organismo. De ahí la importancia de las medidas sanitarias conocidas: cubrirse al estornudar, lavarse las manos constantemente y distanciamiento social, entre otras.

 

Historia y matemáticas, todos para uno...

Las epidemias tienen una larga historia; la primera ocurrida de influenza en el siglo XX, fue de origen porcino, la llamada “gripe española”; azotó al mundo entre 1918 y 1919 y, se estima, provocó entre 40 y 60 millones de decesos.

 

En tanto, el origen de los modelos matemáticos de las enfermedades se remonta al siglo XVIII, cuando un matemático y médico holandés, Daniel Bernoulli, estudió la propagación de la viruela entre la población francesa y propuso a la Academia de Ciencias de París, como técnica para reducir la mortandad por viruela, que era alrededor del 10 por ciento entre la población joven, la inoculación con virus vivos obtenidos de pacientes. Introdujo las ecuaciones diferenciales –que involucran derivadas– como método de estudio.

 

Los modelos matemáticos, explicó Antonmaría Minzoni, son esencialmente predictivos. Así, lo descubrió Newton, quien explicó y predijo el movimiento de los planetas. Su idea esencial era que si se conocen las condiciones de inicio de un fenómeno, es posible predecir qué ocurrirá al final, en este caso, de la epidemia.

 

Si con ayuda de la biología básica se sabe qué pasa en un día, cuántas personas se infectan y cuánto tiempo dura el virus, se puede estimar cuántos afectados más habrá dentro de cierto número de días. “La única manera que la humanidad conoce de hacer predicciones es resolviendo ecuaciones diferenciales”, sostuvo.

 

Con ese modelo se estudió el efecto de las medidas sanitarias, en especial, el asilamiento de la población. “La pregunta era cómo se comportaría la epidemia en el DF si la gente se encerraba. Eso se entendió y nos dio una buena idea de cuáles son los parámetros; el siguiente paso que se trabaja es entender el rebote”.

 

Panayiotis Panayotaros agregó que este modelo no es espacial, es decir, no toma en cuenta la geografía, sino a una población, al número total de pacientes. “Es el más básico, el más sencillo correspondiente a la información que teníamos disponible en ese momento”.

 

Contiene una variable independiente, el tiempo, y dos dependientes: la cantidad de infectados y la de susceptibles, para las que se tienen dos ecuaciones y características del mecanismo de infección: el tiempo que el virus está activo y la rapidez con la que la gente se contagia. El cociente de esos dos tiempos es el llamado número reproductivo; cuando es menor a uno no hay epidemia, pero cuando es mayor ésta se produce.

 

Para ello, se contó con los datos de comienzo de la propagación, añadió Minzoni. El número reproductivo básico se obtuvo usando datos del brote en la comunidad de la Gloria, Veracruz: 591 casos de influenza en una comunidad de dos mil 243 personas, en 27 días. El número reproductivo al comienzo de la epidemia en la Ciudad de México fue de 1.72, y diminuyó cuando iniciaron las medidas sanitarias, a 1.3.

 

Con el modelo se puede predecir, por ejemplo, la máxima cantidad de infectados que puede haber y el tiempo que durará la epidemia, días, semanas o meses. Así, se predijo que el máximo pico del fenómeno se alcanzaría el 20 de mayo, tal y como lo reportó el gobierno de la ciudad.

 

También se pudo determinar que relajar las medidas sanitarias tiene por efecto el aumento de contagios. Los resultados de la investigación fueron publicados en el artículo Modelling of the influenza A (H1N1)v outbreak in Mexico City, april-may 2009, with control sanitary measures, de la revista Eurosurveillance (2 de julio de 2009).

 

El trabajo, aclaró Panayotaros, no fue sólo de matemáticos, sino de médicos, incluido el propio Malaquías López, que tienen experiencia con otras epidemias, su comportamiento, duración y “pico”. También participaron Gustavo Cruz Pacheco, del IIMAS; Luis Durán, de la FM; Lourdes Esteva, de la Facultad de Ciencias, e integrantes de la Secretaría de Salud del DF.

 

Fue y es importante el apoyo mutuo, interdisciplinario, “de otro modo estaríamos escribiendo cosas en el pizarrón, que podrían ser lejanas a la realidad”, abundó.

 

De cara al invierno, se predice que si el virus dura dos días más, habrá un 30 por ciento más de personas contagiadas. “¿Cuándo ocurrirá eso? Hay que ponerse muy listos y ver cómo se incrementa el número de infectados cuando baje la temperatura; la gente que hace el conteo tendrá que estar ‘despierta’ a fines de octubre y principios de noviembre, y determinar cuántos días más puede afectar el virus. Si sabemos eso, podremos estimar cuándo va a terminar la epidemia”, añadió Antonmaría Minzoni.

 

¿Qué hacer?

Aún antes de la llegada de la época de frío, la influenza por A H1N1 ya desplazó a la estacional, y la mayoría de los casos de personas con infecciones respiratorias son por este nuevo virus, que se ha vuelto el “rey del momento”, expuso López Cervantes.

 

Ante el posible rebrote, opinó, se podría estar mejor preparado, con un plan claro, completo, explícito y al alcance de los habitantes, donde se compartan los servicios de salud, y médicos y enfermeras sepan con cuáles recursos contarán, cuántas vacunas y quién las recibirá.

 

En general, las personas bien alimentadas se enferman menos, y cuando lo hacen les va mejor; desafortunadamente, si se considera que la mitad de los mexicanos es pobre, es difícil recomendar que consuma frutas, verduras, carne y leche, y que mantenga una buena higiene, porque en muchas ocasiones no tiene acceso al agua potable.

 

Otras medidas, como el cierre de escuelas o comercios, dependerán de la intensidad del rebrote y de la gravedad de los casos, como una posible mutación del virus que lo hiciera más peligroso o mortal. Aunque, en las condiciones actuales, parece que no será necesario y que el funcionamiento social se mantendrá en gran medida, pero con acciones enérgicas de reconocimiento y manejo de casos para evitar una dispersión amplia.

 

Con lo ocurrido en el sureste, habrá que hacer una evaluación y recapitular; ahora se cuenta con más información, que habrá que evaluar con seriedad y de manera sistemática, expuso el epidemiólogo.

 

Asimismo, se debería aprovechar la oportunidad de que las instituciones públicas se vinculen con las universidades para diseñar propuestas y medidas.

 

Panayiotis Panayotaros precisó que también se puede mejorar el monitoreo y la estimación del número de enfermos, lo que ocurre en tiempo real, en especial, porque hay gente con el virus que no presenta síntomas, pero que sí puede contagiar.

 

Incluso, de contar con cifras por entidad, se puede hacer, sin ningún problema, un modelo a escala nacional y calcular la expansión de la “onda” de la epidemia por el territorio nacional, de acuerdo con el lugar donde reinicie. Todo ello permitiría manejar de mejor manera la epidemia, finalizó Minzoni.

 

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Foto 01

Malaquías López Cervantes, de la (FM), señaló que ante un posible rebrote de influenza, la gente debe operar en medio de un plan público difundido y asimilado.

 

 

Foto 02.

Antonmaría Minzoni, del IIMAS, señaló que si con la ayuda de la biología básica se sabe cuántas personas se infectan en 24 horas, se puede estimar cuántos afectados más habrá dentro de cierto número de días.

 

 

Foto 03

Con el modelo matemático se puede predecir, por ejemplo, la máxima cantidad de infectados que puede haber y el tiempo que durará la epidemia, aseguró Panayiotis Panayotaros, del IIMAS de la UNAM.