Boletín UNAM-DGCS-506
Ciudad Universitaria
EN MÉXICO EL “REBOTE” DE INFLUENZA NO SERÁ FÁCIL
Y SE ENFRENTARÁ SIN DOSIS SUFICIENTES
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En el invierno el virus puede
propagarse por más tiempo; si lo hace por cuatro días, podría incrementarse 30 por
ciento el número de personas infectadas, según un modelo matemático
desarrollado por científicos de
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Antonmaría
Minzoni y Panayiotis Panayotaros, del IIMAS, aclararon que lo ocurrido en julio
y agosto en Chiapas y Yucatán fue la misma epidemia que afectó desde abril al
centro del país
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El
verdadero rebrote, aseguraron, se vivirá hasta finales del otoño o en el invierno
y se desconoce en donde iniciará
En México, el “rebote” de la influenza por el virus A H1N1 en la próxima temporada de frío no será fácil, tampoco se contará a tiempo con las dosis de vacuna necesarias; por ello, se deberá implementar una estrategia de control adecuada, apostar al tratamiento para los casos graves e impulsar la prevención con el lavado de manos, cuidar la manera de estornudar y no acudir a sitios concurridos.
En el
invierno el virus puede propagarse por más tiempo. Si en lugar de dos días,
como ocurrió en los meses pasados, es capaz de infectar durante cuatro, podría
incrementarse en 30 por ciento el número de afectados, con respecto al brote
pasado, según un modelo matemático desarrollado por científicos de la UNAM.
De
ese modo, opinó el epidemiólogo y académico de
La gente debe operar en medio de un plan público bien difundido y asimilado, y en un marco de coordinación entre los responsables de los diversos servicios de sanidad, añadió el experto.
En tanto, los integrantes del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS), Antonmaría Minzoni y Panayiotis Panayotaros, aclararon que lo ocurrido a finales de julio e inicios de agosto en Chiapas y Yucatán no fue el rebote, sino la misma epidemia que afectó desde abril al centro del país y que apenas se propagó en aquella región.
Al respecto, López Cervantes sostuvo que esas entidades no habían
sido infectadas debido a su clima caluroso; no obstante, bajó la temperatura.
“Se nubló y comenzaron las lluvias; la humedad es un factor importante
en la posibilidad de que el virus esté presente, sobreviva y alcance a más
personas”.
Ello propició que se estableciera una cadena de transmisión que terminó
por ser más grave que la primera, opinó el médico. Lo que se vio en el sureste
fue tan grave o peor que la primera etapa que padeció el valle de México y San
Luis Potosí, cuando se disparó la cifra de contagios en Chiapas y Yucatán, y se
registraron 632 nuevos casos y 10 muertos en sólo cuatro días.
La epidemia, como las olas, se va propagando. Allá no habían visto un número tan importante de casos como los observados en el DF donde, probablemente, el clima propició las condiciones de contagio.
El verdadero rebrote, aseguraron los científicos, se
vivirá hasta finales del otoño o en el invierno, con la consiguiente
propagación en el territorio, aunque se desconoce dónde iniciará. Quizá, consideró
Minzoni, el desierto que
funcionó como barrera contra la enfermedad en el verano, deje de serlo con el
frío y el rebrote se inicie en el norte del país, aunque ello se desconoce.
El A H1N1 es un virus que provoca una enfermedad respiratoria llamada influenza, una forma de gripe que tiene como característica ser más intensa, rápida y aguda, con capacidad de ser mortal en algunas ocasiones.
Muchas personas se enferman, pero pocos mueren, cuando desarrollan una complicación
conocida como neumonía atípica. De cada mil individuos con virus, uno
presentó síntomas, y de quienes los tuvieron, murieron 0.2.
Entre los pacientes que perecieron se ha visto que antes de la neumonía tenían otras afecciones, como obesidad y diabetes pero, sobre todo, recalcó Malaquías, se trataba de personas que fumaban.
