Boletín UNAM-DGCS-442
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El producto resistente al fuego, agua y
microorganismos, se desarrolla en el Centro de Física Aplicada y Tecnología
Avanzada (CFATA)
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El aglomerado es útil para hacer puertas,
pisos y marcos de ventanas y paneles para automóviles
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En unos meses podría concretarse la
transferencia tecnológica a una empresa arrocera, afirmó Víctor Manuel Castaños
Meneses, titular del proyecto
Con la cascarilla
del arroz que se desperdicia en las cosechas, un grupo de físicos de
Luego de 17
años de investigación, el equipo encabezado por Víctor Manuel Castaño Meneses,
investigador y director del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada
(CFATA), cuenta con una patente nacional y un producto listo para ser
transferido a las industrias de la construcción, mueblera y automotriz, y se
pueden fabricar pisos, marcos para ventanas, sillas, mesas y paneles para
puertas de automóviles, entre otros productos.
En el grupo
científico participan Susana Vargas, Miriam Estévez, Rogelio Rodríguez, Alberto
Álvarez y René Salgado, académicos del CFATA, con sede en Juriquilla,
Querétaro.
Gama de
aplicaciones
La cascarilla
de arroz, que sirve de materia prima para este material, está formada en un
Fue desarrollado con tecnologías propias y probado con diferentes tipos
de resina (hechas a base de moléculas de gran tamaño llamadas polímeros, como
las que forman los plásticos) que conceden mayor flexibilidad o dureza, según
se requiera; el producto se forma en un 85 por ciento de esa cascarilla y 15
por ciento de resina comercial, cuya función es aglutinar al dióxido de
silicio.
Es resistente y
no propaga el fuego (es ignífugo), contiene la humedad e impide el ataque de
hongos y bacterias, microorganismos que dañan al aglomerado de madera con el
que competirá en el mercado, explicó Castaño.
A su cualidad ignífuga
se suma la resina comercial sintética, que repele los líquidos. “Es
hidrofóbica, rechaza el agua, lo que le da estabilidad hidrolítica al
compuesto”, precisó el experto en materiales.
Otras ventajas
del producto son que no se corroe y tiene propiedades mecánicas y de fijeza
adecuadas, lo que garantiza su versatilidad para ser utilizado en
señalizaciones de carreteras, paneles para cines, auditorios y grandes
edificios. También aísla el ruido y el calor, por lo que es recomendable para
sustituir al corcho en cabinas de grabación y radiofónicas, apuntó.
Proceso en
laboratorio
La cascarilla
de arroz se obtiene de los grandes centros productores del grano en Morelos y
Veracruz, donde representa un desperdicio de entre 10 y 20 por ciento del
cultivo (según la especie).
Luego de
separarla del grano, la corteza se procesa en un laboratorio de materiales del
CFATA, donde se limpia y se muele; posteriormente, se mezcla con una resina
comercial sintética, hasta obtener una sustancia uniforme.
La resina, que
conforma el 10 por ciento del producto, cubre los espacios entre las partículas
de la cascarilla, proceso que se comprueba mediante un microscopio electrónico.
La mezcla se
vierte en diferentes moldes, y actualmente el CFATA tiene prototipos de
puertas, pisos y marcos para ventanas. Además, han realizado pruebas exitosas
en sistemas de colado para probar su resistencia en el soporte de grandes
columnas en la construcción de edificios.
El nuevo
material podría llamarse “AGLOZ”, un término que sintetiza el concepto
aglomerado de arroz; o “IGNITUM”, en referencia a su resistencia al fuego,
adelantó el científico.
El director
del CFATA espera que en los próximos meses se concrete una negociación con una
de las más importantes arroceras del país para lograr una transferencia
tecnológica que lleve este producto de un laboratorio de
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