06:00  hrs. 5 de agosto de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-463

Ciudad Universitaria

 

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SON DE ORIGEN MAYA, LOS REGISTROS MÁS ANTIGUOS DE LOS TRÁNSITOS DE VENUS

 

  • Las evidencias son discos solares pintados en frescos entre los años 1200 a 1350 antes de Cristo, y muestran que esta cultura mesoamericana antecedió al registro más antiguo conocido, en Gran Bretaña
  • La medición de los tránsitos ayudaron a determinar el valor de la Unidad Astronómica, señaló Christine Allen Armiño, del IA de la UNAM

 

En el observatorio de Mayapán, cerca de Mérida, en Yucatán, existen indicios  que los antiguos mayas observaron y midieron varios tránsitos de Venus, fenómenos que describen el paso de ese planeta delante del Sol, visto desde la Tierra.

 

Las evidencias, discos solares pintados en frescos entre los años 1200 a 1350 antes de Cristo, muestran que los mayas antecedieron al que durante siglos se creyó el registro más antiguo de un tránsito de Venus: el realizado el 4 de diciembre de 1639 por el clérigo inglés Jeremiah Horrocks cerca de la isla de Liverpool, en Gran Bretaña.

 

Así lo afirmó la maestra en ciencias Christine Allen Armiño, investigadora del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, en la conferencia Tránsitos de Venus: de los mayas a la unidad astronómica, presentada en el Congreso El legado astronómico de nuestros ancestros,  que realizó el IA como parte de los festejos del Año Internacional de la Astronomía.  

 

“El observatorio de Mayapán es una copia pequeña de Chichén Itzá, tiene más de 4 mil estructuras a lo largo de 4 kilómetros, y en la sala de frescos tiene un disco solar que dentro representa a un personaje reclinado. Los frescos datan de 1200 a 1350 antes de Cristo, y en ese intervalo ocurrieron cuatro tránsitos de Venus, además de dos eclipses solares que están representados por círculos asociados con el Sol”, explicó la especialista.

 

Un punto negro ante el Sol

El tránsito de Venus delante del Sol es un evento muy poco frecuente que se produce cuando el Sol, Venus y la Tierra están alineados, lo que sucede en junio y en diciembre. Sólo se registran cuatro tránsitos en un periodo de 243 años, con intervalos muy variables que van de ocho como mínimo, hasta 121 años.

 

El tránsito de Venus más reciente fue el 8 de junio de 2004, y el próximo será el 6 de junio de 2012. Después de ese par, habrá que esperar más de un siglo para que se repita el fenómeno, pues el siguiente será en el año 2117.

 

Cuando Venus pasa entre la Tierra y el Sol, desde nuestro planeta se ve como un punto negro que se mueve teniendo al Sol como fondo.

 

Durante el proceso se puede apreciar un disco circular muy negro, Venus, cuyo diámetro aparente puede variar dependiendo de la distancia a la Tierra. Dicho disco emplea varias horas para atravesar, muy lentamente, una trayectoria sobre la brillante superficie solar.

 

Hasta hace poco, se creía que los seres humanos del pasado sólo habían podido ver cinco tránsitos de Venus: en 1639 (el de Horrocks), 1761, 1769, 1874 y 1882.

 

“Pero los registros mayas han sido una sorpresa para la comunidad astronómica internacional”, comentó la maestra Allen, quien preside la Comisión 26 (estrellas dobles y múltiples) de la Unión Astronómica Internacional (UIA por sus siglas en inglés).

 

Actualmente, la maestra Allen, el doctor en astronomía Jesús Galindo Trejo, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y otros investigadores trabajan en la arqueoastronomía de Mayapán para ahondar en las mediciones mayas de los tránsitos de Venus.

 

Venus y la Unidad Astronómica 

En el pasado, se desconocía qué tan lejos está la Tierra del Sol y tampoco se sabía el tamaño de nuestro Sistema Solar.

 

Los tránsitos de Venus ayudaron a despejar estas dudas, pues durante la ocurrencia de estos fenómenos los astrónomos hicieron mediciones para determinar la distancia de la Tierra al Sol. Gracias a ellas hoy se sabe que el Sol está a aproximadamente 150 millones de kilómetros de la Tierra.

 

Johannes Kepler, el matemático y astrónomo alemán que revolucionó esa ciencia en el siglo XVI, fue el primero en calcular las distintas posiciones de Venus a lo largo del tiempo y predijo que cada 130 años tendrían lugar tránsitos de Venus, los dos primeros en 1631 y 1761.

 

Más tarde, el clérigo Horrocks (que estudió astronomía y matemáticas en  Cambridge) recalculó la trayectoria de Venus y descubrió que habría un tránsito el 4 de diciembre de 1639.

 

“Una de las aplicaciones más importantes de la medición de los tránsitos de Venus es que ayudaron a determinar el valor de la Unidad Astronómica, así como los métodos modernos para su medición, que actualmente es muy precisa”, dijo Allen.

 

Una Unidad Astronómica (UA) es la distancia media entre el Sol y la Tierra. Se trata de la unidad de medida más utilizada por la astronomía actual.

 

En 1716, el astrónomo inglés Edmund Halley envió a la Royal Society un método para medir la distancia entre la Tierra y Venus y, a partir de ésta, la Unidad Astronómica, aprovechando el tránsito de Venus que se produciría en 1761.

 

El fenómeno fue observado simultáneamente desde unos 70 sitios del mundo y es considerada la primera gran empresa científica internacional.

 

“La utilidad de los tránsitos de Venus llegó a su fin en 1882 por la ‘gota negra’, una combinación de efectos instrumentales y astronómicos que ocasionan la aparición de un punto negro entre Venus y el Sol un poco antes y un poco después del contacto visual entre ambos, lo que dificulta la aplicación del método de Halley”, señaló Allen.

 

Sin embargo, precisó la investigadora de la UNAM, actualmente la Unidad Astronómica es tan precisa que tiene un margen de error de 1.3 metros.

 

“Ahora falta profundizar estudios en el observatorio maya de Mazapán para profundizar en el simbolismo y la utilidad que el tránsito de Venus tuvo entre los mayas”, concluyó.

 

 

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Foto 01

 

Con los tránsitos de Venus, los astrónomos hicieron mediciones para determinar la distancia de la Tierra al Sol, indicó Christine Allen Armiño, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM.

 

 

Foto 02

 

El mural en la sala de los frescos representa un disco solar con un personaje dentro, reclinado (único)

 

Foto 03.

 

El fresco se ilumina en forma rasante por la luz del Sol en fechas centradas en el solsticio, y separadas 73 días, que es justo 1/8 del periodo sinódico de Venus