12:30  hrs. 25 de julio de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-441

Ciudad Universitaria

 

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A 40 AÑOS DE LA LLEGADA DEL HOMBRE A LA LUNA, SE PREPARA UNA NUEVA MISIÓN TRIPULADA

 

 

La llegada del hombre a la Luna, hace 40 años, fue uno de los avances tecnológicos más importantes del siglo XX para la ciencia, computación, telecomunicaciones, construcción de cohetes y para la estrategia de la carrera espacial, opinó el astrobiólogo Rafael Navarro González, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM.

 

El titular del Laboratorio de Química de Plasmas del ICN, añadió que desde el 20 de julio de 1969 que se logró esa conquista, la Luna ha sido el objeto del Sistema Solar más estudiado, y tiene el mayor número de misiones espaciales.

 

“A partir de esa misión aprendimos mucho sobre la Luna, en donde no hay vida y se especulaba que había materia orgánica, y también sobre el origen del Sistema Solar, la edad de la Tierra, la formación y la evolución temprana de los planetas de tipo terrestre”, resumió.

 

A 40 años de distancia, la NASA ha lanzado el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, por sus siglas en inglés) que, dotado de dos sondas, prepara el camino para lograr el primer asentamiento humano en la Luna, en 2020.

 

El orbitador utilizará sus instrumentos para realizar una cartografía de la superficie lunar, un plan que podría servir para futuros alunizajes.

 

“Ya se conoce la superficie de la Luna, pero este orbitador de reconocimiento es una tecnología militar que puede fotografiarla con una resolución increíble. Por primera vez, tendremos una imagen con mucho detalle y alta resolución, y eso será importante para definir los lugares donde se pudiera establecer una base lunar”, detalló Navarro.

 

Laboratorio entre la Tierra y Marte

Así como en los sesentas el objetivo de la NASA fue llevar al hombre a la Luna, en el siglo XXI el reto es poner humanos en la superficie de Marte y utilizar a nuestro satélite como una base “a medio camino”.

 

“Para hacer ese viaje hay que practicar, y la Luna será una zona intermedia, un lugar de entrenamiento para los astronautas”, dijo Navarro.

 

La misión tripulada al satélite se planea para 2020, y dos años después los astronautas podrían estar pisando el planeta rojo, de acuerdo a los planes de la agencia estadounidense.

 

“El reto es grande. La Luna es un sitio más agresivo que Marte, no tiene atmósfera, su gravedad es baja y ahí se planean instalar laboratorios químicos con soluciones que no pueden escaparse. También se pretende tener Internet planetario, para que los científicos puedan comunicarse dentro de los robots y entre los satélites”, señaló el investigador de la UNAM y colaborador de la NASA.

                                                                                                                                                                                     

“Christopher Mc Key, con quien trabajo, es uno de los científicos de más alto nivel en este proyecto para regresar al hombre a la Luna. Con nuestra colaboración, varios experimentos que se proponen para Marte se realizarán primero en la Luna”, relató.

 

Experimentos clave

Rafael Navarro destacó que la nueva misión tripulada a la Luna será un gran ensayo para los dos experimentos que se planean poner en marcha en Marte.

 

Uno de ellos es lograr la terraformación en ese planeta, para ver si pueden crecer plantas o animales. Se ha propuesto una misión para lanzar un robot o una sonda que lleve semillas y tierra, agua y luz solar y hacerlas crecer como un jardín aislado. “El experimento se hará primero en la Luna y podría participar con ese grupo de investigadores”, detalló.

 

El otro proyecto clave es la generación de combustible en el satélite de la Tierra. “No es costeable ni posible llevar combustible de la Tierra a Marte; se piensa tomar de la Luna y se busca cómo extraer hidrógeno y oxígeno, necesarios para hacerlo”, dijo Navarro.

 

Una alternativa es obtener esos elementos químicos del agua que se ha detectado en el polo sur de la Luna, y también del hielo presente en el subsuelo.

 

“La otra posibilidad es extraerlos de algunos minerales. De lograrse, la Luna funcionaría como una base con combustibles nuevos, generados ahí mismo”, enfatizó.

 

El investigador reconoció que la llegada del hombre a la Luna fue uno de los eventos que marcó su vocación científica. “En 1969 estaba en tercero de primaria, me impactó la noticia y desde entonces pensé que podría haber vida fuera de la Tierra”, finalizó.

 

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Foto 1

 

Rafael Navarro del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, anticipa que para el 2020 se prevé una misión tripulada a la Luna.