06:00  hrs. 24 de junio de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-375

Ciudad Universitaria

Sergio Licea Durán 

Pie de foto al final del boletín

 

LAS MAREAS ROJAS SON CADA VEZ MÁS FRECUENTES

 

  • El índice de estos eventos se ha incrementado por el deterioro ambiental de las costas, dijo Sergio Licea Durán, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM
  • Este fenómeno es ocasionado por algunas especies de algas tóxicas que provocan la muerte de peces, crustáceos, aves e incluso el hombre
  • Provocan pérdidas económicas, trastornos a la salud y ocasionalmente decesos, como en las costas de Sinaloa, Guerrero, Oaxaca y Chiapas

 

Las mareas rojas son cada vez más frecuentes en México por el deterioro ambiental de las costas; el problema radica en la reproducción masiva de algunos microorganismos tóxicos que ocasionan la muerte de peces, crustáceos, aves e incluso el hombre, expuso el investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL), Sergio Licea Durán.

 

Los florecimientos algales nocivos (FAN, por sus siglas), mejor conocidos como “mareas rojas”, se caracterizan por el cambio en la coloración del agua, ocasionado por la presencia de cianobacterias, microalgas y ciliados.

 

Las toxinas son productos del metabolismo de algunas algas microscópicas que causan la mortalidad masiva de algunos organismos, sobre todo porque a veces prevalecen especies dañinas o tóxicas que pueden envenenar a diversos seres vivos.

 

Aunque es un fenómeno natural, también hay diversos factores ambientales que favorecen su proliferación, como aumento en la temperatura del mar, corrientes oceánicas, vientos, surgencias, ausencia de competencia, contaminación antropocéntrica y el agua de lastre de los buques.

 

El deterioro ambiental en las costas mexicanas se ha incrementado por el desarrollo de la acuicultura, el impulso turístico y la descarga de aguas residuales, provocando eutrofización (abundancia anormalmente alta de nutrientes) y desequilibrio en el ambiente marino. “Se ha encontrado una relación directa entre el desarrollo regional y el incremento en intensidad y duración de los FAN”, agregó el académico.

 

Los florecimientos algales nocivos son cada vez más frecuentes en México, producen efectos negativos en la salud de diversas poblaciones y generan mermas económicas derivadas de las vedas en la pesca e impacto turístico en las zonas afectadas.

 

Las toxinas producidas por estos microorganismos pueden acumularse en diferentes especies marinas como crustáceos, moluscos, peces, aves y mamíferos. Algunas variedades de microalgas son venenosas y hasta letales para el hombre, quien usualmente las ingiere al consumir peces o mariscos contaminados. Además, producen pérdidas millonarias por la muerte de animales acuáticos comerciales o de cultivo.

 

Los síndromes más conocidos son: “intoxicación paralizante por mariscos” (PSP), “intoxicación diarreica por mariscos” (DSP) y la “intoxicación neurotóxica por mariscos” (NSP). La ciguatera es una forma de envenenamiento causada por el consumo de peces e invertebrados marinos que han acumulado en sus tejidos cierta cantidad de toxinas producidas por seres microscópicos.

 

En el Pacífico mexicano, las especies de algas más dañinas para el humano pertenecen a las especies Gymnodinium catenatum, Pyrodinium bahamense var. compressa y Pseudos-nitzschia australis, P. pseudodelicatissima Cochlodinium polykrikoides. En el Golfo de México y el Caribe son la Karenia brevis, Pseudonitzschia multiseries  y Gambierdiscus toxicus.

 

Los FAN, además de provocar pérdidas económicas, son peligrosos porque ocasionan trastornos en la salud y en algunas ocasiones decesos, como ha ocurrido en Sinaloa, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

 

Los primeros registros en el país datan de hace dos siglos y se dieron en el Golfo de México. No fue sino hasta 1979 que se documentaron los primeros envenenamientos paralizantes en humanos por consumo de mariscos en el Golfo de California.

 

En el Pacífico mexicano, los reportes de mareas rojas datan de 1878; posteriormente, se registraron más casos en 1943, 1959, 1967, 1987 y 1991, y de 1993 a la fecha se presentan con mayor frecuencia. “Estos eventos son comunes todo el año en el Golfo de California”, agregó.

 

Análisis recientes indican que en esta zona los periodos anormalmente cálidos producen disminuciones drásticas en la abundancia de algunas especies como la Gymnodinium catenatum (causante de envenenamiento en humanos), mientras que las surgencias (presencia de periodos de enriquecimiento de las aguas superficiales) y bajas temperaturas favorecen estos eventos a lo largo de las costas del Pacífico mexicano.

 

En la bahía de Mazatlán, Sinaloa, se han registrado estos fenómenos en los últimos 25 años y con el paso del tiempo ha aumentado el número de especies tóxicas, así como la duración y frecuencia de sus florecimientos. Desde el año 2000, la permanencia de la marea roja por más de 30 días se ha vuelto frecuente.

 

En 1979, 1988 y 1994 se presentaron varias intoxicaciones por el consumo de ostiones y almejas, lo que ocasionó el envenenamiento paralítico en humanos por Gymnodinium catenatum.

 

La costa de Jalisco registró su primer florecimiento en mayo de 1981, con la proliferación de la Noctiluca scintillans, Ceratium sp. y Cochlodinium polykrikoides, que provocó la muerte masiva de peces en Bahía de Banderas.

 

En aquella ocasión, la mancha de color rojo-óxido alcanzó nueve kilómetros de extensión y alteró el funcionamiento de las agallas en peces.

 

En Michoacán, se han registrado 20 especies potencialmente tóxicas entre las que destacan Akashiwo sanguinea, Alexandrium catenella, Amylax triacantha, Ceratium furca, C. balechii, Dinophysis fortii y Gymnodinium catenatum.

 

En la bahía de Acapulco se registró un florecimiento con duración de 109 días en los meses de octubre-diciembre de 1995, con 193 intoxicados y tres decesos. Los daños económicos ascendieron a más de dos millones de pesos no sólo por la veda de mariscos, sino por la muerte masiva de peces y tortugas. Eventos más recientes han ocurrido en 2007 y 2008, en la época otoñal.

 

En las costas de Oaxaca, el primer fenómeno ocurrió en diciembre de 1989 y la especie responsable fue Pyrodinium bahamense var. compressa. Su presencia en las aguas marinas se tradujo en 99 personas intoxicadas y tres fallecimientos.

 

En Puerto Madero, Chiapas, se detectó la presencia de P. bahamense var. compressa, tanto del 9 noviembre de 1992 al 25 febrero de 1993, como de agosto de 2001 a febrero de 2002.

 

Especialistas del ICMyL y otras instituciones académicas determinaron que hubo un incremento de los FAN en los últimos años, por lo que cada día se hace necesario estudiar estos eventos de forma multidisciplinaria. Es necesario fortalecer una red de monitoreo que permita disminuir los riesgos en la salud pública y ambiental, así como mitigar los daños económicos en cada una de las regiones costeras del país, concluyó Licea Durán.

 

 

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Foto 01.

 

Además de impactar negativamente la economía de las comunidades costeras, las mareas rojas son una amenaza para la vida humana, explicó Sergio Licea Durán.