06:00  hrs. 25 de agosto de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-504

Ciudad Universitaria

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INDAGAN EN GUSANOS, MECANISMOS BÁSICOS DE LA MUERTE CELULAR

 

 

Con la utilización de pequeños gusanos transparentes como modelo de laboratorio, Rosa Navarro González, investigadora del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, indaga cómo ocurre la muerte celular programada, proceso que comparten organismos tan variados como las moscas y los seres humanos.

 

La apoptosis, o muerte celular, está regulada genéticamente, pero aún existen misterios sobre los mecanismos bioquímicos que la hacen posible. A su develación se dedica la bióloga y doctora en ciencias bioquímicas, que ofreció pistas de ese mecanismo en el seminario mensual del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Química (FQ).

 

En el auditorio del Conjunto E de la FQ, Navarro González dictó la conferencia TIA-1 se requiere para inducir apoptosis de las células germinales de C. elegans en condiciones de estrés.

 

Allí refirió que la proteína TIA-1 está asociada con la programación de la muerte celular y regula al gen que codifica al receptor Fas, que promueve la apoptosis.

 

En sus experimentos, descubrió que esa proteína es necesaria para que ocurra la muerte celular en ciertas condiciones, como la falta de alimento, el exceso de sal o calor elevado.

 

Un gusano revelador

En su laboratorio del Departamento de Biología Celular del IFC, Navarro trabaja con el gusano Caenorhabditis elegans, un nematodo de un milímetro de largo, transparente y fácil de manipular en laboratorio, que se utiliza desde la década de los 70 como un modelo para estudiar la biología del desarrollo.

 

“Este gusano, que no es patógeno y de forma natural vive en la arena, en sitios templados y húmedos, tiene 959 células, 300 de ellas neuronas, y un ciclo de vida de tres días”, señaló.

 

La investigadora recordó que en C. elegans se descubrió, por primera vez, la maquinaria de la apoptosis, un hallazgo que valió el Premio Nobel de Medicina 2002 a los científicos sudafricanos John Sulston y Sydney Brenner, así como al estadounidense Robert Horvitz.

 

En ese organismo, ubicó algunos genes y proteínas asociados con la apoptosis, que es parte integral de un proceso de diferenciación celular que ocurre en embriones y organismos adultos de forma simultánea al desarrollo del individuo, logrando entre ambos un equilibro entre el número de células que existen en los tejidos.

 

En su estudio, comprobó que mientras la ovulación del gusano ocurre cada 23 minutos, la apoptosis sucede en células que empaquetan su contenido del citoplasma, para evitar que haya inflamación y que se pierdan las enzimas que hay dentro de la célula.

 

La científica mexicana explicó que en la muerte celular los núcleos de las mismas se encogen y fragmentan, formando pequeñas vesículas con material citoplasmático. Así, sus componentes pueden ser reutilizados y no contaminan el espacio extracelular.

 

Hasta ahora, ha comprobado que diversos tipos de estrés inducen apoptosis en células germinales; no obstante, reconoció que aún falta camino por recorrer, pero cuando se logren develar los secretos de la muerte celular, podrá aplicarse ese conocimiento en ciertas enfermedades como el cáncer, donde la característica esencial es la generación caótica de células que forman tumores.

 

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Foto 01.

Cuando se logren develar los secretos de la muerte celular, podrá aplicarse ese conocimiento en ciertas enfermedades como el cáncer, señaló Rosa Navarro González, del IFC de la UNAM.