Boletín UNAM-DGCS-37
Ciudad Universitaria
Pie de foto al final del boletín
VIABLE,
El comercio ilegal de tarántulas mexicanas existe y es intenso. Con estos
ejemplares se han llegado a producir especies nuevas en otros países, aunque “no
se hace mucho contra este tipo de prácticas”, afirmó José Luis Castelo Calvillo.
El integrante de
A pesar de que este proyecto aún está en el tintero, ya hay Unidades para
“Esto sería lo ideal, ya que las tarántulas silvestres se volverían un
patrimonio para las personas, quienes las protegerían y se podría cerrar un círculo
de conservación muy interesante”.
Al abordar el tema en
“Este número, que resulta bajo, sólo revela la falta de exploración,
captura y estudio de estos seres en el territorio nacional. Ahí hay una
asignatura pendiente”, consideró el especialista.
Castelo Calvillo refirió que en
Las tarántulas son arañas de gran tamaño que tienen colmillos con los
que inyectan el veneno, y órganos llamados hileras, que les permiten tejer telas,
aunque también lo hacen con sus patas. Son depredadoras de insectos y controladoras
de plagas.
Todas las tarántulas son venenosas; se trata de una estrategia de caza.
A pesar de que son grandes y con colmillos prominentes, ninguna tiene una toxina
potencialmente peligrosa para los humanos. “Si alguien encuentra una no tiene por
qué matarla”, expuso el científico, ya que una mordida no provoca ningún
inconveniente, a diferencia de lo que ocurre con otras arañas, como la viuda
negra o la violinista, para cuya picadura hay sueros o antídotos.
Tocar uno de estos animales lo único que puede producir es irritación
de la piel, porque sus “pelos” (que técnicamente no lo son) o sedas son
urticantes, duros y como pequeñas agujas que se pueden clavar.
Los hábitats de estas grandes arañas son variados; al norte del país viven
en el desierto y al sur en zonas tropicales, aunque por la evolución geológica
de nuestro territorio, también se encuentran en montañas, a más de tres mil
metros de altura. Pueden alcanzar hasta
En el DF, existen dos especies que además son “universitarias”, porque
habitan en el Pedregal: Aphonopelma anita
hoffmane y Hemirrhagus
chilango.
La palabra tarántula viene de tarantela, una danza de Tarento, Italia,
que se bailaba para tratar el envenenamiento por picaduras. También se les ha
llamado migala, de mygale (francés),
palabra que significa ‘ratón de campo’, porque en algún momento fueron
comparadas con esos roedores. En náhuatl son llamadas tlahuehueotl, ‘araña del rocío’ o ‘poseedoras de una gran extensión
de tierra’, porque necesitan un área grande para cazar, aclaró el especialista.
El veneno de los alacranes y las serpientes está formado por moléculas
que se pueden usar en medicina, pero el de las arañas es el más complejo que se
conoce en la naturaleza y es diferente en cada especie de tarántula. Se trata de
sustancias que tienen gran potencial farmacéutico y sólo falta descubrir su
uso.
No hay muchas tarántulas en la naturaleza, eso “nos obliga a pensar en
diferentes estrategias para conservarlas y protegerlas”, finalizó.
—o0o—
Foto 01.
Para José Luis
Castelo, la clave para que las tarántulas sobrevivan es enseñarle a la gente
que además de ser parte de nuestra fauna endémica, son animales que pueden ser
comercializados.
Foto 02
Falta
investigación, porque aún se desconoce cuántas variedades de tarántulas hay en
México.