12:30 hrs. 9 de abril de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-206

Ciudad Universitaria

 

Monserrat González Montaño 

Pie de foto al final del boletín

 

INDIVIDUALISTA Y FRAGMENTADA, LA RELACIÓN DE LA SOCIEDAD CON EL ECOSISTEMA DEL DF

 

 

La crisis ambiental en el Distrito Federal se ha agravado porque predomina una cultura que fragmenta a la ciudadanía, la vuelve individualista y la obsesiona con su supervivencia; la relación sociedad-naturaleza cada vez es más compleja, refirió Monserrat González Montaño, investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.

 

Al hablar de alteración del entorno y las estrategias para enfrentarla, la profesora universitaria reconoció que el crecimiento incontrolado de la mancha urbana hacia municipios del Estado de México, Morelos e Hidalgo ha provocado el deterioro de los suelos de conservación y, con ello, la pérdida de los servicios ambientales que estas áreas ofrecen a la Ciudad de México.

 

Según la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección del Ambiente, y la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, del total de su superficie, el Distrito Federal tiene un porcentaje de 60 por ciento de suelo de conservación y el 40 por ciento restante, corresponde a zonas urbanas. Además, cuenta con 17 áreas naturales protegidas (ANP), nueve de competencia federal y ocho de dominio local, informó González Montaño.

La especialista señaló que es necesario crear conciencia sobre la importancia de estos ecosistemas, tanto para la preservación de la flora y la fauna que ahí interactúan, como por las diferentes funciones y servicios ambientales (recarga de mantos acuíferos, pulmón de oxígeno, belleza escénica y recreación, entre otros) que ofrecen a los capitalinos.

 

El cuidado de los recursos naturales, así como de los saberes y prácticas culturales locales, sólo es posible con responsabilidad ambiental, colaboración comunitaria, investigación participativa de la gestión y educación ecológica, pero en estos procesos la ciudadanía se involucra poco.

 

En general, agregó, la comunidad no se apropia de parques, bosques y calles o establece criterios para cuidar el agua, pese a que el líquido potable tiene un costo y su embotellamiento significa la privatización de un recurso común.

 

La trabajadora social advirtió que, de no avanzar en el desarrollo sustentable, el impacto “va a ser grave porque, entre las repercusiones del cambio climático global, en la zona metropolitana se registra ya un aumento en la temperatura, contaminación atmosférica, pérdida de servicios ambientales y daños a la salud”.

 

Es importante apoyar a las organizaciones comunitarias para que trabajen articuladamente con los gobiernos locales a nivel estatal e inviten al sector privado a que cumpla la norma y apoye iniciativas de trabajo en cuestiones socio-ambientales.

 

La experta comentó que, aunque se dispone de una buena legislación, se debe revisar y hallar un balance entre la Ley Ambiental del DF y la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, a nivel federal.

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Foto 01.

 

Se precisa crear conciencia sobre la importancia de los ecosistemas, tanto para la conservación de flora y fauna como por sus funciones sociales y servicios ambientales, señaló Monserrat González Montaño.