13:00 hrs. 13 de abril de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-215

Ciudad Universitaria

 

Pie de foto al final del boletín

 

ABRE EL ADN NUEVOS HORIZONTES  PARA LA NANOTECNOLOGÍA

 

 

La clave para construir objetos nanométricos (del orden de una milmillonésima parte de un metro) cada vez más complejos es disponer de un “pegamento” que mantenga unidas a estas diminutas partículas entre sí, y este adhesivo podría ser el ADN, explicó el profesor George C. Schatz, de la Universidad Northwestern, quien visitó el Instituto de Física de la UNAM para impartir la conferencia Nanoparticles, DNA and Theory.

 

Este método, aún incipiente, sería la puerta para ulteriores avances en terapia medicinal, diagnósticos, diseño de biosensores cada más precisos, recursos ópticos y auxiliares en procesos de catálisis, por dar sólo algunos ejemplos, agregó el también editor en jefe del Journal of Physical Chemistry C.

 

Aunque en estado germinal, ya se han dado pasos sólidos para desarrollar este tipo de tecnología. Y es que, como apuntó Schatz, para construir y ensamblar cualquier ingenio se precisa que cada una de sus partes tenga una dimensión específica, tarea que se complica cuando la labor se realiza a escalas que están por debajo de lo microscópico.

 

Un hallazgo que vale oro

“Aunque el auge de la nanociencia es relativamente reciente, el primer nanomaterial creado intencionalmente es de antigua data: 1856. Se trata del oro coloidal y fue generado por Michael Faraday” al reducir el cloruro de oro con fósforo.

 

Ya en el siglo XIX, el padre del electromagnetismo había descubierto que el típico color rojo de esta suspensión se debía a pequeñísimas partículas no solubles dispersas en líquido. Hoy, esa propiedad sirve para elaborar sustancias útiles en el tratamiento de enfermedades, aunque en ese entonces sólo era empleado para dar color bermejo a los vitrales de las iglesias.

 

“La tonalidad del oro coloidal se debe al tamaño de las moléculas que contiene; cuando éstas son agrandadas o achicadas se induce una modificación de matices que van del bermellón al azul”, refirió el catedrático estadounidense.

 

A partir de este principio, con tan sólo analizar la coloración del coloide los investigadores pudieron calcular las dimensiones de las partículas disueltas en el agua. Pero para armar un objeto nanométrico no sólo basta con producir materia prima del tamaño justo, también cada componente debe tener la forma adecuada.

 

En los últimos años, los investigadores de la Universidad Northwestern descubrieron cómo crear nanoprismas, tanto de oro como de plata, que además de dar testimonio de su tamaño a través de su tonalidad, cuentan con una característica novedosa: son triangulares o, como relató el prestigioso portal EurekAlert!, “se asemejan a un pequeño Dorito”.

 

Esto representa un gran avance porque, hasta hace mucho, sólo era posible darle a estos conjuntos moleculares formas esféricas o de vara. El reto a futuro será ensamblar piezas nanométricas diseñadas especialmente para integrar estructuras mucho más complejas.

 

ADN, “lazos que unen”

 

“Desde hace tiempo se buscaba un ‘cemento’ que mantuviera unidas a estas moléculas; de lograrlo, los científicos dispondrían de ‘ladrillos’ para construir diversos recursos. La clave parece estar en el ácido desoxirribonucleico, porque a partir de él se pueden generar ‘sogas’ de ADN”, indicó Schatz.

 

Hace más de una década, se conoce que los oligonucleótidos (secuencias cortas de ADN) pueden formar ligas con las nanopartículas de oro, aunque hasta ahora los científicos no han profundizado en esta particularidad.

 

“Como el oro tiene una química amigable”, es decir, se trata de uno de los elementos más estables que se conocen, es el más empleado en los experimentos nanométricos, pero a futuro, la meta es echar mano de otros materiales.

 

Apenas se están explorando las posibilidades del ácido desoxirribonucleico en este campo, pero lo que sí se sabe es que, al igual que con los seres vivos, este polímero de nucleótidos, al adherirse a las nanopartículas, determina su apariencia y conducta. De hecho, al referirse a este procedimiento, EurekAlert! señaló: “El ADN es al mismo tiempo plano de obras, arquitecto y albañil a la hora de crear nuevas estructuras”.

 

“Basta modificar la cadena de adenina, timina, guanina y citosina para tener un constructo totalmente diferente a partir de un mismo tipo de partículas”, agregó Schatz, quien añadió que ya se han construido cuerpos tridimensionales de moléculas áureas a partir de este hallazgo.

 

El camino aún es largo, y aún se deben solucionar asuntos críticos, como el que las ‘sogas’ de ADN se rompan fácilmente cuando la temperatura se eleva, acotó el profesor del Departamento de Química de la Universidad Northwestern; sin embargo, este tipo de proyectos hacen que el futuro sea prometedor para la nanotecnología, una rama del conocimiento minúscula en cuanto a su objeto de estudio, pero mayúscula por sus aportes.

 

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Foto 1

El ADN mantiene unidas a las nanopartículas y es capaz de formar agrupaciones complejas.

 

Foto 2 .

El profesor George C. Schatz aseguró que el desarrollo de esta tecnología será especialmente útil en el tratamiento de enfermedades como el cáncer.