15:15  hrs. 24 de junio de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-37

Ciudad Universitaria

José Luis Castelo

Pie de foto al final del boletín

 

VIABLE, LA CRIANZA Y COMERCIALIZACIÓN DE TARÁNTULAS MEXICANAS

 

  • Su comercio ilegal es intenso, refirió José Luis Castelo Calvillo, de la Colección Nacional de Arácnidos de la UNAM
  • Un ejemplar adulto puede costar hasta 700 euros; se trata de un negocio prometedor para los mexicanos, quienes podrían criarlas donde se producen hortalizas o semillas
  • A pesar de que son grandes y lucen amenazantes, ninguno de estos animales tiene una toxina letal para el humano; “no hay razón alguna para matarlos”, aseveró el experto

 

El comercio ilegal de tarántulas mexicanas existe y es intenso. Con estos ejemplares se han llegado a producir especies nuevas en otros países, aunque “no se hace mucho contra este tipo de prácticas”, afirmó José Luis Castelo Calvillo.

 

El integrante de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, y de la Colección Nacional de Arácnidos del Instituto de Biología de la UNAM, explicó que un ejemplar adulto puede costar hasta 700 euros. Se trata de un negocio prometedor para los mexicanos, quienes tienen la opción de criar tarántulas en ranchos o en lugares donde se producen hortalizas o semillas.

 

A pesar de que este proyecto aún está en el tintero, ya hay Unidades para la Conservación Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre (UMA) interesadas en la crianza y comercialización de esos animales, como ocurre con los venados o el borrego cimarrón.

 

“Esto sería lo ideal, ya que las tarántulas silvestres se volverían un patrimonio para las personas, quienes las protegerían y se podría cerrar un círculo de conservación muy interesante”.

 

Al abordar el tema en la Teleaula del Museo de las Ciencias, Universum, expuso que en el mundo hay más de 40 mil especies de arañas y “se puede decir que todos los días se descubre una nueva”. De éstas, 900 son tarántulas auténticas y 68 viven en nuestro país.

 

“Este número, que resulta bajo, sólo revela la falta de exploración, captura y estudio de estos seres en el territorio nacional. Ahí hay una asignatura pendiente”, consideró el especialista.

 

Castelo Calvillo refirió que en la Norma Oficial Mexicana aparecen tres especies en peligro de extinción, aunque por falta de actualización, y en el acuerdo internacional CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) se incluyó a todo el género de las tarántulas grandes en una protección “tipo 2”, que restringe el tráfico de ciertas variedades fuera del país de origen. Así, las del género Brachypelma no se pueden comercializar en ninguna parte, excepto en México, aclaró el científico.

 

Las tarántulas son arañas de gran tamaño que tienen colmillos con los que inyectan el veneno, y órganos llamados hileras, que les permiten tejer telas, aunque también lo hacen con sus patas. Son depredadoras de insectos y controladoras de plagas.

 

Todas las tarántulas son venenosas; se trata de una estrategia de caza. A pesar de que son grandes y con colmillos prominentes, ninguna tiene una toxina potencialmente peligrosa para los humanos. “Si alguien encuentra una no tiene por qué matarla”, expuso el científico, ya que una mordida no provoca ningún inconveniente, a diferencia de lo que ocurre con otras arañas, como la viuda negra o la violinista, para cuya picadura hay sueros o antídotos.

 

Tocar uno de estos animales lo único que puede producir es irritación de la piel, porque sus “pelos” (que técnicamente no lo son) o sedas son urticantes, duros y como pequeñas agujas que se pueden clavar.

 

Los hábitats de estas grandes arañas son variados; al norte del país viven en el desierto y al sur en zonas tropicales, aunque por la evolución geológica de nuestro territorio, también se encuentran en montañas, a más de tres mil metros de altura. Pueden alcanzar hasta 18 centímetros con las patas estiradas y pesar poco más de 50 gramos.

 

En el DF, existen dos especies que además son “universitarias”, porque habitan en el Pedregal: Aphonopelma anita hoffmane y Hemirrhagus chilango.

 

La palabra tarántula viene de tarantela, una danza de Tarento, Italia, que se bailaba para tratar el envenenamiento por picaduras. También se les ha llamado migala, de mygale (francés), palabra que significa ‘ratón de campo’, porque en algún momento fueron comparadas con esos roedores. En náhuatl son llamadas tlahuehueotl, ‘araña del rocío’ o ‘poseedoras de una gran extensión de tierra’, porque necesitan un área grande para cazar, aclaró el especialista.

 

El veneno de los alacranes y las serpientes está formado por moléculas que se pueden usar en medicina, pero el de las arañas es el más complejo que se conoce en la naturaleza y es diferente en cada especie de tarántula. Se trata de sustancias que tienen gran potencial farmacéutico y sólo falta descubrir su uso.

 

No hay muchas tarántulas en la naturaleza, eso “nos obliga a pensar en diferentes estrategias para conservarlas y protegerlas”, finalizó.

 

 

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Foto 01.

 

Para José Luis Castelo, la clave para que las tarántulas sobrevivan es enseñarle a la gente que además de ser parte de nuestra fauna endémica, son animales que pueden ser comercializados.

 

Foto 02

 

Falta investigación, porque aún se desconoce cuántas variedades de tarántulas hay en México.