06:00 hrs. 1 de abril de 2009

  

Boletín UNAM-DGCS-190

Ciudad Universitaria

 

Pie de foto al final del boletín

 

 

 

INDAGAN EN EL POLVO INTERESTELAR LA FORMACIÓN DE PLANETAS

 

 

El polvo interestelar es la “materia prima” que forma a los planetas y  su detección indirecta con telescopios y radiotelescopios es fundamental para entender de qué están hechos y cómo nacen, viven y mueren esos objetos celestes, afirmó el astrónomo Alan Morgan Watson, del Centro de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM.

 

En la videoconferencia La materia prima de los planetas, impartida en la telaula del museo Universum, el científico explicó a alumnos presenciales de una secundaria pública del Distrito Federal, y vía remota a estudiantes de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán y de la Universidad de Celaya, que estas partículas de baja densidad ocupan todo el cosmos y el Sistema Solar.

 

El universo está formado en un 70 por ciento de hidrógeno y un 28 por ciento de helio; el porcentaje restante consta de elementos pesados como  carbono, oxígeno, nitrógeno, hierro y silicio.

 

De ese dos por ciento, la mitad es polvo interestelar, constituido de granos sólidos de una micra (unidad que equivale a la milésima parte de un milímetro).

 

“El polvo interestelar es mucho más pequeño que el polvo de la Tierra, más bien parece humo, pero para la astronomía su ventaja es que absorbe la luz de forma eficiente, fenómeno que ayuda a captar los componentes planetarios con telescopio”, señaló el investigador universitario.

 

Estas partículas, al agruparse, aumentan de volumen y forman discos alrededor de las estrellas jóvenes, que producen granos que orbitan y chocan entre sí, agregó.

 

Algunas veces se forman cúmulos más grandes que crecen progresivamente hasta formar ‘planetesimales’ y asteroides del orden de un kilómetro que colisionan para formar planetas, con estructuras que pueden ir de uno a 10 mil kilómetros.

 

“El polvo absorbe la luz de forma eficiente (más que el gas que ocupa la mayoría del universo) y es un ingrediente importante para estudiar la formación de planetas porque tiene propiedades ópticas detectables por telescopios infrarrojos”, apuntó el investigador.

 

El objeto HH30: origen de un planeta

 

Ayudado por el telescopio espacial Hubble de la NASA, Watson estudia el objeto celeste Herbig-Haro 30 (HH30), una nebulosa de vida corta asociada a la formación de estrellas, ubicada en la Constelación del Toro, a 500 años luz de la Tierra.

 

“El HH30 —que estudio en la UNAM desde 1994— es la región de formación estelar más cercana a la Tierra. Fue descubierto por los astrónomos George Herbig y el mexicano Guillermo Haro, y luego de observarlo con diversos telescopios en México y otros países, sospecho que en él se observan las primeras etapas de formación de un planeta”, afirmó.   

 

En su investigación, Alan Morgan Watson compara los datos de la astronomía observacional  con modelos de computadora con los que reconstruye la formación planetaria.

 

“Aún no se halla un lugar como la Tierra (habitable por estar en un rango de temperaturas que van del cero a los 100 grados Celsius), pero entre los más de 200 exoplanetas descubiertos hay algunos que están en este rango y podrían albergar vida si tienen agua líquida”, concluyó.

 

 

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El astrónomo Alan Morgan Watson explicó que el polvo interestelar absorbe la luz de forma eficiente, fenómeno que hace que los componentes planetarios sean visibles a través de un telescopio.