Los principales síntomas de los fallecidos fueron fiebre en 84.9 por ciento de los casos; tos en 84.2; dificultad para respirar en 76, y flemas en 53.4 por ciento, entre otros.
El contagio se da por aerosol, es decir, cuando una persona habla, pero en especial cuando estornuda y se forma una nube de partículas de saliva tan pequeñas que no se ven, y que flotan en el ambiente. Quienes estén cerca las pueden respirar y esa es la forma más importante de transmisión, dijo el experto.
Lo mismo ocurre cuando el enfermo se tapa con las manos durante un
estornudo o tos y luego toca algún objeto; otras personas también lo palpan y
se llevan las manos a los ojos, nariz o boca, y provocarán por sí mismas el
ingreso del virus a su organismo. De ahí la importancia de las medidas
sanitarias conocidas: cubrirse al estornudar, lavarse las manos constantemente
y distanciamiento social, entre otras.
Las epidemias tienen una
larga historia; la primera ocurrida de influenza en el
siglo XX, fue de origen porcino, la llamada “gripe española”; azotó al mundo
entre 1918 y 1919 y, se estima, provocó entre 40 y 60 millones de decesos.
En tanto, el origen de los modelos matemáticos de
las enfermedades se remonta al siglo XVIII, cuando un matemático y médico
holandés, Daniel Bernoulli, estudió la propagación de la viruela entre la
población francesa y propuso a
Los modelos
matemáticos, explicó Antonmaría Minzoni, son esencialmente predictivos. Así, lo
descubrió Newton, quien explicó y predijo el movimiento de los planetas. Su
idea esencial era que si se conocen las condiciones de inicio de un fenómeno,
es posible predecir qué ocurrirá al final, en este caso, de la epidemia.
Si con
ayuda de la biología básica se sabe qué pasa en un día, cuántas personas se
infectan y cuánto tiempo dura el virus, se puede estimar cuántos afectados más
habrá dentro de cierto número de días. “La única manera que la humanidad conoce
de hacer predicciones es resolviendo ecuaciones diferenciales”, sostuvo.
Con ese
modelo se estudió el efecto de las medidas sanitarias, en especial, el
asilamiento de la población. “La pregunta era cómo se comportaría la epidemia
en el DF si la gente se encerraba. Eso se entendió y nos dio una buena idea de
cuáles son los parámetros; el siguiente paso que se trabaja es entender el
rebote”.
Panayiotis Panayotaros agregó que este modelo no es
espacial, es decir, no toma en cuenta la geografía, sino a una población, al
número total de pacientes. “Es el más básico, el más sencillo correspondiente a
la información que teníamos disponible en ese momento”.
Contiene
una variable independiente, el tiempo, y dos dependientes: la cantidad de
infectados y la de susceptibles, para las que se tienen dos ecuaciones y
características del mecanismo de infección: el tiempo que el virus está activo
y la rapidez con la que la gente se contagia. El cociente de esos dos tiempos
es el llamado número reproductivo; cuando es menor a uno no hay epidemia, pero
cuando es mayor ésta se produce.
Para ello, se contó
con los datos de comienzo de la propagación, añadió Minzoni. El número
reproductivo básico se obtuvo usando datos del brote en la comunidad de
Con el
modelo se puede predecir, por ejemplo, la máxima cantidad de infectados que
puede haber y el tiempo que durará la epidemia, días, semanas o meses. Así, se
predijo que el máximo pico del fenómeno se alcanzaría el 20 de mayo, tal y como
lo reportó el gobierno de la ciudad.
También se pudo determinar que relajar las medidas sanitarias tiene por
efecto el aumento de contagios. Los resultados de la investigación fueron
publicados en el artículo Modelling of the
influenza A (H1N1)v outbreak in Mexico City,
april-may 2009, with control sanitary measures, de la revista Eurosurveillance (2 de
julio de 2009).
