Boletín UNAM-DGCS-417
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TEMASCALES, UNA
OPCIÓN TERAPÉUTICA PARA HABITANTES DE LAS GRANDES CIUDADES
Ante el deterioro en la calidad de vida por el estrés, los habitantes
de grandes urbes como el DF, podrían echar mano de los tradicionales
baños de vapor prehispánicos, opción favorable y de bajo costo para disipar
tensiones que propician enfermedades.
El arqueólogo del Instituto de
Investigaciones Antropológicas de
El académico universitario subrayó que a principios del siglo XVI, en
su magna obra Historia general de las
cosas de
Un ejemplo que muestra su valor terapéutico
es el de pacientes que se deben someter a una diálisis, que se practica para
retirar los contaminantes (impurezas o desechos) de la sangre cuando los
riñones no pueden hacerlo.
Los riñones funcionan como filtros de la
sangre al remover productos de la degradación de aminoácidos. Además, sirven
para retomar y regular el agua del cuerpo, mantener el equilibrio de
electrolitos y asegurar que el pH sanguíneo permanezca entre
Normalmente, en la hemodiálisis la sangre
fluye a través de unos tubos hasta un aparato (llamado dializador) que extrae
los líquidos excesivos y los desechos. Una vez que la sangre está limpia, el
aparato la envía de regreso a través de otro conjunto de tubos. Por lo general,
este proceso dura cuatro horas y debe hacerse tres veces por semana.
El uso de los temascales permite retirar las impurezas y desechos por
sudoración, lo que representa el equivalente a cinco días de trabajo de un
riñón.
Estos baños de vapor prehispánicos son recomendables, sobre todo contra
enfermedades relacionadas con el frío como la tos y la gripe, porque al vapor
se le agregan aromas terapéuticos que permiten que las vías respiratorias se
refresquen y las impurezas sean expulsadas del cuerpo.
Son fáciles de construir, cualquiera puede aplicar esta técnica
precolombina al introducir en un baño moderno una cubeta con agua caliente y
fragante, cubrirse con una cobija, inhalar y sudar.
En la Nueva España, los temascales fueron utilizados para tratar el
paludismo, la viruela e incluso golpes, añadió Ortiz Butrón, quien a lo largo
de su carrera ha publicado diversos artículos, como el aparecido en la Revista de
Arqueología Mexicana, titulado “Salud y
enfermedad en el México Antiguo” o el de
The Oxford Encyclopedia of Mesoamerican
Cultures, llamado “Sweatbaths” (baños de vapor).
Este legado ancestral ha sido aprovechado incluso en los spas, donde pierde su sentido religioso
y mágico para volverse simplemente un
artículo de belleza.
Desenmarañando su pasado
Surgidos desde el periodo Clásico Temprano,
alrededor del año 200 de nuestra era, los temascales aparecieron, por primera
vez, en algunos de los principales centros ceremoniales del altiplano mexicano
y del área maya, como Chiapa de Corzo, Teotihuacán, Monte Albán, Piedras
Negras, Tikal y Uaxactún. Posteriormente, hay registro de ellos en Xochicalco,
Palenque, Tula, Teotenango, Chichén-Itzá y Tlatelolco.
En Mesoamérica, comentó Ortiz Butrón, se
utilizó el baño de vapor contra enfermedades respiratorias, golpes, piquetes de
insectos venenosos e incluso en la obstetricia, como auxiliar durante la
gestación, parto y puerperio.
Una mujer encinta, al llegar a su cuarto mes
de embarazo, era sometida al temascal. Se hacían más frecuentes conforme se
acercaba la fecha de alumbramiento, para “despegar” al bebé y favorecer un
parto sin complicaciones.
A su llegada, los españoles se dieron cuenta de lo provechoso de la
medicina tradicional y de los temascales, pero como éstos eran espacios donde
hombres y mujeres convivían desnudos, fueron estigmatizados.
Para que una construcción sea considerada
temascal (palabra náhuatl que viene de temas,
‘bañarse’ y calli, ‘casa’), debe
contar con una cámara de vapor, un hornillo, una puerta, un ventilador y un desagüe.
Su planta puede ser rectangular, cuadrada o
circular; su construcción puede estar sobre el terreno o ser semisubterránea o
subterránea; el techo puede ser de dos aguas, plano o cupuliforme; el tamaño
varía y va desde los que sirven para una o dos personas hasta aquellos que
permiten hasta 20 ó 30. Generalmente, son bajos aunque algunos permiten estar
de pie.
Los sistemas de construcción de los muros del
temascal son muy variados. En muchos casos son de piedra y lodo, a veces se
construyen con adobes o con piedra pómez y barro, otras son de armazón de
carrizo recubierto con hojas, y los hay también excavados en laderas de cerros,
en los que sólo la techumbre y la pared frontal constan de tablones recubiertos
de tierra.
El pavimento del temascal frecuentemente es
de tierra apisonada, en algún caso quemada o con el aditamento de piedrecillas
sobre la que se colocan ramas de pino o pirul;
en otros, casos el piso está enlosado o es de ladrillo.
La techumbre suele ser de piedra y barro
sobre un armazón de madera, tanto en techumbres de dos aguas como en techos
planos. En cuanto al sistema para producir vapor, esencial para el baño, éste
es relativamente variable. En algunos casos el hornillo o fogón, situado en el
exterior del baño, sirve para calentar una pared sobre la que se arroja agua
que provoca el vapor. Es más frecuente, sin embargo, el procedimiento que
consiste en calentar piedras y también tiestos de cerámica, sobre los que se
arroja el agua que genera el vapor.
Hay dos tipos de temascales, los pétreos de grandes dimensiones (su
tamaño iba de los cuatro a los 30 metros), generalmente ubicados en zonas
ceremoniales asociadas al juego de pelota como Chichén Itzá, Filobobos, Xochicalco o Tula.
Por el otro, están los de la gente común, que eran pequeños y fueron
levantados en comunidades rurales y que sobrevivieron al paso del tiempo porque
a la llegada de los españoles, ya no fue posible edificar más en lugares
sagrados.
Aún hay temascales en diversas entidades como Oaxaca, Tlaxcala, Puebla, Morelos, Veracruz, Estado de
México y al sur del DF.
El universitario, que excavó un baño prehispánico poco común en
Filobobos, Veracruz en 1984, concluyó que no importa el paso de los milenios,
porque las bondades que ofrecen estas baños
siguen siendo las mismas para el hombre moderno que para nuestros antepasados.
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Foto 01
Agustín Ortiz
Butrón sugirió usar los baños de vapor precolombinos para contrarrestar la
tensión que genera el ritmo de vida contemporáneo.
Foto 02.
El temascal es un
legado indígena de más de mil 800 años que sigue vigente por sus propiedades
terapéuticas.