Boletín UNAM-DGCS-323
Ciudad
Universitaria
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boletín
IDENTIFICAN CIENTÍFICOS
DE MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS TRANSGENES EN EL 5 POR CIENTO DEL MAÍZ NACIONAL
En menos de un año, la presencia de transgenes en el maíz de Oaxaca no
sólo continúa en ese estado, sino que se ha extendido a Veracruz, Yucatán y
Guanajuato, documenta un estudio de científicos mexicanos y estadounidenses
difundido hoy en la revista “PLoS ONE”.
La contaminación con transgenes –que son genes o proteínas de un
organismo incorporados mediante la tecnología de ADN recombinante o
transgénesis al genoma de otro organismo, en este caso al maíz— está presente
en el 5 por ciento de los acervos de maíz a nivel nacional, en 13 por ciento de
los del sureste y en casi 3 por ciento de los acervos del centro-occidente del
país, revelan los principales resultados del estudio obtenidos tras más de 4
años de trabajo de campo, laboratorio y modelación matemática.
El estudio fue realizado por un grupo multidisciplinario de
científicos. Por parte de México participaron, como responsable y coordinadora
del estudio, Elena Álvarez Buylla y Alma Piñeyro Nelson, del Instituto de
Ecología (IE) de
Por parte de Estados Unidos participaron George A. Dyer (autor
principal del artículo) y Paul Gepts, de
“La presencia de transgenes en el maíz nacional avanza de manera ilegal
sin que exista por parte de las autoridades monitoreo, respeto a las leyes de
bioseguridad o medidas de control alguno para detener la contaminación del
grano nacional”, señaló Elena Álvarez Buylla, quien consideró que el país aún
está a tiempo de detener un mayor ingreso de transgenes al maíz nacional.
“En algunas zonas la presencia de transgenes es significativa, pero
todavía estamos a tiempo de controlar este ingreso si hay voluntad política del
gobierno, se aplica la regulación adecuada y participamos juntos, autoridades realmente
comprometidas con el interés público, científicos libres de conflicto de
intereses y las comunidades afectadas”, señaló Álvarez Buylla.
Aunque la investigación no abordó la presencia de proteínas
recombinantes en los campos de cultivo, sino en los acervos de maíz nativo de
los hogares considerados en una muestra significativa de los distintos tipos de
producción del grano que existen en el país, los científicos estiman que la
presencia de transgenes puede ser más extensa que en los acervos post-cosecha,
especialmente en los estados del norte del país, donde se ha reportado la
siembra de variedades transgénicas importadas de Estados Unidos.
“Los granos importados de Estados Unidos son una fuente de transgenes.
Actualmente su presencia en la semilla importada seguramente es mucho mayor que
en 2002, cuando se hizo otro estudio”, agregó.
El análisis concluye que, contrario a lo que se ha sugerido, el manejo
de intercambio de semillas por parte de los campesinos mexicanos –que es
indispensable para el mantenimiento de la diversidad genética del maíz—no es la
única vía para la transmisión de proteínas recombinantes.
“Es posible que los transgenes se hayan distribuido a través de
compañías semilleras privadas y de programas gubernamentales como el Kilo por
Kilo, que entre 1996 y 2001 formó parte de
Una evaluación del programa Kilo por Kilo realizada por
“Hasta ahora no existe un protocolo para asegurar que la semilla
mejorada que se comercializa en el territorio nacional está libre de
transgenes. Por ello son relevantes los reportes de qué híbridos comerciales
pueden estar contaminados con transgenes”, señaló la investigadora.
Esto es urgente, dijo, porque se han producido y probado a campo
abierto en Estados Unidos, decenas de líneas de maíz transgénico que expresan
químicos no comestibles como anticoagulantes, pero para estas líneas no es
posible hacer pruebas porque la identidad de los transgenes implicados no es
accesible al público por ser secreto industrial.
Dado que las compañías no han sido capaces de asegurar la segregación
del maíz transgénico del no transgénico en aquel país, existe el riesgo de que
entre los acervos genéticamente modificados se hayan también mezclado los de
líneas que producen dichos químicos no comestibles.
A partir de los resultados de este nuevo estudio, insistió, resulta
urgente que el Gobierno haga un escrutinio cuidadoso de los acervos de maíz que
entran al país por distintas vías
Encuestas y análisis de proteínas
Para su estudio, los científicos utilizaron como marcadores a dos
proteínas recombinantes presentes en el maíz alterado genéticamente.
Una cantidad considerable de muestras del grano fueron sometidas a
análisis con
“Estos estudios se complementaron con encuestas realizadas entre las
comunidades, para saber de dónde obtenían el maíz, qué tipo de intercambio
realizan y hacia qué regiones del país”, señaló Alma Piñeyro, colaboradora del
estudio.
La investigadora aclaró que los campesinos no cuentan con herramientas
diagnósticas para identificar maíz con transgenes, los cuales no se pueden
distinguir a simple vista.
“Algunas empresas extranjeras que producen los transgénicos venden las
pruebas diagnósticas para identificar las proteínas, así que ellas hacen
negocio siempre que haya transgenes en el maíz”, señaló.
Álvarez Buylla y Piñeyro coincidieron en que urge una acción de
gobierno para prever y prevenir la difusión de transgenes en los acervos de
maíz en México.
“También es fundamental coordinar a los grupos de científicos que están
preparados para hacer los estudios
pertinentes con rigor y eficacia, y sin conflicto de intereses para que se garantice
la bioseguridad y se conserve el maíz mexicano libre de contaminación con
transgenes”, advirtió Álvarez Buylla.
Los resultados del artículo completo están disponibles sin costo en la
revista electrónica “PLoS ONE”, una edición en línea creada por
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Foto 01
Elena
Álvarez-Buylla señaló que la contaminación transgénica de los granos nacionales
aumenta cada día, y las autoridades no hacen nada para contenerla.
Foto 02.
El maíz importado
de Estados Unidos es una amenaza para las variedades endémicas de México.