El trabajo, aclaró Panayotaros,
no fue sólo de matemáticos, sino de médicos, incluido el propio
Malaquías López, que tienen experiencia con otras epidemias, su comportamiento,
duración y “pico”. También participaron Gustavo Cruz Pacheco, del IIMAS; Luis Durán, de
Fue y es importante el
apoyo mutuo, interdisciplinario, “de otro modo estaríamos escribiendo cosas en
el pizarrón, que podrían ser lejanas a la realidad”, abundó.
De cara
al invierno, se predice que si el virus dura dos días más, habrá un 30 por
ciento más de personas contagiadas. “¿Cuándo ocurrirá eso? Hay que ponerse muy
listos y ver cómo se incrementa el número de infectados cuando baje la
temperatura; la gente que hace el conteo tendrá que estar ‘despierta’ a fines
de octubre y principios de noviembre, y determinar cuántos días más puede afectar
el virus. Si sabemos eso, podremos estimar cuándo va a terminar la epidemia”,
añadió Antonmaría Minzoni.
¿Qué hacer?
Aún antes de la llegada de la época de frío, la influenza por A H1N1 ya desplazó a la estacional, y la mayoría de los casos de personas con infecciones respiratorias son por este nuevo virus, que se ha vuelto el “rey del momento”, expuso López Cervantes.
Ante el posible rebrote, opinó, se podría estar mejor preparado, con un plan claro, completo, explícito y al alcance de los habitantes, donde se compartan los servicios de salud, y médicos y enfermeras sepan con cuáles recursos contarán, cuántas vacunas y quién las recibirá.
En general, las personas bien alimentadas se enferman menos, y cuando lo hacen les va mejor; desafortunadamente, si se considera que la mitad de los mexicanos es pobre, es difícil recomendar que consuma frutas, verduras, carne y leche, y que mantenga una buena higiene, porque en muchas ocasiones no tiene acceso al agua potable.
Otras medidas, como el cierre de escuelas o comercios, dependerán de la intensidad del rebrote y de la gravedad de los casos, como una posible mutación del virus que lo hiciera más peligroso o mortal. Aunque, en las condiciones actuales, parece que no será necesario y que el funcionamiento social se mantendrá en gran medida, pero con acciones enérgicas de reconocimiento y manejo de casos para evitar una dispersión amplia.
Con lo ocurrido en el sureste, habrá que hacer una evaluación y recapitular; ahora se cuenta con más información, que habrá que evaluar con seriedad y de manera sistemática, expuso el epidemiólogo.
Asimismo, se debería aprovechar la oportunidad de que las instituciones públicas se vinculen con las universidades para diseñar propuestas y medidas.
Panayiotis Panayotaros precisó que también se puede mejorar el monitoreo y la estimación del
número de enfermos, lo que ocurre en tiempo real, en especial, porque hay gente
con el virus que no presenta síntomas, pero que sí puede contagiar.
Incluso,
de contar con cifras por entidad, se puede hacer, sin ningún problema, un
modelo a escala nacional y calcular la expansión de la “onda” de la epidemia
por el territorio nacional, de acuerdo con el lugar donde reinicie. Todo ello
permitiría manejar de mejor manera la epidemia, finalizó Minzoni.
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Foto 01
Malaquías López Cervantes, de la (FM), señaló que ante
un posible rebrote de influenza, la gente debe operar en medio de un plan
público difundido y asimilado.
Foto 02.
Antonmaría Minzoni, del IIMAS, señaló que
si con la ayuda de la biología básica se sabe cuántas personas se infectan en
24 horas, se puede estimar cuántos afectados más habrá dentro de cierto número
de días.
Foto 03
Con el modelo matemático se puede predecir,
por ejemplo, la máxima cantidad de infectados que puede haber y el tiempo que
durará la epidemia, aseguró Panayiotis Panayotaros, del IIMAS de