11:00 hrs. 3 de abril de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-195

Ciudad Universitaria

 

Pie de foto al final del boletín

 

LAS BACTERIAS METILOTROFAS  PERMITIERON LA EVOLUCIÓN

 

 

Las bacterias metilotrofas hicieron que el ambiente fuera apto para la vida como la conocemos en la actualidad. Al usar metano, aldehídos y alcoholes como fuente de carbono y energía, estos organismos filtraron los compuestos tóxicos de la atmósfera y permitieron el desarrollo de cianobacterias y algas, seres fotosintéticos que elevaron los niveles de oxígeno en el aire y crearon las condiciones propicias para la respiración aerobia.

 

Al absorber los compuestos tóxicos del entorno, limitaron el ingreso de rayos ultravioletas, que en grandes concentraciones rompen el ADN de los organismos. Este evento, que tuvo lugar hace dos mil 780 millones de años (era Proterozoica, periodo Precámbrico), permitió la evolución de la vida y “generó la biodiversidad”, destacó la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, Irma Rosas Pérez.

 

Hoy, las metilotrofas (que son tanto anaerobias como aerobias) viven en el agua, suelo y sedimento, y se dedican a consumir compuestos de lenta degradación en la biomasa bacteriana que, a su vez, es  alimento de otros organismos.

 

“Protegen al entorno tanto de los productos de la anaerobiosis como del metabolismo secundario de las plantas”, expuso.

 

Las metilotrofas, junto con el ozono, hicieron que el aire fuera menos tóxico. Así, los organismos se reprodujeron y el planeta evolucionó.

 

En un principio, la atmósfera terrestre era “reductora”, es decir, no tenía oxígeno, sólo gases generados a partir del desdoblamiento de elementos básicos; en estas condiciones se reprodujeron los procariontes, seres microscópicos sin membrana nuclear.

 

Para adaptarse a su entorno, las bacterias modificaban sus características de forma constante hasta que desarrollaron la fotosíntesis, proceso crucial que cambió el rostro de la Tierra. Al usar la energía solar para sintetizar biomoléculas, estos organismos arrojaron grandes cantidades de oxígeno a la atmósfera, que dejó de ser reductora y favoreció la diversificación de los seres.

 

“Eso significó un gran paso, pues empezaron a generarse seres  aerobios (que necesitan oxígeno) con metabolismos más eficientes”, enfatizó Irma Rosas.

 

Los nuevos organismos tenían mayores niveles de adenosín trifosfato, que permitieron la aparición de los protistas (algas), seres que superaron la escala microscópica.

 

Posteriormente, con la aparición de los organismos multicelulares (células con membrana nuclear), surgieron las plantas, hongos y animales.

 

“Si nunca hubieran existido los organismos fotoautótrofos, sólo habría mundo microscópico y no se hubiera dado la evolución ni la diversidad. Los organismos fotosintéticos, el CO2, el agua, la radiación solar, los nutrientes y la temperatura, produjeron oxígeno e hicieron posible el ciclo de carbono, la biomasa, la respiración, la fermentación y la combustión”.

 

Por último, la académica comentó que en la actualidad, a pesar de que aún existen bacterias metilotrofas que regulan los productos de la anaerobiosis, su capacidad para limpiar el entorno queda sobrepasada por la contaminación orgánica y la suciedad de las industrias.

 

—o0o—

 

Foto 1.

Irma Rosas Pérez explicó que las bacterias metilotrofas limpiaron el ambiente de componentes tóxicos y posibilitaron que otros organismos se desarrollaran y diversificaran.