06:00  hrs. 29 de mayo de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-323

Ciudad Universitaria

 

 

 

Elena Álvarez-Buylla

Pie de foto al final del boletín

 

IDENTIFICAN CIENTÍFICOS DE MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS TRANSGENES EN EL 5 POR CIENTO DEL MAÍZ NACIONAL

 

 

En menos de un año, la presencia de transgenes en el maíz de Oaxaca no sólo continúa en ese estado, sino que se ha extendido a Veracruz, Yucatán y Guanajuato, documenta un estudio de científicos mexicanos y estadounidenses difundido hoy en la revista “PLoS ONE”.

 

La contaminación con transgenes –que son genes o proteínas de un organismo incorporados mediante la tecnología de ADN recombinante o transgénesis al genoma de otro organismo, en este caso al maíz— está presente en el 5 por ciento de los acervos de maíz a nivel nacional, en 13 por ciento de los del sureste y en casi 3 por ciento de los acervos del centro-occidente del país, revelan los principales resultados del estudio obtenidos tras más de 4 años de trabajo de campo, laboratorio y modelación matemática.

 

El estudio fue realizado por un grupo multidisciplinario de científicos. Por parte de México participaron, como responsable y coordinadora del estudio, Elena Álvarez Buylla y Alma Piñeyro Nelson, del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM; José Antonio Serratos Hernández, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México; Hugo R. Perales, de El Colegio de la Frontera Sur; Ángeles Chávez y Antonio Yúñez Naude, de El Colegio de México; y Noé Salinas Arreortua, de la Universidad Autónoma Metropolitana.

 

Por parte de Estados Unidos participaron George A. Dyer (autor principal del artículo) y Paul Gepts, de la Universidad de California en Davis; así como J. Edward Taylor, de la Fundación Giannini de Economía Agrícola.

 

“La presencia de transgenes en el maíz nacional avanza de manera ilegal sin que exista por parte de las autoridades monitoreo, respeto a las leyes de bioseguridad o medidas de control alguno para detener la contaminación del grano nacional”, señaló Elena Álvarez Buylla, quien consideró que el país aún está a tiempo de detener un mayor ingreso de transgenes al maíz nacional.

 

“En algunas zonas la presencia de transgenes es significativa, pero todavía estamos a tiempo de controlar este ingreso si hay voluntad política del gobierno, se aplica la regulación adecuada y participamos juntos, autoridades realmente comprometidas con el interés público, científicos libres de conflicto de intereses y las comunidades afectadas”, señaló Álvarez Buylla. 

 

Aunque la investigación no abordó la presencia de proteínas recombinantes en los campos de cultivo, sino en los acervos de maíz nativo de los hogares considerados en una muestra significativa de los distintos tipos de producción del grano que existen en el país, los científicos estiman que la presencia de transgenes puede ser más extensa que en los acervos post-cosecha, especialmente en los estados del norte del país, donde se ha reportado la siembra de variedades transgénicas importadas de Estados Unidos.

 

“Los granos importados de Estados Unidos son una fuente de transgenes. Actualmente su presencia en la semilla importada seguramente es mucho mayor que en 2002, cuando se hizo otro estudio”, agregó.

 

El análisis concluye que, contrario a lo que se ha sugerido, el manejo de intercambio de semillas por parte de los campesinos mexicanos –que es indispensable para el mantenimiento de la diversidad genética del maíz—no es la única vía para la transmisión de proteínas recombinantes.

 

“Es posible que los transgenes se hayan distribuido a través de compañías semilleras privadas y de programas gubernamentales como el Kilo por Kilo, que entre 1996 y 2001 formó parte de la Alianza para el Campo de la SAGARPA”, detalló Álvarez Buylla.

 

Una evaluación del programa Kilo por Kilo realizada por la FAO y la propia SAGARPA sugiere que el programa difundió semilla de dudosa calidad y procedencia una vez que los estándares sanitarios establecidos en la normatividad del programa no fueron cumplidos.

 

“Hasta ahora no existe un protocolo para asegurar que la semilla mejorada que se comercializa en el territorio nacional está libre de transgenes. Por ello son relevantes los reportes de qué híbridos comerciales pueden estar contaminados con transgenes”, señaló la investigadora.

 

Esto es urgente, dijo, porque se han producido y probado a campo abierto en Estados Unidos, decenas de líneas de maíz transgénico que expresan químicos no comestibles como anticoagulantes, pero para estas líneas no es posible hacer pruebas porque la identidad de los transgenes implicados no es accesible al público por ser secreto industrial.

 

Dado que las compañías no han sido capaces de asegurar la segregación del maíz transgénico del no transgénico en aquel país, existe el riesgo de que entre los acervos genéticamente modificados se hayan también mezclado los de líneas que producen dichos químicos no comestibles.

 

A partir de los resultados de este nuevo estudio, insistió, resulta urgente que el Gobierno haga un escrutinio cuidadoso de los acervos de maíz que entran al país por distintas vías

 

Encuestas y análisis de proteínas

Para su estudio, los científicos utilizaron como marcadores a dos proteínas recombinantes presentes en el maíz alterado genéticamente.

 

Una cantidad considerable de muestras del grano fueron sometidas a análisis con la prueba ELISA, para identificar a las dos proteínas recombinantes, que están presentes en la mayoría de las plantaciones de maíz transgénico de Estados Unidos.

 

“Estos estudios se complementaron con encuestas realizadas entre las comunidades, para saber de dónde obtenían el maíz, qué tipo de intercambio realizan y hacia qué regiones del país”, señaló Alma Piñeyro, colaboradora del estudio.

 

La investigadora aclaró que los campesinos no cuentan con herramientas diagnósticas para identificar maíz con transgenes, los cuales no se pueden distinguir a simple vista.

 

“Algunas empresas extranjeras que producen los transgénicos venden las pruebas diagnósticas para identificar las proteínas, así que ellas hacen negocio siempre que haya transgenes en el maíz”, señaló.

 

Álvarez Buylla y Piñeyro coincidieron en que urge una acción de gobierno para prever y prevenir la difusión de transgenes en los acervos de maíz en México.

 

“También es fundamental coordinar a los grupos de científicos que están preparados para  hacer los estudios pertinentes con rigor y eficacia, y sin conflicto de intereses para que se garantice la bioseguridad y se conserve el maíz mexicano libre de contaminación con transgenes”, advirtió Álvarez Buylla.

 

Los resultados del artículo completo están disponibles sin costo en la revista electrónica “PLoS ONE”, una edición en línea creada por la Public Library of Science (PLoS) de Estados Unidos que tiene  un alto impacto en la comunidad científica. Su sitio es: http://www.plosone.org).

 

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Foto 01

Elena Álvarez-Buylla señaló que la contaminación transgénica de los granos nacionales aumenta cada día, y las autoridades no hacen nada para contenerla.

 

Foto 02.

El maíz importado de Estados Unidos es una amenaza para las variedades endémicas de México.