06:00  hrs. 6 de julio de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-402

Ciudad Universitaria

 

Ileana Petru 

 

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EN LA MAYORÍA DE LOS CASOS LA ESQUIZOFRENIA NO ES DIAGNOSTICADA

 

 

En el planeta hay cerca de 1.3 millones de personas que no supieron por qué de pronto su vida cambió: comenzaron a escuchar voces, experimentaron delirios de persecución y alucinaciones, sus pensamientos empezaron a sucederse en forma desorganizada, mostraron tendencia a volverse apáticos, perdieron interés por el sexo y desarrollaron una serie de conductas inusuales.

 

Estos son síntomas de la esquizofrenia, padecimiento que provoca que el individuo se desconecte de la realidad a tal grado, que puede llegar a no reconocerse a sí mismo o su familia. Aunque los indicios son claros, en la mayoría de las ocasiones el sujeto no sabe qué es lo que le sucede, porque son diagnosticados sólo el 0.02 por ciento de quienes sufren esta enfermedad.

 

 

“Muchos de los afectados terminan vagando sin rumbo porque no son atendidos o son abandonados por sus parientes”, explicó la coordinadora de Enseñanza, Psicología Médica I y II, del Departamento de Psicología y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Ileana Petra Micu.

 

Por éstas y otras razones, se calcula que el 50 por ciento de los esquizofrénicos ha intentado suicidarse al menos una vez, y que entre un 10 y un 15 por ciento, lo ha logrado.

 

Un mal hereditario

 

En la mayoría de los casos, este trastorno se origina en edades tempranas, entre los 15 y 24 años, aunque ocasionalmente puede manifestarse en la madurez.

 

El problema es que los padres con frecuencia confunden las primeras señales con conductas adolescentes, lo que hace que el diagnóstico se posponga hasta que las actitudes se vuelven demasiado “extrañas”.

 

Aún no se sabe con exactitud cuál es el detonante, pero se piensa que su origen puede estar asociado a los neurotransmisores cerebrales, sustancias que permiten la comunicación entre neuronas y pasan información de un lado a otro. Cuando por algún motivo la producción de estas biomoléculas es inadecuada o se detiene, se presentan diferentes cuadros de alteración mental, expuso Petra Micu.

 

Por tratarse de un asunto hereditario, la probabilidad de desarrollar esta enfermedad aumenta si alguien en la familia la ha padecido, aunque ese factor no es definitivo.

 

Si uno de los dos padres es esquizofrénico, el hijo tiene una probabilidad del 12 por ciento de serlo, pero cuando se trata de los dos progenitores, el índice asciende hasta un 40 por ciento. Si se trata de un gemelo monocigoto (idéntico), la cifra alcanza el 48 por ciento, y si es un dicigoto, un ocho. Sólo el uno por ciento de los afectados presenta este mal sin tener antecedentes familiares.

 

También se han registrado casos en los que la afección “salta” y se presenta hasta dentro de dos o tres generaciones.

 

Clasificaciones

 

Debido a la sintomatología, los especialistas se han cuestionado si existe sólo un solo tipo o varios de esquizofrenia, y para esto clasificaron los síntomas en dos apartados: negativos y positivos.

 

Los individuos que exhiben síntomas del primer grupo se caracterizan por mostrar “aplanamiento afectivo” (nula expresión facial), disminución de movimientos corporales, mirada desviada, afectos de cristal (celos desmedidos), empobrecimiento del lenguaje, carencia de entonación o habla, conversación incoherente, apatía, desinterés social y sexual, falta de apetito y abulia en la escuela o trabajo.

 

Los que caen en el segundo conjunto presentan alucinaciones, auditivas en su mayoría (y en las que el sujeto cree escuchar voces, palabras, conversaciones e incluso órdenes), aunque también pueden ser visuales (el paciente observa entes o personas imaginarias), táctiles (sensaciones raras, como que miles de arañas caminan por el cuerpo del afectado) y, excepcionalmente, olfativas o gustativas. “Nada es real, pero los esquizofrénicos aseguran que lo es”.

