06:00 hrs. 8 de abril de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-204

Ciudad Universitaria

 

 Felipe Amezcua Martínez

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EN CUARESMA, SE VENDE TIBURÓN POR BACALAO

 

 

 

En la época de cuaresma o navideña se suele vender tiburón como bacalao; este pez, inexiste en México, y sobreexplotado en otros países, ha provocado que su costo sea muy alto. El investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM, Felipe Amezcua Martínez, explicó que al secar la carne de ambas especies con sal, se obtiene una consistencia similar.

 

En el país se permite distribuir la carne del escuálido, pero los comerciantes deberían especificar el producto que están ofreciendo, dijo el especialista de la Unidad Académica Mazatlán.

 

En la nación se suelen cazar 15 especies de tiburón, como el cornudo (Heterodontus sp), martillo (Sphyrna ssp), toro (Carcharhinus leucas), sedoso (Carcharhinus falciformis), entre otras: Sin embargo, se considera que los ejemplares del blanco (Carcharodon carcharias), sierra (Pristis sp) y ballena (Rhincodon typus), están en riesgo de desaparecer, añadió.

 

Según cifras de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (2006), el total de pesca de escualo fue de 16 millones 196 mil 103 toneladas. Los principales estados de captura fueron Sinaloa (tres millones 964 mil 832), Chiapas (dos millones 719 mil 140), Baja California Norte (dos millones 34 mil 185), Sonora (un millón 610 mil 769) y Veracruz (un millón 138 mil 740), entre otros.

 

Los ejemplares son cazados para consumo humano de manera local, pero la mayoría se envían al Distrito Federal y a Guadalajara. Las aletas se secan y se exportan a países orientales como China y Japón, añadió.

 

La captura de tiburón altera los ecosistemas al modificar la cadena alimenticia, porque éstos son los predadores tope. Con su pesca se altera ese proceso y su disminución deriva en la proliferación de otras especies que, a su vez, afectan los siguientes niveles de la cadena alimenticia.

 

Además, su madurez sexual es lenta, producen poca descendencia y pueden tardar varios años en alcanzar la talla comercial, es decir, la mínima permitida para no impactar su población.

 

Usualmente, los pescadores aprovechan la “corrida del tiburón” o eventos migratorios para capturar grandes cantidades y esa situación también merma la población. Regularmente en ese periodo están en etapa reproductiva y cuando se atrapa a la hembra preñada, también se acaba con su descendencia, señaló.

 

Otros factores perjudiciales son las redes que aprisionan a escualos, tortugas, delfines o lobos marinos y provocan su muerte. A ello se agregan los desechos de latas, botellas u objetos de plástico que son arrojados al mar e ingeridos por los peces.

 

También son afectados por la contaminación por metales pesados. Investigadores de la UNAM han comprobado que especies como el atún, el pez vela y probablemente el tiburón, almacenan gran cantidad de mercurio y arsénico en el músculo, indicó.

 

Ello también perjudica a los humanos, que al ingerir el producto contaminado podrían sufrir alteraciones, sobre todo en la etapa fetal, si el consumidor es una madre embarazada.

 

Para evitar la merma y la posible extinción deben establecerse delimitaciones en zonas de pesca, pero “el problema es que no hay suficientes elementos para vigilar todos los litorales”, acotó.

 

A nivel mundial, la sobreexplotación de la mayoría de los recursos pesqueros es un problema grave. A finales de la década de los 90, en países del norte de Europa hubo un colapso de pesquerías y ya no había producción de bacalao y lo mismo ha pasado con otras especies, concluyó.

 

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