Boletín UNAM-DGCS-479
Ciudad Universitaria
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La obesidad, una enfermedad crónica, es el inicio de un sinfín de alteraciones como insuficiencia renal y respiratoria, presión arterial alta, problemas cardiovasculares, menstruales, y cáncer de útero, entre otras, advirtió Mónica Núñez González.
En la conferencia Desórdenes
alimenticios, organizada por el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo
Tecnológico (CCADET) de
En la relación familiar, la probabilidad que un varón herede la obesidad es de 27.5 por ciento, mientras que en una mujer es de 21.2; la predisposición se debe a un gen existente en el cromosoma 6, explicó en el auditorio del CCADET.
En personas afectadas, las reservas naturales de energía
se almacenan en el tejido adiposo hasta provocar enfermedades degenerativas y
aumentar la mortalidad. Cuando se habla de sobrepeso puede tratarse de hasta
Además del índice de masa corporal (si el IMC es mayor a 25, equivale a sobrepeso), existen otros indicadores. La obesidad tipo androide, también llamada visceral o central, se identifica porque el cuerpo es parecido a una manzana, con grasa alrededor del ombligo; se relaciona a enfermedad cardiovascular. La otra es la ginecoide o periférica, que produce un cuerpo en forma de pera; la grasa se acumula en las caderas, abundó.
En el sector femenino, la grasa tiende a acumularse en el estómago, cadera y muslos; en los hombres en el vientre y la cintura. Según una encuesta de salud, señaló la especialista, en México, el problema es de dimensiones considerables; de cada 10 niños, cinco padecen obesidad, y de cada 10 adultos, siete.
Los menores o jóvenes son considerados obesos cuando su peso supera al
ideal en un 20 por ciento. Es grave que esta afección inicie en la infancia: si
se origina entre los seis meses y los siete años, el porcentaje de quienes
seguirán con peso de más en la etapa adulta es hasta de 40 por ciento; si
comenzó entre los 10 y los 13, la probabilidad se incrementa a 70.
Obesidad exógena y
endógena
Núñez González expuso
que la obesidad se clasifica en exógena, por alimentación excesiva, y endógena,
por alteraciones metabólicas provocadas por disfunción de alguna glándula
endócrina.
La más común, por
supuesto, es la primera. Un kilogramo de peso equivale a siete mil calorías; es
decir, “cuando pesamos un kilo más, es como si comiéramos 14 hamburguesas”.
A este problema contribuyen también factores hormonales, psicosociales y ambientales. Los padres sobrealimentan a los hijos que, a su vez, no realizan actividad física; además, se ha visto que las madres con peso de más sirven raciones mayores, expresó.
La obesidad y la hipoactividad surgen también por estrés o un duelo. “Nos podemos sentir tan tristes que nos decidimos a comer más de lo habitual”, concluyó.
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Foto 01
A la obesidad contribuyen factores hormonales, psicosociales y
ambientales; este padecimiento y la hipoactividad surgen también por estrés o
un duelo, advirtió la nutrióloga Mónica Núñez González.
Foto 02.
La obesidad se clasifica en
exógena, por alimentación excesiva, y endógena, por alteraciones metabólicas,
siendo la primera la más común.