12:30  hrs. 5 de julio de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-400

Ciudad Universitaria

 

 

 

MEJORA POBLACIÓN DEL JAGUAR EN LA PENÍNSULA DE YUCATÁN, REVELA EL PRIMER CENSO NACIONAL

 

 

El jaguar (Panthera onca) es el felino más grande de América y aunque es un depredador nato, está en peligro de extinción por la destrucción de su hábitat y la cacería ilegal, circunstancias atribuidas al ser humano.

 

“Todavía es una especie amenazada por la extinción, pero las poblaciones en la Península de Yucatán se han recuperado en los últimos 10 años por los esfuerzos de conservación en esa zona, donde está la Reserva de la Biosfera de Calakmul”, afirmó Gerardo Ceballos González, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, quien encabeza el Primer Censo Nacional del Jaguar.

 

 

Desde enero de 2008, el proyecto se realiza en 13 estados del país, divididos en cuatro zonas: Norte (Sonora, Sinaloa, Tamaulipas y San Luis Potosí), Occidente (Nayarit, Jalisco, Michoacán y Guerrero), Pacífico Sur (Oaxaca y Chiapas) y la Península de Yucatán (Campeche, Yucatán y Quintana Roo).

 

Con apoyo de 20 grupos científicos y 60 cámaras que vigilan a los animales en sus ecosistemas, la meta del estudio es conocer cuántos jaguares viven en México, en qué zonas se concentran y cuáles son las principales amenazas para su vida en un ambiente silvestre.

 

“Estos datos resultan fundamentales para saber cuál es su situación real y diseñar una estrategia de conservación para estos felinos, variedades de flora y fauna asociadas a ellos y los ecosistemas donde viven”, afirmó Ceballos.

 

En el censo participan, además del Instituto de Ecología de la UNAM, la Universidad Autónoma del Estado de México, el Museo de Historia Natural del Estado de Chiapas, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), además de organizaciones civiles como Ecociencia y Naturalia, y privadas como la Alianza WWF-Telcel, Pronatura y el Fondo Banamex, entre otras.

 

“Hasta ahora tenemos los resultados de la Península de Yucatán, donde encontramos la población más grande de estos animales en México y Centroamérica. Hemos constatado también que hay jaguares en una parte importante de la región, desde la punta de Quintana Roo hasta la base peninsular”, señaló el ecólogo.

 

El censo ha revelado que estos felinos están presentes en los 13 estados del país que son vigilados, con mayor presencia en la Selva Lacandona de Chiapas (en especial en la Reserva de Montes Azules) y los Chimalapas, en Oaxaca.

 

Claves de conservación

Para favorecer la existencia y reproducción de los jaguares, existen tres condiciones ecológicas fundamentales: una buena cobertura de selva, buena densidad de presas y poca cacería intensiva, explicó Ceballos.

 

“Estas condiciones se dan en reservas naturales como Calakmul, en Campeche, y Montes Azules, en Chiapas, que son zonas útiles para la conservación de especies porque cuentan con algo de protección real e infraestructura. En las reservas bien protegidas o extensas es difícil que todos los jaguares se vean afectados por los cazadores furtivos”, indicó.

 

Ceballos confirmó que las principales amenazas para la vida silvestre de los felinos son la cacería, la destrucción de su hábitat, las enfermedades de animales domésticos y la desaparición de sus presas.

 

Estrategias de conservación

La estrategia de conservación que planean Ceballos y sus colaboradores, se centra en establecer y mantener poblaciones viables, a lo largo de lo que fue la distribución histórica de la especie.

 

“En este sentido pretendemos lograr nuevos santuarios, ampliar las reservas existentes, crear corredores biológicos, desarrollar áreas de conservación en tierras campesinas y privadas e instrumentar incentivos para la conservación de la especie, como el pago de servicios ambientales y el seguro ganadero”, detalló el investigador.

 

Para mantener de forma adecuada a esta fiera, explicó, se requiere una enorme extensión de territorio que garantice una población viable de al menos 500. “Su conservación en reservas ofrece protección adicional a miles de otras especies de animales, plantas y microorganismos. Sólo en la de Calakmul, la protección al jaguar puede favorecer a 70 mil variedades de flora y fauna”.

 

Según la experiencia del investigador, la participación de los pobladores locales es positiva cuando existe algún incentivo económico para ellos.

 

“Por ejemplo, con el grupo Rainforest to Reef (antes Amigos de Calakmul) ya protegemos 100 mil hectáreas de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera de Calakmul”, señaló Ceballos, quien calcula que el Primer Censo Nacional del Jaguar estará concluido a mediados de 2010.

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