 

Otra manifestación de estas percepciones falsas son los delirios, ya sean de persecución, sentimientos de culpa o de grandiosidad (como sentirse superhéroe), pero los más peculiares son los “de referencia”, en los que el susodicho cambia el significado de las cosas y “siente que le introducen objetos en el cuerpo. En estos casos, un paciente podría acudir al hospital por creer que tiene un radio en el interior, cuyo sonido le molesta, y solicitar que le sea extraído”.

 

Estos sujetos generalmente despliegan una conducta extravagante que puede traducirse en acciones incoherentes, como levantarse  desnudos en la madrugada, lavar ropa mientras escuchan música a todo volumen, comportarse de forma agresiva para “defenderse” y desarrollar patrones verbales inconexos.

 

Según la sintomatología, la esquizofrenia se puede clasificar en diferentes categorías, como la “paranoide”, que es la más común y se caracteriza por una preocupación desmedida, delirios, alucinaciones, deambulaciones, inquietud y tendencia a creer que todas las personas son una amenaza potencial.

 

También está el tipo “desorganizativo”, que corresponde a gente que exhibe una actitud extraña y no ordenada, se expresa de forma incoherente, es apática y no muestra emociones ni entabla relaciones personales.

 

Otro grupo es el de los “catatónicos”, individuos que permanecen inmóviles o se mueven frenéticamente. Se dice que quienes padecen esta forma particular del trastorno tienen flexibilidad cérea, porque cuando el médico les alza la mano y luego la suelta, los pacientes la mantienen en alto.

 

Con frecuencia, los esquizofrénicos son renuentes a la actividad, a comunicarse y repiten la terminación de las palabras (fenómeno conocido como ecolalia); sin embargo, hay quienes tienen conductas mixtas, a éstos se les llama “residuales y son personas que no padecen delirios, alucinaciones, ni desorganización en el habla, pero que tienen creencias “extrañas” sobre la vida.

 

Cada una de estas variedades presenta una serie de características distintas, pero todas coinciden en un mismo punto: una percepción que se escinde de la realidad, como delata el hecho que la palabra esquizofrenia signifique “identidad dividida”, por provenir de las voces griegas σχίζειν (‘separar’) y φρήν (‘mente’, ‘espíritu’, ‘ánimo’).

 

En general, los esquizofrénicos tienen dificultades para trabajar o permanecer en la escuela; sin embargo, Petra Micu aclaró que este trastorno no implica que sean “tontos”, porque la inteligencia permanece intacta.

 

“Quizá se podría pensar lo contrario, pero lo que sucede es que estos sujetos no tienen interés por nada o están inmersos en su mundo y por eso dan una apariencia que no corresponde con su verdadera forma de ser”, explicó.

 

El diagnóstico

 

Para diagnosticar la enfermedad se debe tener un antecedente de evolución mínimo de seis meses, porque se trata de un mal crónico-degenerativo.

 

Este padecimiento se puede presentar abruptamente y en este caso las personas responden rápido a los tratamientos; no obstante, cuando pasan tres o cuatro años para que el trastorno mental aflore, los individuos responden lentamente a cualquier procedimiento.

 

De recibir ayuda a tiempo, los síntomas pueden ser controlados. Es de suma importancia que los padres observen con atención la conducta de sus hijos para facilitar cualquier diagnóstico, lo que redundará en el bienestar del paciente e incluso podría evitar un posible suicidio, enfatizó Petra Micu.

 

Desafortunadamente, estos individuos son objeto de segregación ocasionada por mitos o prejuicios sociales reproducidos incluso por parientes que con frecuencia optan por “esconder” al enfermo simplemente porque lo consideran “loco” o porque les provoca vergüenza.

 

Aunque se trata de una enfermedad incurable, están disponibles medicamentos que favorecen el control del paciente. Además, la sociedad ha comenzado a generar espacios y opciones para que los esquizofrénicos no sólo se mantengan ocupados, sino en contacto permanente con otros humanos, porque resulta “fundamental el afecto familiar para que permanezcan más tiempo anclados en la realidad”, concluyó.

 

 

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Foto 01.

 

Ileana Petra Micu explicó que los esquizofrénicos frecuentemente son segregados por prejuicios y tachados de “tontos”, pese a que poseen una inteligencia y capacidad normales.