06:00  hrs. 28 de Abril de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-250

Ciudad Universitaria

Ricardo Reyes Chilpa

Pie de foto al final del boletín

 

NECESARIO, UN PROGRAMA NACIONAL DE INVESTIGACIÓN EN PLANTAS MEDICINALES

 

·        La biodiversidad y el conocimiento tradicional pueden ser aprovechados en el desarrollo de fitofármacos, indicó Ricardo Reyes Chilpa, del Instituto de Química de la UNAM

  • Hay 250 mil especies superiores y se han aislado 135 mil metabolitos secundarios, base para la aplicación vegetal en el campo de la salud

 

México necesita un programa nacional de investigación en plantas medicinales, que sería fuente inmediata de medicamentos en las comunidades, afirmó Ricardo Reyes Chilpa, investigador del Instituto de Química de la UNAM.

 

A pesar de que en la actualidad los productos naturales se usan como prototipos o “musas inspiradoras” para la síntesis y semisíntesis industrial de sustancias benéficas para la salud, en el país hay una vasta biodiversidad y un amplio conocimiento tradicional como para desarrollar fitofármacos y usar de manera eficaz y segura estos organismos.

 

Naciones en vías de desarrollo con alta variedad de flora como México, no sólo requieren normas legales para proteger sus recursos, sino programas de Estado, regionales o universitarios de investigación que aprovechen su potencial científico y tecnológico, y contribuyan a la solución de necesidades sociales, apuntó.

 

 

En la conferencia Biodiversidad y medicina: fármacos, fitofármacos y plantas medicinales, el experto señaló que el aprovechamiento de la naturaleza con fines medicinales es una práctica común en el México moderno. Parte de la comunidad científica se ha interesado por el tema, publica artículos en revistas internacionales y realiza labores de capacitación y divulgación.

 

En el mercado, además de preparaciones tradicionales, se hallan otras de procedencia artesanal y fitofármacos importados. En el periodo 2007-2008, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios registró 563 medicamentos alopáticos y sólo cuatro herbolarios, además de tres remedios vegetales.

 

En México existen entre 25 mil y 30 mil especies superiores, es decir, de 10 a 12 por ciento de la flora mundial, mencionó Reyes Chilpa en el auditorio del Jardín Botánico del Instituto de Biología de esta casa de estudios.

 

El experto señaló que el país ha acumulado un abundante conocimiento sobre plantas medicinales (se calcula que son alrededor de tres mil), especialmente entre grupos campesinos y étnicos; existe una tradición histórica documentada que data del siglo XVI.

 

La investigación también es antigua e inició con el Instituto Médico Nacional, que funcionó en el siglo XIX y fue el primer centro dedicado al estudio de las plantas medicinales. Hoy, esta labor continúa en diferentes entidades y en todas las áreas, desde la etnobotánica hasta (recientemente) la clínica, refirió Reyes Chilpa.

 

El científico mencionó que la diversidad biológica está asociada a la variedad química. Se sabe que hay 250 mil especies superiores y se han aislado 135 mil productos naturales o metabolitos secundarios que son la base para el aprovechamiento medicinal de los vegetales.

 

Las plantas pueden usarse sin procesar o como fármacos, es decir, como agentes químicos útiles en la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades humanas, mediante la destilación de un compuesto activo (un ejemplo es el Taxol, que se obtiene de la corteza de árboles del género Taxus y se usa como anticancerígeno).

 

Además, estos organismos también son apropiados para elaborar fitofármacos, es decir, extractos estandarizados química y farmacológicamente de plantas útiles terapéuticamente, como el Ginkgo biloba.

 

El también miembro del Sistema Nacional de Investigadores, mencionó que la fitomedicina ha tenido gran éxito en Europa, y se calcula que este mercado representa entre seis mil y ocho mil millones de dólares (entre 89 mil millones y 120 mil millones de pesos).

 

La biodiversidad ha favorecido el descubrimiento y creación de nuevas medicinas. Según un análisis, de l983 a l994, el total de fármacos basados directa o indirectamente en productos naturales y registrados por la Food and Drug Administration de Estados Unidos, ascendió a 39 por ciento; en categorías como la de antibacterianos subió a 78 por ciento, y en la de anticancerígenos, a 61 por ciento. Esto se debe en buena parte a la existencia de programas de investigación públicos, como el del National Cancer Institute.

 

El potencial de estos medicamentos es prometedor, sobre todo si se considera que apenas se ha examinado el 10 por ciento de las plantas superiores con relación a afecciones como el cáncer, y que 40 por ciento de las estructuras moleculares no han sido reproducidas por métodos sintéticos.

 

Sin embargo, en los últimos 15 años, las grandes compañías han dejado de considerar a los vegetales como un elemento esencial para desarrollar sustancias para el tratamiento de enfermedades; “poseen colecciones de compuestos que, además, se pueden construir mediante química combinatoria y otros métodos, como el diseño racional de fármacos, es decir, prefieren la diversidad sintética”.

 

De los mil 31 fármacos aprobados en EU de 1981 a 2002, sólo cinco por ciento son realmente compuestos naturales, 23 por ciento son semisintéticos y 24 por ciento son sintéticos inspirados total o parcialmente en un producto natural.

 

De los 23 fármacos basados en una sustancia natural que fueron admitidos de 2000 a 2005, cuatro fueron derivados o semisintetizados y sólo uno fue manufacturado a partir de la sustancia natural de una planta, la Galanthus nivalis (base de la Galantamina, útil contra el Alzheimer). Las cifras muestran el declive de las sustancias naturales como prototipos de nuevos fármacos.

 

Por otra parte, la inversión en investigación y desarrollo de esa industria se incrementa, pero disminuye el número de nuevos medicamentos de todo tipo.

 

Por ejemplo, en 2001 se descubrieron 15 nuevos fármacos, cuyo costo fue de 36 mil millones de dólares (536 mil 200 millones de pesos), es decir, dos mil 400 millones de dólares (35 mil 743 millones de pesos) cada uno. Pero no sólo cuesta mucho la investigación, sino que el tiempo para desarrollar un fármaco es largo, en promedio, de 14.2 años para llegar finalmente a los pacientes.

 

Otros factores que influyen en la falta de interés de las trasnacionales por las sustancias naturales, es la existencia de los derechos nacionales sobre la biodiversidad, a partir de la Convención sobre Diversidad Biológica, celebrada en Río de Janeiro en 1991, así como por las controversias legales y en los medios de comunicación sobre bioprospección, patentes que amparan el uso de sustancias naturales y la llamada biopiratería.

 

Una experiencia interesante para México fue el Programa de Investigación sobre Plantas Medicinales de Brasil, que convocó  a entidades y universidades públicas desde 1982, concentró la investigación en 65 plantas seleccionadas y permitió el desarrollo y manufactura de algunos fitofármacos (esto con apenas una inversión de 7.7 millones de dólares), antes de ser clausurado en 1997.

 

Por último, Ricardo Reyes Chilpa refirió que las ventas farmacéuticas globales en 2003 ascendieron a 491 mil 800 millones de dólares (7.3 billones de pesos), pero sólo ocho por ciento correspondió a medicamentos derivados de plantas.

 

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F03 (Portal)

El conocimiento ancestral mexicano del uso de hierbas medicinales puede ser aprovechado para la elaboración de fármacos.

 

F11:

Es indispensable la investigación en este campo porque apenas se ha examinado el 10 por ciento de las plantas superiores en relación a su efecto en afecciones biológicas como el cáncer.

 

F14:

Ricardo Reyes Chilpa refirió que la comunidad científica se interesa cada vez más en el uso de vegetales con fines terapéuticos.