Boletín UNAM-DGCS-449
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LOS GLACIARES, ARCHIVOS
CLIMÁTICOS DEL PASADO
Los glaciares, masas de hielo
que se acumulan por siglos en la parte alta de las montañas, son “archivos”
climáticos que revelan las condiciones atmosféricas del pasado y permiten hacer
comparaciones con las actuales, afirmó Lorenzo Vázquez Selem,
investigador del Instituto de Geografía (IG) de
Incluso, glaciares que ya han
desaparecido de montañas donde ahora hay bosques, praderas o campos de cultivo,
son ubicados por el académico mediante el estudio de morrenas (manto de
material que transporta un glaciar) que permanecen como huellas
del sitio; indican la ruta formada por el hielo que antes estuvo ahí y que se
desplazó de la punta hacia laderas más bajas.
En
Secretos del pasado
El hielo de los glaciares se
forma en su mayor parte de agua, pero también contiene impurezas como burbujas
de aire, iones disueltos (partículas subatómicas con carga eléctrica) y materia
sólida.
El análisis de esas impurezas
y la composición molecular del hielo, ofrece a los científicos una fuente de
información sobre los cambios ambientales pasados y presentes.
En su ponencia, Vázquez Selem detalló que para conocer el clima del pasado o paleoclima, utiliza diversos métodos como la morfoestratigrafía, que consiste en clasificar geoformas y depósitos glaciares de acuerdo a su edad
relativa y los fechamientos con carbono 14 (C14) y
cloro 36 (Cl36).
La composición isotópica del
hielo permite reconstruir la temperatura que existía al momento de producirse
una precipitación, porque de ella depende la proporción de uno u otro isótopo
de oxígeno en las moléculas de agua.
Así, las capas anuales
sucesivas originan un registro continuo de los cambios de temperatura. Las
burbujas de “aire fósil” atrapadas en el hielo muestran la composición atmosférica
del tiempo en que ocurrió la precipitación.
Su análisis ha mostrado que el
contenido de “gases invernadero”, como el dióxido de carbono (CO2) y metano
(CH4), ha variado sustancialmente y ha hecho posible determinar el papel de éstos
en las fases de calentamiento y enfriamiento climático.
El estudio de las variaciones
en la concentración de polvo y de iones solubles en el hielo, arroja
información sobre los cambios en intensidad y dirección de la circulación
atmosférica, mientras que la presencia de partículas de ceniza volcánica y los
picos de acidez, registran el depósito de aerosoles inyectados al ambiente por
erupciones volcánicas.
En sus conclusiones, Vázquez Selem reveló que hace 14 mil ó 21 mil años, en el
Cuaternario tardío, hubo cambios climáticos marcados, consistentes en
enfriamientos y calentamientos que afectaron los glaciares y la biota.
Desde finales del siglo XIX y
durante las últimas décadas, añadió, los glaciares en casi todo el mundo han
retrocedido, muchos hasta el punto de desaparecer, como resultado del aumento en
la temperatura global.
Este fenómeno, que representa
una de las evidencias más notables del cambio climático reciente, ha sido
acentuado en las montañas de los trópicos, se observa claramente en México y se
debe a que en los trópicos el calentamiento se amplifica con la altitud por el
aumento conexo de la humedad.
El incremento de la
temperatura parece ser la causa dominante, aunque no única, del retroceso. No
hay duda que los glaciares continuarán contrayéndose en un escenario de
calentamiento global, aun cuando la precipitación también aumentase localmente
en algunos glaciares.
Los casquetes de hielo de
Groenlandia y
Se estima que la fusión total
del casquete de
En contraste, la fusión total
del resto de los hielos del mundo provocaría un ascenso de solamente
Aunque estos escenarios
extremos son improbables, existe una tendencia general hacia la fusión de
hielos como resultado del calentamiento global, con los consecuentes riesgos de
ascenso del nivel marino e inundación de tierras bajas adyacentes al océano. De
hecho, el nivel global del mar aumentó entre 10 y
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Foto 01.
Existe una tendencia
general a la fusión de hielos como resultado del calentamiento global, con los
consecuentes riesgos de ascenso del nivel marino e inundación de tierras bajas,
señaló Lorenzo Vázquez Selem, del IG de