Boletín UNAM-DGCS-501
Ciudad Universitaria
Pie de foto al final del
boletín
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Factores como la dependencia económica y
falta de apoyo familiar y social, facilitan quedar atrapadas en estos vínculos,
dijo
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Algunos autores hablan del síndrome de la
mujer maltratada cuando éstas experimentan vergüenza, depresión, culpa,
ansiedad y miedo anticipado al maltrato
Un promedio estadístico a nivel mundial revela que las mujeres tardan casi
10 años en superar de una relación violenta, aún cuando estén en peligro de
muerte, porque el daño físico y psicológico las mantiene inmovilizadas y
confundidas, explicó la jefa del Centro de Servicio Comunitario Dr. Julián MacGregor y Sánchez Navarro,
de
Las relaciones abusivas son largas y resulta fácil entrar en una pero
es difícil salir de ella, principalmente por factores como la dependencia
económica y la falta de apoyo familiar, social, institucional y de los sistemas
de salud y judiciales, sentenció.
Al dictar
Al respecto, mencionó que esa inmovilidad o parálisis causada por el
daño físico y psicológico es utilizada por la víctima como una estrategia de
supervivencia. La mayoría de las mujeres violentadas, confiesan tener amor
hacia sus parejas; “lo quiero a pesar de todo”, es una de las declaraciones más
comunes.
En el auditorio Guillermo Floris
Margadant, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de esta casa de
estudios, explicó que se ha documentado el impacto psicológico de la violencia
hacia el género femenino. Algunos autores hablan del síndrome de la mujer
maltratada, caracterizado por: vergüenza, culpa, depresión, ansiedad, fobias
generalizadas y miedo anticipado al maltrato.
Además, señaló que en el
llamado síndrome de Estocolmo Doméstico, la víctima percibe una amenaza a su
supervivencia, permanece aislada y no distingue otra perspectiva más que la del
agresor. Él le indica qué está bien y qué se merece. En esa situación, ella se
siente sin escapatoria, excepto si puede disuadir al agresor o convencerlo.
Este fenómeno se manifiesta como un vínculo afectivo y paradójico entre
víctima y atacante. La mujer suele defender a su pareja ante los embates
externos, colocar fuera de él las causas de la agresión y argumentar que su
comportamiento se debe a la injusticia social, falta de empleo, agresiones en
su niñez. Además, evita a toda costa denunciarlo, porque no lo responsabiliza
de su conducta.
La especialista indicó
que no todos los tipos de violencia ni sus intensidades son iguales. No todos
los vínculos entre dos personas son semejantes, así como tampoco lo son las
diferencias jerárquicas. Así, la violencia contra la mujer puede ser definida como
un continuo que va desde la más común hasta un terrorismo patriarcal.
En ese sentido, consideró que la terapia feminista permite reconocer la
desigualdad social de la mujer y las razones de la misma, además de cuestionar
la supuesta complementariedad de funciones de la pareja, porque en la práctica
es inequitativa.
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Foto 01.
Las relaciones abusivas son largas; es fácil entrar en
ellas, pero difícil dejarlas por factores como dependencia económica y falta de
apoyo familiar, dijo