Boletín UNAM-DGCS-423
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PRESENTAN NIÑOS Y ADOLESCENTES DEL CAMPO, RETRASO DE CRECIMIENTO Y
MADURACIÓN
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Es
una respuesta biológica para tratar de desarrollarse al máximo, expuso María
Elena Sáenz Faulhaber, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de
·
El
retraso detectado es de hasta un año y medio, un patrón normal y no patológico
Investigadores de
María Elena Sáenz Faulhaber, del Instituto de
Investigaciones Antropológicas (IIA) de
Se trata de niños que habitan en el medio
rural, muchos de ellos con problemas de alimentación o sanidad, y con una carga
genética indígena mayor que los menores que crecen en las urbes. Estos
factores, expuso la científica, provoca que niños y adolescentes registren dimensiones
corporales menores y vean afectada su maduración.
No se trata de un retraso significativo, sino
de uno que puede ser de hasta un año y medio, lo que entra en un patrón normal,
no patológico, que no modifica de forma permanente el crecimiento de los
menores, aclaró.
Maduración ósea
Sáenz Faulhaber explicó que la maduración
ósea es uno de los indicadores biológicos de desarrollo de un individuo, desde
el nacimiento hasta la adultez. Hay varias formas de medirla, una es hacer una
valoración a través de una radiografía de la mano izquierda, la menos afectada
por carga de trabajo o ejercicio, además de ser una parte del cuerpo que puede
alejarse del resto para tomar una placa y protegerla de la radiación.
Se observa el desarrollo de cada hueso, y a
través de una puntuación, se determina la edad ósea o biológica, que a veces no
tiene relación directa con la cronológica, porque hay maduradores tempranos,
otros tardíos, y los que maduran de acuerdo con sus años de vida.
Por ello, explicó, hay adolescentes de 13
años con comportamientos infantiles y una estatura baja, y otros que casi han
alcanzado su estatura final, con cambio de voz y caracteres sexuales
secundarios desarrollados. Ninguno de ellos, reiteró la universitaria, es
considerado como individuo patológico y todos entran en la gama de la
variabilidad normal de crecimiento y maduración.
En ese proceso tiene que ver la genética,
pero no sólo la heredada de los padres, sino la del grupo biológico al que se
pertenece, y también se encuentran diferencias entre los jóvenes de Estados
Unidos o de
También interviene el entorno; “si hay
condiciones sanitarias adversas y desnutrición, habrá un retraso, como ocurre
con los chicos del medio rural en México”. El individuo deja de crecer cuando
se ha alcanzado una maduración ósea completa: Entonces, la estatura llega a su
límite y los caracteres sexuales secundarios son biológicamente maduros.
Estudios para registrar el crecimiento
Para analizar el crecimiento en una población
se realizan diferentes estudios. En los longitudinales, se observa a los mismos
individuos en un periodo determinado, que puede ser del nacimiento a los cinco
años, de los seis a los nueve, desde el nacimiento a la etapa adulta, o en
fechas fijas, que generalmente son el cumpleaños y seis meses después.
En los transversales, se observa a diferentes
grupos de edad; son análisis más rápidos y económicos, pero se requiere un
mayor número de individuos.
Las investigaciones de Johanna Faulhaber, a
mediados del siglo pasado, han sido continuadas por María Elena Sáenz. Por
ello, se cuenta con radiografías de la mano izquierda que han hecho posible
determinar la maduración y edad ósea de diferentes poblaciones en territorio
nacional.
También se han comparado con otros países, y
se sabe que los adolescentes mexicanos pertenecientes al estrato socioeconómico
medio, sobre todo las mujeres, maduran más temprano que las inglesas, porque la
edad de menarquia (primera
hemorragia menstrual) es anterior, como ocurre en otros países
de América Latina.
Los estudios se han realizado en
Los estudios sobre crecimiento infantil se
han efectuado, dijo la investigadora, para ser aplicados a distintas áreas del
conocimiento, como la pediatría, diseño de mobiliario escolar y de ropa, y
registro del estado de salud de la población.
Actualmente, la investigadora del IIA revisa
los estudios antropométricos hechos con anterioridad para determinar cómo se
presenta el problema de sobrepeso y obesidad en los menores.
Hasta ahora, ha encontrado que los
adolescentes mexicanos de los años 80 eran similares a los de otras poblaciones,
como la europea y estadounidense; entonces pocos jóvenes presentaban sobrepeso
u obesidad. Los datos son importantes para saber cómo se ha modificado la
tendencia y las causas que han contribuido a ese cambio, que podría estar
afectando su maduración y crecimiento, finalizó.
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Foto 01.
En la década de los 80, los
adolescentes mexicanos eran similares, en maduración y crecimiento, a los de
otras poblaciones como la europea y estadounidense, señaló María Elena Sáenz
Faulhaber, del IIA de