06:00  hrs. 14 de julio de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-418

Ciudad Universitaria

 

Jesús Gracia

 

Pie de foto al final del boletín

 

 

OBTIENEN UNIVERSITARIOS PRODUCTOS A PARTIR DEL REUSO DE UNICEL

 

·         Integrantes de la Facultad de Química de la UNAM produjeron un barniz y un adhesivo para papel, cartón y madera, de bajo costo y amigables con el ambiente

·         El académico Jesús Gracia Fadrique explicó que se ha logrado la recuperación de material a granel que puede volver a moldearse para crear nuevos recipientes

 

A partir de poliestireno expandido (unicel) y cristal, integrantes de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM obtuvieron un recubrimiento (o barniz) y un adhesivo para papel, cartón y madera, de bajo costo y amigables con el ambiente.

 

Jesús Gracia Fadrique, del Laboratorio de Superficies del Departamento de Fisicoquímica de esa entidad, explicó que también lograron recuperar material a granel. A partir de envases lograron partículas de diferentes tamaños que pueden volver a moldearse para manufacturar nuevos recipientes.

 

Estas técnicas proporcionan “tres alternativas económicas y de fácil manejo para el reuso de este material, sea para propósitos originales o para otra utilidad”, explicó.

 

Por un lado está el poliestireno conocido como unicel, conformado por partículas que, mediante diferentes procedimientos, se expanden para formar un material de baja densidad con el que se crean insumos aislantes o destinados al embalaje o contención de alimentos como vasos térmicos o charolas. También se usa en la industria de la construcción, en casetones o para fabricar paneles y barreras térmicas o acústicas.

 

Por el otro, está el tipo cristal, empleado en la industria de los comestibles, comercios y supermercados. Aunque es presentado como una lámina traslúcida, es poliestireno.

 

A escala mundial, esos materiales constituyen una fuente importante de residuos. Se trata de la llamada “basura blanca”, que cuando es desechada ensucia por largo tiempo, porque su vida media es alta (puede tardar más de 400 años en degradarse). Este fenómeno hace que su acumulación en basureros y cuerpos de agua produzca graves daños ambientales.

 

“Hay reportes de especies que confunden las partículas de estos envases con alimento, los ingieren y se asfixian, como tortugas y peces”, refirió Gracia Fadrique. A pesar de ello, se trata de uno de los materiales más empleados en el ámbito mundial.

 

Según informes internacionales, se pueden encontrar tres kilogramos de plástico por cada medio kilo de plancton en el mar. Se estima que 18 mil piezas de basura plástica flotan en cada kilómetro cuadrado de océano y cada año cobran la vida de miles de animales marinos. Aves, peces, tortugas y mamíferos marinos engullen este material derivado del petróleo.

En la ciudad de México, diariamente se producen en promedio 12 mil toneladas de desechos y de ellos, sólo se recicla el 12 ó 15 por ciento. El cuanto al poliestireno expandido, no se cuenta con datos de reciclado.

 

La generación de residuos sólidos va en aumento. Según el INEGI, en 2005 se produjeron un millón 409 mil toneladas de plástico, y en 2006 la cifra ascendió a dos millones 13 mil toneladas. El poliestireno expandido (unicel) y otros plásticos tienen como destino final los rellenos sanitarios.

 

Ante ese panorama, expuso el universitario, “nos dedicamos a la búsqueda de alternativas sencillas y económicas” para reusar el poliestireno en forma de unicel o cristal. Fue así como los universitarios hallaron que tiene ventaja frente a otros materiales, porque puede ser deshecho en disolventes.

 

Se encontró que el polímero reusado en solución tiene diferentes aplicaciones. Una disolución a bajas concentraciones se convierte en un recubrimiento común o un barniz para papel, cartón o madera; se trata de un sellador que puede ser aplicado con brocha o aerosol.

 

Si la concentración aumenta, “tenemos un estupendo adhesivo para pegar hojas, material de carpintería o plástico; de hecho, en el mercado ya existen pegamentos base poliestireno”.

 

Todo lo que se tiene que hacer es tomar el poliestireno expandido o cristal, someterlo a un tratamiento mínimo de limpieza, disolverlo y  darle un nuevo empleo, a un bajo costo. “Se trata de productos fabricados a partir de basura”.

 

Gracia resaltó que los disolventes empleados son “verdes”, con poco o nulo impacto en el ambiente y de un manejo más fácil y seguro que los convencionales, “porque resultaría absurdo emplear un material que contamina el aire”.

 

Este desarrollo permite la recuperación del material a granel a través de un método sencillo. “Seleccionamos un disolvente para el unicel que fuese soluble en agua. Se empleó el llamado proceso de precipitación por difusión-disolución, que permite recuperar las partículas. Además, tiene la ventaja de que una vez separado el disolvente se puede volver a emplear”.

 

Así, para obtener estos productos debe contarse con las preparaciones apropiadas, evaluar la cantidad de material que se va a deshacer, ponerlo en contacto con estas sustancias y después envasarlo. “No hay ningún otro proceso, calentamiento o reacción química, por lo que es tan costoso como disolver azúcar en café”.

 

 

Con este procedimiento, tema de la tesis de licenciatura de Javier Adrián García Pineda, se podrían generar pequeñas industrias dedicadas a elaborar productos que contribuyan a disminuir el problema de contaminación por unicel, material que por desgracia no ha sido reusado y se acumula en detrimento del ambiente.

 

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Foto 01

 

El unicel tarda aproximadamente 400 años en degradarse, por lo que el método desarrollado en la UNAM ayudaría a disminuir su impacto ambiental.

 

Foto 02.

 

Jesús Gracia Fadrique explicó que a partir del unicel se pueden fabricar barnices y pegamento con aplicaciones tanto domésticas como industriales.