12:30  hrs. 20 de junio de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-367

Ciudad Universitaria

 

Pie de foto al final del boletín

 

 

IMPULSA LA UNAM USO DE MICORRIZAS PARA NUTRIR Y CONSERVAR LOS SUELOS

 

 

Para rehabilitar suelos erosionados por la sobreexplotación, sequía y contaminación, así como para mejorar los cultivos de especies tan variadas como frijoles, cebollas y orquídeas con métodos biológicos que sustituyen a los contaminantes fertilizantes químicos, en la UNAM se impulsa la utilización de las micorrizas, nódulos simbióticos que se forman entre la raíz de una planta y el micelio de un hongo.

 

Para abordar el amplio campo de investigación y las posibles aplicaciones de esta relación, María del Pilar Ortega Larrocea, investigadora del Instituto de Geología (IGl), organizó el Simposio Técnicas Selectas en el Estudio de Micorrizas, celebrado en coordinación con la Facultad de Ciencias (FC) en el auditorio Leonila Vázquez de esa entidad académica.

 

Las micorrizas son simbiosis benéficas donde la planta recibe del organismo fúngico nutrientes minerales y agua, mientras el hongo capta de la planta vitaminas e hidratos de carbono que no puede sintetizar por sí mismo.

Estas asociaciones se presentan espontáneamente entre muchas especies de plantas y hongos, y es tan frecuente que algunos cálculos señalan que hasta el 95 por ciento de las plantas superiores tienen micorrizas, muchas veces expresadas en los nódulos de sus raíces.

 

La idea de los edafólogos (expertos en suelos) de la UNAM es utilizar a las micorrizas de una forma más intensa, inoculándolas en cultivos como el frijol, la soya, la cebolla y las orquídeas para incrementar la nutrición biológica de esas especies.

 

“Esto permite mejorar la producción de granos y flores, así como las condiciones del suelo”, explicó en la conferencia inaugural el maestro en ciencias Sergio Palacios Mayorga, investigador del Departamento de Edafología del IGl y precursor en estudios de biología del suelo en esta casa de estudios.

 

“El uso de las micorrizas nos abre un campo enorme de aplicaciones para nutrir, restaurar y limpiar el suelo, pero aún nos falta mucho por saber a nivel básico”, señaló el investigador.

 

Microcosmos de laboratorio

El seminario, realizado en sedes alternas de Geología y la FC, celebró los cinco años de la puesta en marcha del Laboratorio Microcosmos Bioedáfico, encabezado por Ortega Larrocea, en el cual la investigadora y sus alumnos realizan estudios básicos sobre biología del suelo utilizando, por ejemplo, una pecera o un envase de leche para hacer un pequeño ecosistema donde la micorriza puede desarrollarse.

 

“En un recipiente modesto podemos propiciar un microcosmos para estudiar las micorrizas, la respiración microbiana y tener cámaras de cultivo controladas”, explicó Ortega, quien con los resultados de las diversas líneas de investigación que realiza su grupo de colaboradores, está formando una colección de hongos microrrízicos y plantas con las que se asocian.

 

La colección y los microcosmos permitirán a los investigadores cuantificar resultados, como aportaciones del hongo y la planta en cada caso, cantidad de nutrientes y eficiencia de las micorrizas en el cultivo final.

 

Entre las líneas de investigación que actualmente académicos y estudiantes de la UNAM realizan con las micorrizas, destacan la reintroducción de orquídeas en la Reserva del Pedregal de San Ángel (ubicado en Ciudad Universitaria), el tratamiento de suelo erosionado en Chamela, Jalisco, el uso de estas técnicas biológicas para retirar arsénicos de suelos agrícolas y el tratamiento de aguas negras en el Valle del Mezquital, en Hidalgo.

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Foto 01.

 

Las asociaciones entre vegetales y hongos se presentan espontáneamente, y es tan frecuente que se calcula que el 95 por ciento de las plantas superiores tienen micorrizas.

 

Foto 02

 

Edafólogos de la UNAM pretenden utilizar las micorrizas inoculándolas en cultivos como frijol, soya, cebolla y orquídeas para incrementar la nutrición biológica, señaló María del Pilar Ortega Larrocea, del IGl.